Adelanto de ‘Cartas a Dios desde América Latina’ (PPC)

Cartas a Dios desde América Latina, PPC Editorial

Nuevo libro de la editorial PPC y Cáritas América Latina y el Caribe

portada Pliego Cartas a Dios desde América Latina 2937 abril 2015

JOSÉ MARÍA ARNAIZ, SM | Al leer Cartas a Dios desde América Latina (PPC–Cáritas América Latina y el Caribe) –libro que verá la luz en los próximos días–, te encontrarás con más de medio centenar de personas de distintos países de América Latina y el Caribe que se han atrevido a escribirle una carta a Dios. Además, han aceptado que PPC las hiciera públicas y aparecieran en este libro. Libro que es un verdadero mosaico de expresiones originales de trato y de relación personalizada con Dios.

El repertorio y la variedad son grandes. Pone en contacto, pensando en un público plural, las diferentes percepciones, experiencias, anhelos, dudas y expectativas que suscita el hecho religioso. Esto lo expresan los autores a través de una sencilla carta dirigida a Dios.

El Dios de los cristianos, el Dios de los que buscan y no encuentran, el Dios ante el que se suspende cualquier juicio, el Dios ante el cual uno protesta, se queja, da gracias, espera o deja de esperar; el Dios que es padre y madre, presencia y acción misteriosa, misterio y mensaje; Abbá que despierta el sentimiento filial y fraterno que a veces duerme en nosotros. El Dios con el que se aprende ternura y misericordia, audacia y lucidez, adoración y alabanza, perdón y alegría, felicidad y fecundidad. El Dios que se nos reveló y que es Jesús. Cartas a Dios desde América Latina, PPC Editorial

Queremos agradecer este gran servicio a los autores de las diferentes cartas. No es fácil ponerse en condiciones para escribir una carta a Dios; quizá para varios de ellos sea la carta de su vida que más tiempo les ha tomado escribir y con la que han quedado más felices al estamparla; puede ser que sea también la carta más comprometida que han escrito; espero que no sea la última que le envíen a Dios.

Un destinatario que responde

El destinatario que han elegido es de los que responden, así que es de esperar que no se habrán olvidado de poner el remite. No dudo de que les va a llegar respuesta, y en un lenguaje sencillo, cariñoso, de padre y madre, de hermano y maestro, con unas efusivas expresiones de ternura “celestial”.

Por la gran variedad de autores, hacemos acopio del latido profundo de una mayoría de personas católicas, pero también de otras no creyentes o de otras religiones. Es un libro que recoge las preguntas, dudas, convicciones y esperanzas que vive el ser humano del siglo XXI ante la realidad siempre misteriosa y apasionante de Dios.

Bien podemos decir que, en este libro que recoge más de cincuenta cartas, aparecen más de cincuenta dioses y más de cincuenta seres humanos llenos de inquietud y en búsqueda de lo que más necesitamos. Aunque pueda haber parecidos, son más de cincuenta perspectivas diferentes y diversas.

Algunas cartas se refieren a los muchos nombres de Dios, pero también al hecho de que Dios es más que todos los nombres que le nombran. En este libro hay más de cincuenta nombres de Dios, pero ninguno, ni tampoco los que lo niegan, agota a Dios, ni agota la fe, la religión, ni siquiera agota el ateísmo o la increencia.

Leyendo las cartas, uno se pregunta si ellas hablan de Dios o si hablan más bien de quienes las escriben, si son radiografía de cada uno de los autores. Me he preguntado leyéndolas si Dios es, o ha sido, la excusa para exponer sus inquietudes, sus quejas y penas, sus alegrías, sus emociones –más o menos enmascaradas– y su agradecimiento.

“Conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo; seguirlo es una gracia, y transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor, al llamarnos y elegirnos, nos ha confiado. Con los ojos iluminados por la luz de Jesucristo resucitado podemos y queremos contemplar el mundo, la historia, nuestros pueblos de América Latina y de El Caribe, y a cada una de sus personas” (Documento de Aparecida 18). Estas palabras de Aparecida dan el tono a cada una de estas cartas escritas en y desde América Latina: han nacido del gozo de conocer a Jesús y de las ganas de querer transmitir ese tesoro y así contagiar alegría.

Un libro sobre Dios

Los lectores deben saber que tienen en sus manos un libro sobre Dios. Con él aprenderán a mirarle, oírle, hablarle, escribirle, sentirle; les dejará con fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Al ir recorriendo sus páginas aprenderán sobre Dios; dialogarán con Él y se animarán a escribir sobre Él. Esto no es fácil; para escribir a Dios hay que estar muy bien con uno mismo.

Todo el libro es un proyecto compartido y en el que están implicadas muchas personas, las que finalmente escribieron y las que no. Hemos contactado para realizarlo con más de cien. Muchas de ellas, que finalmente no accedieron a la petición, sin embargo nos han animado con sus mensajes a que este libro viera la luz; les parecía un proyecto sencillamente inédito y apasionante. Curiosamente, la negativa de determinadas personas a participar en él fue lo que nos impulsó a continuarlo por el aliento que nos transmitían. Quisimos que entre los autores estuviera un latinoamericano destacado: el papa Francisco; le invitamos a hacerlo. Su carta hubiera sido la primera y puede ser que la mejor. Le gustó la idea; pero le faltó el tiempo.

