Chile, sumido en una crisis de confianza y credibilidad

Los obispos invitan a recuperar una convivencia ética horas antes de la renuncia del Gobierno

Bachelet aplaudida por Peñailillo

Bachelet aplaudida por Peñailillo

ROBERTO URBINA (SANTIAGO) | Ante la compleja situación que vive el país, con denuncias que afectan a empresarios y políticos, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh) dio a conocer el documento Convivencia en Chile: desafío ético y respeto a nuestra dignidad, justo un día antes de que la presidenta Michelle Bachelet pidiera la renuncia de sus 23 ministros.

“¿Qué ha sucedido para que se haya resquebrajado el tejido social y debilitado la confianza en nuestra manera de convivir como nación? Es preocupante constatar la pérdida de confianza en las relaciones sociales y en los liderazgos: en la política, la empresa, la escuela, las universidades, y también en nosotros como Iglesia católica… ¿Será que se ha agotado el modelo social, económico y político?”, se preguntan los obispos al inicio de su declaración.

Y ofrecen a continuación su diagnóstico: “Percibimos síntomas de una crisis… que desconoce que la dignidad humana es la piedra fundante de toda convivencia… Da la impresión de que, para relacionarse, hay que levantar la voz y usar un lenguaje soez, o bien, avivar los conflictos y multiplicar las declaraciones altivas. De esa manera, el maltrato se instala como comportamiento habitual, a tal nivel, que ya poco o casi nada nos asombra”.

Los prelados aluden al clima beligerante, irrespetuoso, en el que no se abordan los temas de fondo que se han ido estableciendo en los medios de comunicación y en la discusión pública. Sumado a las sucesivas y casi diarias denuncias de corrupción a empresarios y políticos. Tras varios meses en que esta situación fue agravándose, la Iglesia alza la voz para indicar que “es la hora de una profunda introspección tanto a nivel personal como institucional”.

“El esquema de vida planteado por el modelo de desarrollo económico social vigente –escriben los pastores– no ha sido acompañado por un desarrollo humano integral. Más bien, la idea de poseer siempre más y de los derechos individuales que cada uno reclama ha engendrado una carrera por acceder a mejores condiciones materiales. Tal vez, por lo mismo, en el camino ha generado agresividad y el ‘todo vale’. De este modo, nuestra convivencia laboral, urbana, cívica y mediática tiende a convertirse en una guerra despiadada”.

A juicio de los firmantes, “esa mirada interior debiese llevar también a un acto de perdón y reparación, tanto a nivel personal como institucional”. “Los chilenos –precisan– tenemos derecho tanto a la verdad como a la justicia, pero también a las oportunidades del perdón, que no es lo mismo que impunidad”.

El documento episcopal invita a “redescubrir que el poder de las autoridades existe para servir a los demás y que servirse de dicho poder provoca un daño capital”. “Debemos tomar conciencia de que la honra de las personas es crucial en la convivencia social. Por lo tanto, una práctica permanente de denostación pública como modo de diálogo político solo colabora a desintegrar más el ya debilitado tejido social”, advierte.

Para concluir, el texto recuerda que “estamos a tiempo para desterrar la idolatría del dinero y de la corrupción, de valorar la actividad política y de sus actores, de reconocer el aporte de tantos trabajadores y empresarios, de avanzar en el trato justo, respetuoso y amable que nos debemos, en fin, de corregir nuestros errores y juntos fortalecer el alma de Chile”.

En el nº 2.941 de Vida Nueva.

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