Joan Piris, obispo y promotor inmobilario alternativo

reunión por el proyecto de pisos sociales en el edificio del Seminario de Lleida cedido por el obispo Joan Piris, terminados en 2015
papa Francisco con Joan Piris, obispo de Lleida, en Roma septiembre 2013

Piris presentó en 2013 al Papa el proyecto de cesión del Seminario para pisos sociales

LUCÍA MONTOBBIO | ¿Cómo se llega a vivir en la calle? No hay una única causa, y suele ser un proceso lento. Motivos estructurales, institucionales, relacionales o personales se mezclan. A nivel del Estado español, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó a finales de 2012 una encuesta sobre personas en situación sin hogar. El cuestionario preguntaba sobre las causas que llevan a las personas a quedarse sin casa. Entre los resultados, destaca que el 45% centra la causa en la pérdida del trabajo, el 26% en no poder hacer frente al pago del alojamiento, y el 21% en haberse separado de su pareja.

En Cataluña se calcula que unas 37.000 personas tienen problemas de alojamiento, de las cuales 11.500 no tienen hogar, según datos oficiales. En esta situación se encuentran algunas familias en Lleida. Como hecho paradójico, en esta misma ciudad existen más de 3.000 pisos vacíos.

Joan Piris, obispo de Lleida, ha escuchado más de un testimonio que explica la angustia y el miedo que provoca sentirse en una situación de desahucio. Un día se presentó en una reunión de la Plataforma para Afectados por la Hipoteca (PAH) que se estaba desarrollando en una parroquia. El obispo expuso una idea para tratar de minimizar el problema de vivienda de algunas familias: “Recuerdo perfectamente el encuentro con la PAH en los locales de la iglesia de Santa María Magdalena. Allí hice la propuesta de ceder parte del edificio del Seminario, que hacía 20 años que estaba en desuso, por si consideraban que podía servir. Veía a la gente sufrir y pensé que teníamos que hacer alguna cosa. Soy consciente de que no soluciona el problema, pero es una pequeña aportación”, recuerda el pastor.

Los pisos ya están acabados, y equipados con muebles y electrodomésticos. Un total de 18 familias han mostrado interés por acceder a este servicio. Se prevé que las personas seleccionadas accedan a los hogares sociales a finales de este mes de mayo o principios de junio. En la primera fase, se abrirán seis hogares de los 19 que existen.

pisos sociales en el edificio del Seminario de Lleida cedido por el obispo Joan Piris, terminados en 2015

Los pisos sociales ya están terminados y equipados para entrar a vivir

“Los pisos tienen una, dos o tres habitaciones, dos terrazas, una sala comunitaria y dos salas de trabajo o estudio. Las instalaciones permitirán acoger a familias que, circunstancialmente, pasan por un mal momento. El objetivo es que puedan salir adelante, que se empoderen y den pasos. Estamos a su lado para poder promocionar a personas y familias que lo pasan mal”, describe Montse Claveria, directora del proyecto Llars del Seminari (Hogares del Seminario).

Desde la comisión social de este proyecto, se acordaron los requisitos del perfil que buscan: “Queremos atender a la franja de población que, debido a las dificultades económicas actuales, sufre una situación de vulnerabilidad, que ha perdido la autonomía en su vida cotidiana, sin poder acceder a un piso, y se encuentra en una situación de riesgo de exclusión social, a menos que alguien les ofrezca una oportunidad”, dice Claveria, quien añade: “Para nosotros también es importante que el plan de trabajo sea aceptado por el usuario y que quieran participar en el proyecto comunitario mediante la cooperación solidaria sostenible”.

El proceso de selección cuenta con una trabajadora social contratada y el soporte del equipo voluntario de la comisión social del proyecto. M. José Rosell, trabajadora social de Cáritas de Lleida, y Cristina Rubió, miembro de la PAH de Lleida y voluntaria de la comisión social, cuentan que han contabilizado desde marzo a 18 familias interesadas. “La mayoría –dicen– tienen recursos escasos. En alguna ocasión reciben prestaciones o realizan pequeños trabajos. En un 40% hablaríamos de familias monoparentales, un 10% son personas individuales y el 50% restante son familias nucleares con una media de dos hijos”.