Este género literario de la carta es exigente. Evidentemente, para aquellos cuya fe haya ido desapareciendo con el tiempo o para quienes la palabra “Dios” les dice poco en este momento de sus vidas, la tarea ha sido ardua. Con todo, el género epistolar siempre da pie a que la imaginación, la fantasía y la creatividad complementen aquello que la razón se niega a admitir o a considerar. Por ello es de agradecer el esfuerzo de todos, pero de un modo especial el cuidado, el respeto y la valentía de quienes han escrito su carta desde posturas lejanas a la fe. Seguramente, lo editorialmente plausible sería haberle escrito a Messi.

El libro que presentamos es una especie de interrupción de una lógica cultural que pretende arrinconar a Dios en la caverna de la irrelevancia. Y nos hace caer en la cuenta de que, como recuerda José Antonio Marina, Dios aparece con facilidad al volver cualquier esquina del alma o reaparece cuando intentamos pasarlo al olvido o al rechazo.

Las cartas nos dejan con el rostro, el pensar y el sentir de personas conocidas y anónimas, de obispos, escritores, políticos, teólogos, religiosos, filósofos… También hemos recogido las cartas de algunas de las personas que viven en los márgenes de nuestra sociedad y que son igualmente hijos del mismo Padre.

Sin embargo, algunas de estas cartas guardan un anonimato que sigue mostrando la fuerza destructora de la sociedad excluyente en la que vivimos. Una de esas cartas –la que cierra el libro– es de una niña que con apenas 12 años murió en el mes de mayo de 2014 en Chile y unos meses antes había enviado una carta a Dios pidiéndole que le diera fuerzas para seguir viviendo y ser mamá y ayudar mucho a la gente pobre. Nace de una fe que se fue haciendo impresionantemente fuerte en el dolor de una enfermedad que la condenó a muerte cuando solo tenía 12 años.

Desde PPC creemos que Dios sigue en movimiento dinámico y nos recrea, continúa escribiendo derecho con renglones torcidos, se empeña en convocarnos para hacer de este mundo una familia que acoge, consuela y convive en paz. Hemos querido editar un libro de carne y hueso, lejos de la especulación teológica o filosófica. Lo que se escribe en primera persona se halla sometido a la prueba de la verdad de la realidad que cada cual es, por más que la quiera esconder o disimular. Es un libro realizado sin concesiones a la galería; en un cara a cara con Aquel que nos salva, con Jesús, con Aquel ante quien a veces dejamos de creer.

En tus manos, amigo lector, tienes un libro para degustar poco a poco, sin prisa. Ojalá al finalizar su lectura quede el gusto de saborear un conjunto de valiosas experiencias de sentido y brote en ti el deseo de escribir tu propia carta a Dios; una carta que, con seguridad, evocará lo mejor de ti mismo.

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En Cartas a Dios desde América Latina escriben:

  • Argentina: Mamerto Menapace, Mariano Abraham, Piero De Benedictis, Vicente Eschepe Gil y Víctor Manuel Fernández.
  • Bolivia: Nicolás Castellanos, Roberto Tomichá Charupá y Sofía Chipana Quispe.
  • Brasil: Demétrio Valentini, Eliana Bellini Rolemberg, Gabriel Chalita, Jung Mo Sung, María Clara Bingemer, Paulo Petry, Raphael Freire y Thelia Pinheiro.
  • Chile: Alejandra Izquierdo, Benito José Baranda, Bernardino Piñera C., Héctor Ávila Benavides y Sergio Torres González.
  • Colombia: Alejandro Londoño, Alicia Argüello, Beatriz Elena Herrón Durango, Carmiña Navia Velasco, Félix Posada, Javier Darío Restrepo, Jhonathan Enrique Cabuya, M. M. O., María Fernanda Galvis y Nel Hedye Beltrán Santamaría.
  • Costa Rica: Álvaro Rodríguez Echeverría, Elsa Tamez y Silvia Regina de Lima Silva.
  • Cuba: Benjamín González Buelta y María Margarita Hernández.
  • Ecuador: Luigi –Gigi– Ricchiardi, María Eugenia Ramírez y Víctor Corral.
  • Guatemala: Agustín Coroy Pérez y Hugo Monroy.
  • Haití: Matilde Moreno.
  • Honduras: Óscar Rodríguez Maradiaga.
  • México: Felipe de Jesús Monroy González, José Sánchez Sánchez y Socorro Martínez.
  • Nicaragua: Fernando Cardenal y José María Vigil.
  • Perú: Carmen Lora, Pedro Barreto y Ricardo García.
  • Puerto Rico: Ángel Darío Carrero, Carmen Margarita Fagot y Eusebio Ramos Morales.
  • República Dominicana: Aristides Peralta.
  • Uruguay: Cristina Robaina, Pablo Bonavía y Susana Nuin Núñez.
  • Venezuela: Baltazar Porras, Pedro Trigo y Nataly Carol Vega Hormazabal.

Vida Nueva adelanta la presentación de la obra y varias de las cartas, cuatro de ellas íntegras (cardenal Maradiaga, Mamerto Menapace, Elsa Tamez y Aristides Peralta) y extractos de algunas otras (el jesuita Benjamín González Buelta, la teóloga María Clara Bingemer, la secretaria adjunta de la Conferencia Episcopal Uruguaya y una exprostituta).

Pliego íntegro publicado en el nº 2.937 de Vida Nueva. Del 18 al 24 de abril de 2015

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