Peter Turkson: “La paz depende de cómo cuidemos la naturaleza”

cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz

Cardenal presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz

cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz

DARÍO MENOR | El cardenal ghanés Peter Turkson ha coordinado buena parte del trabajo preparatorio de la próxima encíclica sobre la ecología del Papa. Por su responsabilidad como presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, Turkson le entregó a Francisco hace meses un borrador con las propuestas recogidas por su dicasterio.

PREGUNTA.- Hay rumores acerca de que la encíclica ya está terminada y de que el Papa la firmará pronto. ¿Es así?

RESPUESTA.- La gente habla mucho, les gusta hacer ver que tienen mucha información, sea esta cierta o no. Cuando el Papa firme la encíclica lo sabremos. A pesar de que este Pontificio Consejo le ha ayudado en esta labor, el Santo Padre no está limitado a nuestra oficina. Puede consultar con personas de otros ámbitos. Mucha gente tiene un gran interés sobre este tema y ha contribuido haciendo sugerencias. Algunas de esas ideas nos llegaron a nosotros y otras directamente al Papa. Él, por supuesto, tiene toda la libertad para cambiar, añadir o tomar lo que considere del borrador que le entregamos.

P.- ¿Qué decía ese texto?

R.- No hablaré sobre sus líneas principales, porque si se conocen, hay personas que creerán que la encíclica las incluirá. El Papa nos pidió que hiciéramos un trabajo; lo hicimos y ahora es él quien toma las decisiones. No queremos que se produzca el supuesto problema de la autoría que algunos plantearon después de que Benedicto XVI escribiera Caritas in veritate. Algunos entonces decían que sabían cuáles eran los párrafos escritos por Benedicto XVI y cuáles los que habían hecho otras personas.

P.- ¿Quiénes han contribuido a la encíclica?

R.- Yo solo sé sobre lo que hicimos en mi oficina. Cuando tenemos que hacer cualquier trabajo, lo hacemos en equipo. El tema de la ecología interesa a muchas personas. El CELAM [Consejo Episcopal Latinoamericano], por ejemplo, constituyó un grupo sobre la Amazonia que seguro que estaría interesado. Además, un obispo de la Amazonia visitó al Papa hace tiempo para hablarle sobre esta región. Los obispos de Filipinas también mostraron su preocupación por la subida del nivel del mar debido al cambio climático. Las gentes de las islas del Pacífico están igualmente preocupadas. No soy capaz de responder sobre quién ha contribuido a la redacción del texto, porque el Papa no tiene que dar explicaciones sobre con quién realiza consultas. cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz

Custodios de la Tierra

P.- ¿Cómo puede ligarse el desarrollo del hombre con la protección de la naturaleza?

R.- En primer lugar, la Iglesia, por medio de Pablo VI y de Benedicto XVI, ya ha dejado claro que nunca ofrece soluciones técnicas. Es algo que se lo deja a los expertos. La Iglesia trata los temas desde el punto de vista de su fe y de sus creencias. La cuestión del medio ambiente debe ser tratada en relación con la presencia del ser humano en la Tierra y el uso de los recursos que Dios nos brindó a todos. Para la Iglesia, la línea roja es que Dios encargó al hombre que custodiara la Creación, le pidió que la mantuviera. En la Biblia se utiliza la palabra hebrea shomer, que significa ejercer la propiedad, cuidándola de manera que se mantenga en buen estado. La visión de la Iglesia sobre la Creación es que debe ser cuidada por el hombre. La paz también depende de cómo cuidemos la naturaleza.

P.- ¿Pero cómo debe explicar un texto magisterial la forma de evitar el choque entre desarrollo y custodia?

R.- El desafío es cómo presentar la tensión entre la humanidad y su forma de cuidar la Tierra. Hay dos pilares. El primero es que las personas tienen que utilizar los recursos para el bien común. Lo que Dios creó es para todos los seres humanos. La persona humana tiene que estar en el centro de cualquier uso de los bienes de la Tierra. Cuando no se promueve el bien general de los seres humanos, hay algo que no va bien. Es por eso que el Papa dice repetidas veces que las tensiones vienen de cuando el hombre se convierte en un siervo de los principios económicos. Hay que estar, en cambio, al servicio de la persona humana. La segunda tensión viene de si es o no sostenible la forma en que usamos el mundo. ¿Puede la vida mantenerse así en el futuro? ¿O habrá un momento en que el abuso de los recursos será tan grande que el mundo no podrá ya mantener la vida humana?

P.- ¿Resulta posible malinterpretar el relato de la Creación y considerar que al estar por encima del resto de seres, el hombre puede hacer lo que le venga en gana?

R.- La persona puede hacer lo que quiera con cualquier cosa, pero al hacerlo, ¿va a lograr un bien o acabará destruyéndose a sí misma? Esa es la clave. El mundo fue creado y se le entregó para que lo usase, para lograr su bienestar a través de la comida, la vivienda o lo que precise. Pero la manera más sabia de hacer esto es pensando que cuidando de uno mismo también se cuida a los propios hijos. En cambio, si el interés soy solo yo, sin pensar en el futuro, no se utilizan los recursos de una manera sabia. La Iglesia no trata a la Creación como a un fetiche, como a algo que hay que adorar. Promueve el uso de la Creación, pero con un sentido de custodia. No la adoramos, pero la respetamos y la tratamos con responsabilidad. Los dos conceptos van de la mano. La Iglesia reconoce que la Creación se puso en las manos del hombre para mantener su vida, pero al hacerlo debe usarla de forma responsable, de manera que se garantice su vida no solo hoy, sino para siempre. Si la persona considera que todo está a su disposición y que puede utilizar el mundo como quiera, ¿cuántos años va a durar? ¿Cuánto tiempo necesitará la Tierra para recuperar su equilibrio?cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz

P.- ¿Hay un riesgo de que cuando la Iglesia hable sobre ecología se la tache de ser “de izquierdas”?

R.- La Gaudium et Spes dice que no hay nada que afecte la vida humana que no sea del interés de la Iglesia. Ese es el punto de partida. Por desgracia, hay en ocasiones polémicas políticas con el tema de la protección de la naturaleza. Recordemos la visita de Benedicto XVI al Parlamento alemán. Hubo mucha polémica previa, pero luego los representantes de Los Verdes aplaudieron al escucharle hablar sobre estos temas. Pero Benedicto XVI no decía aquello para agradar a un determinado partido, sino porque debemos tener una conciencia ecológica sobre lo que sucede a nuestro alrededor. La Iglesia no va a meter la cabeza en un agujero, pretendiendo que no haya ningún problema, cuando sí que lo hay. La Iglesia actúa movida por un genuino amor al Dios que venera y porque este amor implica ciertos tipos de actividades.

P.- ¿Considera adecuado utilizar un lenguaje apocalíptico al hablar del cambio climático o cree que puede resultar contraproducente?

R.- No lo aconsejaría si se buscan fines sensacionalistas. Eso sí, hablar sobre los riesgos del cambio climático no es más que dar datos científicos. No hace falta echar mano de un lenguaje apocalíptico si tienes todas esas evidencias. Pero hay que evitar el alarmismo sensacionalista. El mensaje debe ser realista sobre la situación en que vivimos y las consecuencias que tendrá el cambio climático.

En el nº 2.938 de Vida Nueva

 

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