Libros

‘El día sin noche’


Un libro de José Manuel Alcácer (San Esteban, 2015). La recensión es de Antonio Llamas

El día sin noche. La pascua en los himnos del Apocalipsis  Autor: José Manuel Alcácer

Título: El día sin noche. La pascua en los himnos del Apocalipsis

Autor: José Manuel Alcácer

Editorial: San Esteban, 2015

Ciudad: Salamanca

Páginas: 577

ANTONIO LLAMAS | Felicito al autor por el ingente trabajo realizado para dar a conocer uno de los libros más enigmáticos del Nuevo Testamento, el Apocalipsis, cuya autoría la tradición eclesial y canónica reconoce a san Juan, el discípulo amado.

¿Por qué La pascua en los himnos del Apocalipsis? El término pascua no se encuentra ni una sola vez en el Apocalipsis. Sí aparece el vocablo día en veintiuna ocasiones, mientras que la palabra noche se repite ocho veces. Sin embargo, el término himno no se halla en el libro, como tampoco recurre ni una sola vez a la palabra salmo, aunque sí aparece la voz canto en cuatro ocasiones. Nos hubiera encantado que el autor de este estudio justificase de alguna manera su título. Queremos suponer que trata de mostrarnos dicho argumento a lo largo de este extenso texto.

El profesor José Manuel Alcácer divide su obra en dos partes, bien acotadas: dedica la primera a cuestiones introductorias y manifiesta sus criterios en la selección de los himnos que comenta y explica después. La segunda (“La celebración de la Pascua en los himnos del Apocalipsis”) consta de nueve capítulos, en los que delimita y comenta otros tantos himnos.

A nuestro juicio, el autor de este denso volumen debería haber explicado al final del mismo, a modo de glosario, algunos términos que ayudarían a captar y comprender los significados de algunos términos a los que los lectores no están habituados. Especifico que sería lógico distinguir entre apocalipsis y apocalíptica y género apocalíptico. Así como otros términos como escatológico, targum, midrás y su equivalente español, a partir de los estudios del profesor A. Díez Macho. Debiera haber citado con mayor profusión a D. Muñoz León, A. del Agua Pérez, L. Díez Merino, A. Rodríguez Carmona, J. Alonso Merino, F. Manns y, por supuesto, al emérito profesor del Pontificio Instituto Bíblico de Roma R. Neudecker y sus recientes publicaciones, sin olvidarnos del profesor de Apocalíptica actual de dicho centro, el profesor G. Biguzzi.

Son muchas las cuestiones que suscita la lectura de esta obra. Entre otras, sabemos el difícil servicio que supone comentar un libro como el Apocalipsis, aunque sea solo de forma parcial, como el aspecto al que se refiere este volumen que reseñamos: La pascua en los himnos del Apocalipsis. Muchos autores discuten hoy si el Apocalipsis es una obra unitaria; otros lo comentan como si no tuviese una verdadera trama narrativa; mientras otros hablan de esquemas literarios vacíos; o los que se empeñan en que el libro tiene una clave mística, o alegórico-apocalíptica; otros quieren demostrar que es un libro antirromano; o hay quienes postulan símbolos sin tiempo y válidos para todas las épocas. Me preocupa que se hable de los significados de los signos y símbolos. Porque el Apocalipsis es un libro que anticipa en clave profética la crisis escatológica, que no entiende solo de una época, sino de todas.

Simbolismo

Por último, llama poderosamente la atención que el autor de este comentario no haya especificado de manera sucinta el simbolismo del Apocalipsis, aun cuando menciona muchas veces dicho término. Desearíamos para una próxima edición una explicación del significado del simbolismo cromático, antropológico, teriomorfo y cosmológico. Ello facilitaría la comprensión de este ingente trabajo.

Estamos de acuerdo con el profesor Alcácer en el tema del juicio, término reiterativo en el Apocalipsis, pero la clave de toda la obra está, a nuestro parecer, en “la llegada del Reino de Dios y de su Cristo” (Ap 11, 15; 12, 10). Creemos que sobre tal fundamento desarrolla el autor este libro inspirado, que –en nuestra opinión– ocupa el último lugar dentro del canon del Nuevo Testamento porque supone el culmen del Verbo Encarnado.

En el nº 2.941 de Vida Nueva

Actualizado
14/05/2015 | 23:13
Compartir