Una Cáritas “en salida” como quiere Francisco

América Latina, el Caribe y España, unidos por el Evangelio de la caridad, en El Escorial

Uno de los talleres organizados durante el Congreso de El Escorial

Uno de los talleres organizados durante el Congreso de El Escorial

Una Cáritas “en salida” como quiere Francisco [extracto]

TEXTO Y FOTOS: JOSÉ LUIS CELADA | Un espacio “de comunión, alegría, libertad y esperanza”. Así definió el delegado episcopal de Cáritas Española, Vicente Altaba, el encuentro celebrado en la Casa de Espiritualidad San José de El Escorial, durante los días 8 y 9 de mayo, con ocasión del VIII Congreso Hispano Latinoamericano y del Caribe sobre Teología de la Caridad.

Más de 150 participantes –procedentes de 21 Cáritas nacionales del otro lado del Atlántico, además de la anfitriona, 42 Cáritas diocesanas y varios miembros de Cáritas Internationalis– se dieron cita en la localidad madrileña Llamados a evangelizar en lo social y desde lo social. Bajo este lema, y con la exhortación Evangelii gaudium (EG) como inspiración y telón de fondo, los asistentes ratificaron su compromiso de seguir el llamamiento papal y ser Una Cáritas en salida.

Presidió el acto inaugural el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, en una de sus últimas comparecencias como presidente de Cáritas Internationalis (al cierre de esta edición, la Asamblea General que se celebraba en Roma debía elegir a su sucesor). Y, aunque ausente ya, fue su canción La alegría del Evangeliodedicada al papa Francisco– la que sirvió para cerrar el Congreso en medio de un ambiente fraterno y festivo.

Entre ambos momentos, dos intensas jornadas con ponencias, talleres y puestas en común en donde se puso de manifiesto que “soplan nuevos vientos y las velas de la Iglesia se han abierto para seguir nuevos rumbos”, como admitió más tarde Altaba, recordando la evolución que se ha producido desde el Sínodo de 2012 hasta Evangelii gaudium. “La diaconía de la caridad se ha convertido en el motor de la acción evangelizadora de la Iglesia”, reconocía a Vida Nueva el sacerdote aragonés.

Orando con Romero

Tras una oración inicial en memoria de monseñor Romero, próximo beato, tuvieron lugar los saludos del presidente de Cáritas Española, Rafael del Río; del obispo responsable de Cáritas en la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Atilano Rodríguez; del presidente de Cáritas América Latina y el Caribe, el prelado venezolano José Luis Azuaje; y del propio cardenal Maradiaga, quien invitó a los presentes a “hacer un esfuerzo creciente en la lucha diaria al servicio de la caridad”.

Al referido “aire nuevo en la Iglesia” aludió también Azuaje en su ponencia, dedicada a glosar las aportaciones del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) a la propuesta de renovación impulsada por Francisco. “Nuestra gran tarea –subrayó el obispo de Barinas– es la promoción de lo humano en la vivencia de la caridad en medio de nuestros pueblos”. Caridad que no se puede considerar “un mero instrumento de la evangelización, sino que es el amor misericordioso de Dios”, advertiría poco después Altaba durante su intervención.

Ya por la tarde del viernes 8, el presidente de la Pastoral Social del Episcopado mexicano y responsable de Cáritas, Leopoldo González, reflexionó sobre ‘La dimensión comunitaria y social del kerigma en Evangelii gaudium’. El obispo de la fronteriza Diócesis de Nogales puso de relieve que no puede haber verdadero kerygma sin compromiso caritativo y social, ni anuncio de la Palabra que no sea liberador. “El kerigma –señaló– se caracteriza por ser testimonio de vida, apertura al diálogo, presencia solidaria y caridad cristiana”.

Cerró la jornada el secretario general de Cáritas Española, Sebastián Mora, quien desgranó las aportaciones y desafíos para la evangelización a la luz de EG en el marco de las Cáritas parroquiales. Un ámbito, en su opinión, donde cada día resulta más evidente la necesidad de vincular el ejercicio de la caridad con la actividad de la comunidad.

Que Cáritas parroquial es el “espacio prioritario” al que trasladar ‘El reto de una caridad más profética, liberadora y testimonial’ se encargó de recordarlo uno de los talleres que ocuparon la mañana del sábado 9. En él, Janeth Márquez, de Cáritas Venezuela, llamó a quitarse “el olor a escritorio, asumir riesgos y patear la realidad”, practicando una “caridad preventiva y curativa”. Y concluyó compartiendo una acción de gracias por la inmensa riqueza de sus países, por la entrega generosa de tantos hombres y mujeres, por el testimonio de los mártires y por el papa Francisco, de quien –dijo– “hasta con los chavistas hablamos de él”.

