La venerable María de Ágreda, mística del Siglo de Oro español

Entre el profetismo y la gracia divina

portada Pliego Venerable María de Ágreda

PINO ESPOSITO, vicepostulador adjunto de la venerable Madre Ágreda | Durante siglos, la Madre Ágreda fue, junto con el arzobispo Palafox, la causa más conflictiva de todas las que han nacido en España. Pero la beatificación de Juan de Palafox por Benedicto XVI, el 5 de junio de 2011, le volvió a dar impulso al proceso de esta franciscana concepcionista del siglo XVII, de cuya espiritualidad bebieron grandes santos españoles como Antonio María Claret, sor Ángela de la Cruz o fray Junípero Serra, a quien el papa Francisco elevará a los altares el próximo mes de septiembre.

Este 24 de mayo de 2015 se cumplen 350 años de la muerte de sor María de Jesús de Ágreda, y su causa está más viva que nunca. Es, sin duda, la más complicada que ha pasado jamás por la Congregación para las Causas de los Santos. Pero el nudo se está desatando.

La hora de la rehabilitación

Ya dos años después de su muerte, se introdujo su causa de beatificación en el Vaticano, dando por hecho que sería un trámite rapidísimo, teniendo en cuenta la extraordinaria fama de santidad de la monja soriana. Hablamos de 1667. Pero la venerable Madre Ágreda fue, junto con Duns Scoto y Pío IX, la mayor promotora del dogma de la Inmaculada; y la fuerza con que lo defendió le procuró la denuncia ante tres tribunales supremos de tres naciones distintas: la Inquisición de Madrid, el Santo Oficio y la Universidad de la Sorbona.

Y es que la gran obra de la Madre Ágreda, Mística Ciudad de Dios –en la que narra la vida de la Virgen María, a través de los mensajes que recibió en sus gracias místicas–, es también el gran objeto de controversia, pese a que todas las causas fueron sobreseídas en su tiempo y el Vaticano zanjó definitivamente la cuestión a finales del siglo XX.

El caso es que esta abadesa agredeña, que estuvo más de 500 veces evangelizando en América mediante el don de la bilocación, que se convirtió en consejera personal del rey Felipe IV, que fue declarada venerable por el papa Clemente X, nunca ha conseguido librarse de la censura y de los ataques de la oposición maculista.

El 19 de enero de 1999, la Secretaría de Estado de la Santa Sede publicó una declaración que eximía a la Madre Ágreda de todo error y herejía. Pero la Congregación para la Doctrina de la Fe mantuvo su negativa a la reapertura de la causa. Hoy sabemos que fue por un malentendido del propio prefecto, el cardenal Joseph Ratzinger, que más tarde dejaría por escrito su parecer: él no veía obstáculos para darle el nihil obstat.

Este año será, sin duda, el de la rehabilitación de la Madre Ágreda como figura teológica internacional de primer nivel. El acto que preparará dicha rehabilitación tendrá lugar en otoño: la Pontificia Academia Mariana Internationalis celebrará un Foro Teológico en Roma sobre su figura y su mariología: Maria di Gesù di Ágreda. Una storia e un pensiero tendrá lugar los días 29 y 30 de octubre en la Universidad Pontificia Antonianum.

No es baladí que en 2015 se celebre también el V Centenario de santa Teresa, puesto que, como figura femenina, sor María de Ágreda es considerada la tercera mujer española más grande de la historia después de la santa de Ávila y de Isabel la Católica. Haciendo un parangón con la primera, el agustino Fabio del Corazón de María escribió: “Teresa tiene más sentimiento; María de Ágreda, más inteligencia. Teresa es una mujer sin igual; María es masculina en su rara mesura y gravedad. María de Ágreda discurre, convence, persuade y agrada; Teresa seduce y arrastra. María es filósofa y una teóloga eminente; Teresa es más poeta”.

A estas apreciaciones externas hay que añadir otra esencial: a Teresa la conoce todo el mundo, y en todo el mundo; a la Madre Ágreda la envuelve una niebla de prejuicios, cuya terrible inconsistencia histórica la hace inasequible al lector moderno.

A la Madre Ágreda hay que acercarse como la verdad verdadera que solo personalmente se alcanza. Por algo es considerada una de las más grandes místicas de la historia de la Iglesia católica; por algo, su cuerpo permanece incorrupto 350 años después.

Pliego íntegro publicado en el nº 2.941 de Vida Nueva. Del 16 al 22 de mayo de 2015

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