¡Que Cuba se abra a todos los cubanos!

papa Francisco recibe a Raúl Castro, presidente de Cuba, en el Vaticano 10 mayo 2015
papa Francisco recibe a Raúl Castro, presidente de Cuba, en el Vaticano 10 mayo 2015

Raúl Castro en el Vaticano el pasado 10 de mayo

¡Que Cuba se abra a todos los cubanos! [extracto]

DAGOBERTO VALDÉS, director de la revista cubana ‘Convivencia’ | La mediación del papa Francisco en el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos ha contribuido a que se realice la tercera visita de un pontífice a la isla del Caribe en menos de 17 años, el próximo mes de septiembre.

En este contexto tiene lugar la visita del mandatario cubano, Raúl Castro, a la Santa Sede en una escala de regreso de Moscú. Incluso, este aparente detalle de orígenes y destinos de los viajes de ambos líderes parece invocar los polos de la Guerra Fría. Moscú y Washington siguen marcando unas rutas que definieron la vida de Cuba en todo el siglo XX. Ojalá que esta mediación del papa Francisco sirva para cerrar definitivamente esa época de confrontación. Entonar el réquiem de la Guerra Fría ya sería un hecho histórico en el pontificado del papa Bergoglio.

Raúl Castro ha expresado tras la entrevista con el Papa que, si el Pontífice continuaba con sus enseñanzas, él mismo volvería a la Iglesia. Castro dijo también que leía todos los discursos de Bergoglio y que asistiría a todas las misas que este celebraría en Cuba. Así, todo queda listo para que comience la preparación inmediata de la visita pontificia.

Los cubanos, mientras tanto, nos debatimos entre la crisis económica galopante del modelo estatista centralizado, que viene del siglo pasado, y una emergencia de expectativas desmedidas puestas en “cuando vengan los yumas” (en Cuba se les dice yumas a los estadounidenses). Una vez más, prevalece la “cultura del pichón”, actitud provocada por el paternalismo del Estado y por el daño antropológico causado por el totalitarismo en que la anomia personal y social coloca al ciudadano en la actitud de las crías de las aves, que, sin poder volar por sí mismas, esperan que todo les venga dado de afuera.

Ante estos desafíos, desearía expresar mis propias expectativas con relación a este intercambio de visitas entre Francisco y Raúl Castro:

Lo que espero del Gobierno cubano:

  • Que abra el país, su mentalidad y sus leyes a la participación democrática de todos los cubanos.
  • Que el Gobierno cubano reconozca a la sociedad civil independiente como interlocutora válida.
  • Que, aún más que participar en las misas del Papa en Cuba, asista a las necesidades de su pueblo, al que debe servir. Lo que se espera de un jefe de Estado es que gestione el marco jurídico para la democracia y el progreso de su pueblo. Se espera de un político que abra el país a la participación ciudadana y a la búsqueda del bien común.

Lo que espero de la visita del Papa a Cuba:

  • Que sea una verdadera visita pastoral para animar a la Iglesia y a todos los cubanos.
  • Que sea un paso más en la mediación para la solución pacífica del diferendo entre Cuba y Estados Unidos, pero que no se quede ahí.
  • Que, al igual que el Papa ha mediado para la solución de este diferendo, brinde también su mediación, y la de la Iglesia en Cuba, para que se solucione el conflicto de base que da origen a todos los otros: el restablecimiento de las relaciones democráticas entre el Gobierno y el pueblo cubanos.
  • San Juan Pablo II marcó su visita de 1998 con esta frase: “¡Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba!”. Ahora esperamos que el papa Francisco marque su visita con este anhelo de todos en la Isla: ¡Que Cuba se abra a todos los cubanos!
  • Desearía, sobre todo, que el papa Francisco animara a todos los cubanos y cubanas a “ser los protagonistas de su propia historia personal y nacional”, como también pidiera Juan Pablo II. De ese modo, el porvenir de Cuba no sería determinado por otras injerencias extranjeras, sino por el talento, el carácter emprendedor y la responsabilidad cívica y política de todos los hijos de la noble nación cubana.

Creo que los cubanos debemos poner todas nuestras energías cívicas en reconstruir el tejido de la sociedad civil, en fomentar la educación ética y cívica de nuestro pueblo, en sanar el daño antropológico y en asumir, junto con la libertad, la responsabilidad ciudadana, únicas fuerzas que moverán a Cuba hacia el crecimiento económico con justicia social.

Y la libertad religiosa plena, el desarrollo humano integral y la integración del país en la comunidad internacional como una nación democrática, justa y próspera en la que la persona humana, su dignidad y sus derechos, sea el centro, el sujeto y el fin de toda obra e institución social.

En el nº 2.941 de Vida Nueva

 

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