Donantes particulares

La idea es que el uso de los hogares sea limitado en el tiempo. “Cada familia tendrá entre uno y tres años para poder reorientar su vida sin angustias por encontrar casa, y tiempo para poder formarse y experimentar otra manera de vivir desde la colaboración y convivencia comunitaria, participativa y activa, con el resto de familias incluidas en el proyecto”, aclara Claveria. Aunque no se pagará alquiler, la directora del proyecto señala que “sí se participará en los gastos de servicios como la calefacción, electricidad o seguros, considerando proporcionalmente las posibilidades de cada una de las familias acogidas”.

El Obispado de Lleida ha hecho una cesión de uso a la Fundación Llars del Seminario de 50 años renovables. “Nuestra relación con el Obispado es permanente. El presidente de la Fundación es y será siempre la persona que nombre el obispo”, señala Claveria.reunión por el proyecto de pisos sociales en el edificio del Seminario de Lleida cedido por el obispo Joan Piris, terminados en 2015

El proyecto ha contado con la participación de donativos de particulares y de administraciones. El 62% de los ingresos provienen de particulares, entidades y grupos; el 8%, de actividades organizadas por el proyecto para recaudar fondos; y el 30% de administraciones públicas. Ahora se busca fidelizar a particulares, empresas y administraciones, así como aumentar los amigos de la Fundación que sostiene este proyecto y otras iniciativas solidarias que puedan ponerse en marcha.

“Los hogares sociales han sido posibles gracias a la colaboración conjunta de 134 voluntarios, 240 personas que han hecho donativos, 24 empresas, 13 entidades socio-culturales y tres administraciones públicas”, enumera Mariona Farré, profesora de economía de la Universidad de Lleida y voluntaria de la comisión económica del proyecto. La profesora confiesa que tuvo en algún momento dudas de que la propuesta del obispo Piris viera la luz: “En una ciudad de dimensiones como las de Lleida, en un contexto de crisis económica, sin pedir ningún crédito y haciéndolo desde el voluntariado, pensé que sería imposible. Por suerte, hoy ya sé que es posible”.

Piris también reconoce que para llegar hasta aquí han tenido que superar muchos obstáculos, pero que, afortunadamente, han podido ver cómo de sorprendente es la solidaridad y la creatividad de los voluntarios, que dedican horas de su tiempo libre para que el proyecto de las viviendas del Seminario sean una realidad. “Además, me maravilla ver cómo se han multiplicado los donativos y que todos han sumado, no solo los donativos de empresas, sino también donativos más pequeños de personas anónimas que han ido cayendo de gota en gota”, añade el obispo.

Una apuesta por otro modelo

El proyecto Llars del Seminari, que nació de la iniciativa del obispo Joan Piris, tiene un doble mensaje. Montse Claveria apunta, primero, “una denuncia activa que coincide con la que el papa Francisco viene recordándonos insistentemente: no podemos mantenernos indiferentes ante del sufrimiento de tantas personas que son descartadas por el sistema social económico”. Por otra parte, añade, “se trata de una apuesta por otro modelo social y económico posible, que es real en la medida en que aprendemos a colaborar conjuntamente por el bien común”.

En esta línea, desde el Obispado de Lleida se ha escogido este eslogan del proyecto: Entre todos y para el bien de todo el mundo. Una frase tomada de una carta pastoral del obispo. La misma que ha dado nombre a la Fundación constituida para llevar a cabo esta iniciativa y que cuenta como miembros fundadores al Obispado, la PAH, Cáritas Diocesana, el Colegio Episcopal y la Asociación de Vecinos del Barrio Universidad.

Simon M. Rivas, representante de Cáritas y miembro del patronato de la Fundación, recuerda cómo se animó a participar: “Oí campanas en los medios de comunicación de que el pastor de nuestra diócesis se había reunido con las personas de la PAH y les había ofrecido un ala del edificio por donde cada día pasaba para ir al trabajo. La verdad es que estas campanas tenían un sonido amoroso que no me dejaron indiferente. Nuestra Iglesia quería poner a disposición de los más débiles una parte de un bien del que era depositaria. Estoy convencido de que el Espíritu ha despertado muchos de los corazones de las personas que han entrado en contacto con esta obra solidaria”.

En el nº 2.941 de Vida Nueva

 

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