Burundi intenta cerrar heridas tras el fallido golpe de Estado

protesta en Burundi contra un posible tercer mandato del presidente Nkurunziza mayo 2015

Lograr una paz duradera es ahora la prioridad común

protesta en Burundi contra un posible tercer mandato del presidente Nkurunziza mayo 2015

Protesta en contra de un tercer mandato del presidente Nkurunziza

JOSÉ LUIS CELADA | La paz tiene que ser ahora “la primera preocupación de todos”. Una paz que interroga a la verdad, la justicia, la libertad y el desarrollo, porque “no se puede pedir lucidez a un estómago vacío”. Así reflexiona el carmelita descalzo burundés Antoine M. Zacharie Igirukwayo a propósito del fracasado golpe de Estado que vivió su país la semana pasada, aprovechando la ausencia del presidente Pierre Nkurunziza, aspirante a la reelección para un tercer mandato en los comicios de junio.

Aunque el ambiente ya estaba ciertamente caldeado desde las manifestaciones que tuvieron lugar a partir del 27 de abril en la capital, Bujumbura, después de que el Congreso del partido en el poder anunciara dos días antes la candidatura de Nkurunziza.

Coincidiendo con la estancia del mandatario en Tanzania, Godefroid Niyombare, un hombre muy conocido dentro del ejército burundés, encabezó una rebelión militar dispuesta a hacerle desistir al presidente de que acuda de nuevo a las urnas. Su intentona fue inmediatamente condenada, tanto en el interior del país como por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y diversas organizaciones regionales (East African Community o Unión Africana) e internacionales (Unión Europea).

“Buscar la solución por las armas ha sido un grave error”, advierte Germán Arconada, religioso de los Misioneros de África que ha trabajado durante medio siglo en el país. Largos años de experiencia sobre el terreno que le permiten reconocer que, aun cuando un tercer mandato sea “cuestionable”, no se ha apreciado con justicia la gestión de Nkurunziza durante la última década: “El país –asegura– ha conocido la paz, la cohesión social y un progreso muy significativo”.

¿Qué ha ocurrido entonces?</strong A juicio del P. Igirukwayo, en permanente contacto con sus familiares en Burundi, dos causas explicarían los recientes sucesos: “La compleja situación jurídica de la ley fundamental” [ver apoyo más abajo] y “la obstinación del presidente actual por mantenerse en el poder”. Ambas circunstancias estarían en la raíz de los últimos disturbios, concentrados sobre todo en la capital y protagonizados en su mayoría por jóvenes y mujeres, que “se han asimilado equivocadamente a los partidos de la oposición, aunque su reivindicación fundamental sea la misma”.

Desde Roma, donde imparte clases en el Teresianum, el religioso solo teme que “las represalias policiales o alguna manipulación desvíe a los manifestantes de sus intenciones reales, muy distintas de las ambiciones tradicionales de los políticos, o invite a algunos a la violencia”. Por fortuna, el ejército se mantuvo neutral e incluso “evitó posibles desbordamientos y un derramamiento de sangre” mayor en los enfrentamientos con la policía.

Cuestiones pendientes

Ahora, según el P. Arconada, queda pendiente cómo reintegrar a la sociedad a “todos aquellos que de una manera u otra participaron activamente” en la tentativa golpista. También “la cuestión de la libertad de prensa en los límites de la verdad y el respeto mutuo”, añade el misionero palentino, habida cuenta de que los medios de comunicación privados han sido cerrados o parcialmente destruidos.

Durante todo este tiempo, hasta en dos ocasiones, la Conferencia Episcopal del país ha alzado la voz ante la deriva de los acontecimientos, ratificando el mensaje a favor de la verdadera reconciliación que viene proclamando la Iglesia.

Sin embargo, Burundi se siente “herido y maltrecho” por todo lo ocurrido, pues ha generado “un clima de desconfianza”, constata con preocupación el propio P. Arconada. Mientras tanto, “rezamos y esperamos –intercede el P. Igirukwayo–, porque no son los hombres quienes nos darán la paz duradera, pero están obligados en conciencia a trabajar para lograrla”.

Polémica reelección

Tanto los Acuerdos de Arusha –firmados en esta localidad tanzana el 28 de agosto de 2000 y que pondrían fin a la larga guerra civil de Burundi (1993-2005)– como la Constitución aprobada en referéndum el 28 de febrero de 2005 estipulan que el presidente no debería superar dos mandatos. Pierre Nkurunziza fue elegido el 19 de agosto de 2005. Sin embargo, más que el número de posibles mandatos sucesivos, el problema está en “el modo de elección”, explica el P. Igirukwayo, para quien la interpretación de ambos textos jurídicos por parte de políticos rivales ha derivado en una “divergencia irreconciliable”. La consecuencia es que tanto los opositores como los decepcionados por el balance de diez años de gobierno de Nkurunziza juzgan inconstitucional su nueva candidatura.

En el nº 2.942 de Vida Nueva

 

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