Por su parte, Ana Abril, de Cáritas Española, apeló a la audacia para “ser más testimoniales” y reivindicó una caridad “más profética y más transformadora”. Todo ello vivido en comunidad.

Clamores con voz propia

‘El reto de escuchar el clamor de los pobres y de los pueblos en este momento histórico’ fue el tema elegido para otro de los talleres. Al término del mismo, y entre las conclusiones que los participantes pusieron en común, se hizo hincapié en la necesidad de “no sustituir la voz de los pobres”, sino de darles voz propia, que es el único modo de ser “facilitadores de desarrollo”. También de “superar la fase del VER, del dato… y dar el siguiente paso”. Y se concretaron algunos de los clamores que hoy nos interpelan: indígenas, jóvenes, familia, corrupción de los valores o el grito del planeta Tierra.

Estos animados espacios de encuentro, trabajo e intercambio se completaron con un tercer taller centrado en ‘Nuestros itinerarios formativos en el ejercicio de la caridad, en Latinoamérica y en España’.

“Nos vamos enriquecidos porque el Espíritu Santo ha estado soplando para que continuemos nuestra evangelización como Cáritas en salida, para que compartamos lo aprendido”, afirmaba en la sesión de clausura el obispo emérito de Barbastro-Monzón y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Alfonso Milián. Sentimiento con el que se solidarizaron sus compañeros de mesa, Altaba y Azuaje, y todo el auditorio, pocas horas antes de que algunos de los participantes partieran hacia Roma para asistir a la XX Asamblea General de Cáritas Internationalis (12-17 de mayo).

Desde la óptica de los pobres: sujetos, no objetos

Más allá del objetivo específico de este VIII Congreso, el delegado episcopal de Cáritas Española, Vicente Altaba, pone el acento en lo que significan estos encuentros como “expresión de nuestra cooperación internacional”. No entendida simplemente como “una ayuda económica, sino como una cooperación fraterna en el campo de la caridad”. Lo cual implica avanzar en la senda de lo que pide el papa Francisco: “Que lo social sea una dimensión constitutiva de la evangelización”. Para responder luego a su llamada, “poniendo a nuestras Cáritas en una actitud de conversión, de renovación desde la salida”. Y ello pasa, a su juicio, por “situar toda nuestra acción desde la óptica de los pobres”, confiesa en entrevista con Vida Nueva.

Vicente Altaba

Vicente Altaba

Pero, ¿Cáritas no ha estado siempre con los pobres? “No se trata solo de estar con ellos, sino de estar con los pobres desde la óptica de los pobres”, matiza Altaba. Y añade: “Tenemos mucho que avanzar en escuchar la voz de los pobres, para que no solo sean objetos, sino sujetos de nuestra acción”. Se trata de “una inflexión” en la comprensión de la acción caritativa: no basta con estar “al servicio de los pobres”, sino de “avanzar con ellos en su propia promoción, en su propio desarrollo y en su propia liberación”, sostiene el sacerdote turolense.

Más grave sería caer en la tentación de utilizar al pobre, en cuyo caso “es lo peor que nos podría suceder, porque es la corrupción de lo mejor. Y lo mejor en la Iglesia es la caridad”. Eso sí, vigilando que la ayuda brindada engrandezca por igual a quien la da y a quien la recibe; que el pobre sea “un sujeto con capacidades, con posibilidades”. “De lo contrario –advierte el delegado episcopal de Cáritas Española–, podemos acabar instrumentalizando al pobre o instrumentalizando la caridad”. Altaba insiste, asimismo, en que esa caridad no es un instrumento para la evangelización, sino “un sacramento, porque hace presente la realidad del amor de Dios en el mundo y en la vida de los pobres”. Y añade: “La liturgia sin amor no evangeliza; la catequesis sin amor no transmite a Dios”.

Para acabar, nos cuenta que la relación entre instituciones hermanas a ambas orillas del Atlántico ha evolucionado con el paso del tiempo: “Si antes éramos meras instancias financiadoras de las Cáritas latinoamericanas –recuerda–, ahora les acompañamos en un camino de la Cáritas de proyectos a la Cáritas de procesos, contribuyendo así a su fortalecimiento institucional”. Claro que Cáritas Española ha tenido también la oportunidad de aprender de la “viveza” de unas Cáritas latinoamericanas y caribeñas “muy vinculadas a la comunidad”, pero muy especialmente de su vivencia más “espontánea” de la liturgia, la Palabra y el ejercicio de la caridad.

 

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En el nº 2.941 de Vida Nueva.

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