Francisco Ruiz: “La expulsión de los jesuitas fue una injusticia”

Entrevista con el provincial de España, en el bicentenario de la restauración de la Compañía de Jesús

Francisco José Ruiz Pérez, provincial de los jesuitas en España

JOSÉ LORENZO | El 22 de mayo de 2015, la Compañía de Jesús conmemora el bicentenario de su restauración en España. Aquel día de 1815, un mermado y achacoso grupo de 127 ancianos regresaba a nuestro país, de donde más de 2.600 hijos de san Ignacio de Loyola habían sido expulsado 48 años antes tras un decreto firmado por el rey Carlos III. Aun cuando esa decisión real fue “una injusticia que dejó a la Compañía en la más estricta intemperie y sometida a un tratamiento vejatorio”, en palabras de Francisco José Ruiz Pérez, provincial de España, esta efeméride está siendo vivida por los jesuitas “como un acontecimiento del que saquemos sabiduría para el presente”.

PREGUNTA.- ¿Cómo recuerda la Compañía de Jesús aquellos momentos tan duros de su expulsión de España?

RESPUESTA.- La historia es un libro con el que siempre se puede aprender. Hemos intentado releer nuestra expulsión a finales del siglo XVIII como un acontecimiento del que saquemos sabiduría para el presente. La nuestra es también época de fragilidad de la Vida Religiosa por la marginalidad que padece la cuestión de Dios. En ese sentido, los momentos duros de nuestros compañeros expulsados hablan de actitudes de resistencia en la esperanza. Recordar esa firmeza nos hace mucho bien.

P.- ¿Había motivos para esa medida tan radical, tomada también por otros Estados europeos?

R.- La Compañía de aquel tiempo no se había ganado la simpatía de muchos, tampoco dentro de la Iglesia. Su poder fáctico era innegable. Pero eso no justificaba en absoluto una medida que acabó convirtiendo a religiosos de buena voluntad en exiliados sin reconocimiento y amparo algunos. La Compañía vivió un éxodo sin retorno, en la más estricta intemperie y sometida a un tratamiento vejatorio, convertida en la diana de intereses políticos, económicos e ideológicos en contra de la Iglesia. Con los jesuitas de entonces se cometió una injusticia.

P.- ¿Qué imagen cree que tienen hoy los jesuitas en medio de la sociedad de nuestro tiempo?

R.- Nuestra imagen continúa siendo polémica. Somos Vida Religiosa invitada por la Iglesia a habitar espacios fronterizos y poner allí Evangelio como podamos. Esos espacios están llenos de tensiones: las que se provocan al actualizar la formulación de la fe, al conectar la fe con la justicia y la cultura, al poner en diálogo el cristianismo con otras tradiciones religiosas. Los jesuitas, en cierto sentido, somos radicalmente misioneros, con una peculiar sensibilidad por salir al encuentro de la increencia en todas sus versiones. Creo que la sociedad nos ve, por eso, entre las realidades de Iglesia que se hallan en vanguardia; una vanguardia que para unos es motivo de simpatía y para otros causa de rechazo.

P.- ¿Qué ofrece hoy la Compañía de Jesús a una sociedad fuertemente secularizada como la española?

R.- Ofrece a sus más de mil religiosos, unidos en misión compartida con un laicado colaboradorextraordinario, todos implicados en iniciativas de servicio eclesial que miran por necesidades cruciales de la sociedad española. Somos pastoral, apostolado social, educación colegial, universidad. Nos entregamos en iglesias, centros sociales, aulas, casas de espiritualidad. Hacemos todo eso por querer expresar que Dios es posibilidad real y cercana para cualquier persona, y por animar a vivir el Evangelio como descubrimiento constante de sentido.

Se cumplen dos siglos de la restauración de la Compañía de Jesús en España [solo suscriptores]

En el nº 2.942 de Vida Nueva.

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