“’Iglesia, servidora de los pobres’ es un documento valiente, clarificador y sugerente”

voluntarios trabajan en organizaciones cristianas a favor de los pobres

Organizaciones cristianas resaltan la necesidad que había de un pronunciamiento de los obispos contra la crisis

voluntarios trabajan en organizaciones cristianas a favor de los pobres

“’Iglesia, servidora de los pobres’ es un documento valiente, clarificador y sugerente” [extracto]

JOSÉ LUIS PALACIOS | Las reacciones de significadas entidades católicas al documento Iglesia, servidora de los pobres han sido entusiastas. La Iglesia española parecer haber perdido el miedo a quedar accidentada. Los pastores han construido un sólido relato que ilumina el duro presente y abre horizontes de esperanza para el futuro.

Lo primero que señalan los interlocutores consultados por Vida Nueva es la audacia mostrada en la instrucción pastoral. “Es valiente, no solo por el contenido, sino también por el momento en el que se hace público, en un año muy complejo por las elecciones”, señala el secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, quien continúa afirmando el acierto de alzar la voz, precisamente cuando “vivimos un impacto social muy severo, cuando la realidad social ha tocado fondo, en muchos aspectos y hemos podido descubrir que no solo hay una crisis económica, sino que nos encontramos en un cambio epocal, de tintes antropológicos, éticos y sociales”.

No ve atisbo de interés partidista el presidente de la Acción Católica General, Higinio Junquera, quien considera “oportuna” la instrucción por llegar cuando “parece que comenzamos a salir de la crisis”.

“Es un documento valiente, clarificador y sugerente, que ofrece muchas pistas y está muy bien fundamentado doctrinalmente”, admite, por su parte, el secretario general de Manos Unidas, Ricardo Loi.

La presidenta del Foro de Laicos, Camino Cañón, reconoce “el análisis certero, el carácter revelador y propositivo” de la declaración episcopal. Además, añade, utiliza un “lenguaje compartido”, que permite que el documento se convierta en un referente, sólidamente formulado y escrito en una perspectiva claramente evangélica y anclada en la doctrina social de la Iglesia”. Por poner un pero, Cañón echa de menos “una referencia explícita a las asociaciones, movimientos e instituciones que vienen ya trabajando en muchas de las propuestas recogidas”.

Por su parte, Isabel Cuenca, de Justicia y Paz, subraya el “buen análisis de la situación sociológica de España” y la exhaustividad empleada a la hora de hablar de los que han salido peor parados de la crisis. Para la secretaria general de esta institución, es de agradecer, igualmente, que, a pesar de la dureza de la crisis en España, “nos recuerden que en otras partes del mundo hay personas que lo pasan mal y que vivimos en un modelo globalizado que necesita profundas mejoras”.

La HOAC, en palabras de José Fernando Almazán, su presidente, considera la instrucción como “un paso muy importante por cuanto se reconoce la situación de dificultad en la que vivimos instalados a causa de la crisis, pero no solo, y por la petición de perdón que contiene”.

Desde CONFER, la religiosa apostólica responsable del Área de Justicia y Solidaridad, Esperanza Pineda, juzga “muy valiosa” la afirmación de que “algunos datos esperanzadores nos llevan a pensar que la crisis, poco a poco, se está superando, pero, hasta que no se haga efectiva en la vida de los más necesitados la mejoría que los indicadores macroeconómicos señalan, no podremos conformarnos”, por ser “una afirmación profundamente real y evangélica”.

El delegado episcopal que mantiene abierta constantemente la comunicación entre los obispos y los técnicos y voluntarios de Cáritas, Vicente Altaba, califica el texto de “muy encarnado en la realidad que estamos viviendo”. Se trata de “un documento esperanzado. Los mismos obispos nos dan motivos para el compromiso y la esperanza. Además, hay un apartado muy importante, de carácter propositivo, constructivo, que intenta precisamente abrir caminos a esa esperanza”, apunta.

Espíritu positivo

Su compañero en el equipo directivo de Cáritas, el secretario general Sebastián Mora, juzga “muy positivo” el hecho de que, tras ver y analizar la realidad a luz del magisterio eclesial, se hayan elaborado “unas propuestas muy concretas y contextualizadas”.

Esas pautas de acción, para el presidente de la HOAC, resultan “de lo más interesante”, dado que “nos invitan a comprometernos personal y comunitariamente en el cambio de las estructuras injustas y nos llaman a participar, con otros, en la construcción de una sociedad más justa y fraterna”.

El secretario general de Manos Unidas comparte el “espíritu positivo y constructivo” de las propuestas, destaca “el llamamiento a unir espiritualidad y acción, y a entender la promoción humana de un modo integral, contando también con valores espirituales”.

El responsable de la asociación de laicos de Acción Católica, Junquera, juzga muy positivo que los obispos defiendan que el compromiso de los cristianos “sea transformador de las personas y de las causas de la pobreza”.

En la misma línea, reconoce la religiosa Pineda, “nos alegra que la reflexión acerca de cómo vencer las causas estructurales de la desigualdad y de la pobreza se haga de la mano de la Doctrina Social de la Iglesia, cuando se hace eco sobre todo de la dimensión política de la caridad”.

Deja claro el delegado episcopal Altaba que la comunidad cristiana ha sido llamada por sus pastores a superar el asistencialismo, a ejercer la denuncia profética y a entregarse a la promoción del bien común, con renovados ánimos y soluciones creativas y compasivas: “Espero que el documento provoque una conciencia todavía más clara de que el sujeto activo de la caridad ha de ser toda la comunidad”.

En el nº 2.939 de Vida Nueva

 

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