Detrás de La Voz: llegar a las periferias con la música

padre Damián actuando en el programa La Voz de Telecinco

Detrás de La Voz: llegar a las periferias con la música [extracto]

RUBÉN CRUZ | No llenan estadios de fútbol ni plazas de toros. No tienen una legión de seguidores en las redes sociales. Tampoco firman miles de discos en centros comerciales. Pero ellos utilizan la guitarra y su voz para transmitir el Evangelio, como Damián ahora en televisión.

La mayoría de cantautores católicos tiene su trabajo fuera de la música, puesto que, según ellos, vivir de esto no es tarea fácil. Aunque eso no es lo que más les importa, porque tienen claro que son un instrumento al servicio de la Iglesia. Así, la mayoría ofrece sus discos pidiendo solo la voluntad, otros le ponen precio, pero todos lo hacen con un objetivo: destinarlo a la beneficencia.

Estos días, la música católica está de fiesta. Un sacerdote se ha convertido en concursante de La Voz, el exitoso programa musical de Telecinco. Sus hermanos cantantes no dudan en apoyarle, ya que se trata de una nueva voz de la Iglesia en la sociedad. Damián tiene ahora la oportunidad de aprovechar la música, siempre presente en la Iglesia, para llegar a más gente.

Migueli es uno de los más reconocidos cantautores católicos a nivel internacional. De hecho, fue invitado a cantar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río de Janeiro. “Para mí es un privilegio enorme haber podido aportar mi fe, mi entusiasmo, mi cariño a la Iglesia y a los jóvenes”, apunta.

Pese a que su fama cruza las fronteras de nuestro país, él no vive gracias a la música: “Lo hago solamente por el servicio de ayuda que presto. Soy profesor, doy cursos y acompaño a personas. La música no es una profesión que eligiera, pero me he mantenido en ella porque ayudo a la gente y he querido ser fiel a ellos”.

Nico Montero fue, junto a Migueli, el cantautor que representó a nuestro país en el himno de la JMJ de Río. Pero no pudo asistir a cantarla en directo en la playa de Copacabana, por lo que espera poder cantar delante de Francisco algún día, porque “tengo gran devoción por él. Su cercanía, su dinamismo, su frescura y su alegría son toda una revolución. Hacía falta un Pontífice así y es una bendición, sin menospreciar a ninguno anterior”.

No obstante, Montero ya tiene experiencia en cantar ante un papa, ya que Karol Wojtyla lo escuchó en 2003 en Cuatro Vientos ante un millón de personas. “Juan Pablo II es un santo al que rezo, al que me siento muy ligado y considero que ha hecho mucho por nuestra Iglesia. Él supo conectar a la perfección con la sociedad, fue un gran comunicador y nos ha dado grandes lecciones”, comenta.

Este cantautor andaluz nunca ha cobrado por ofrecer un concierto y su música está disponible en su página web. Aun así, ha conseguido un hito en la música cristiana: ser Disco de Oro con 60.000 ejemplares vendidos, cuya recaudación fue destinada a financiar proyectos solidarios.

Nico Montero es director del Instituto Fernando Aguilar de Cádiz y nunca ha tenido como objetivo vivir de su vocación de transmitir el Evangelio gracias a los acordes que salen de su guitarra: “Tenemos amigos en Sudamérica que sí viven de crear música católica, porque allí se hacen conciertos multitudinarios, pero en Europa no hay esa tradición”. Aunque también es verdad que estos cantautores sudamericanos no tienen caché y solo piden la voluntad, pero “si nosotros cobráramos por actuar, apenas nos llamarían, porque no hay tradición de pagar. Es más, si alguno de nosotros pensara en dedicarse solo a la música, lo pasaría mal, porque hoy los músicos en general están malviviendo, a no ser que seas David Bisbal”, explica.

La vocación musical no es solo cosa de laicos. Toño Casado, párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Pilar, en el madrileño barrio de Salamanca, lleva toda una vida componiendo con la mirada puesta en Jesús. Él no se considera una gran voz, aunque sí un buen compositor. Además, el P. Toño ha creado un musical cuyo leitmotiv es Jesús. 33, el musical, como lo ha llamado, ya se presentó en las Navidades de 2013 ante 4.000 personas en forma de concierto.

Ahora, la productora que se encarga del proyecto está ultimando los detalles para ponerlo en la cartelera de la Gran Vía madrileña antes de finales de año. Toño cree que el trabajo de los cantautores católicos no está reconocido: “Ser músico es una profesión. A nadie se le ocurriría pensar que un pintor pintaría gratis nuestra iglesia; pues el músico tampoco tiene por qué cantar gratis”.

La canción católica es un mundo dominado por hombres, en el que algunas mujeres también han sabido hacerse un hueco. Es el caso de Maite López, que llegó a la música por auténtica vocación. Esta necesidad de transmitir el Evangelio a través de la música le ha llevado a crear su nuevo disco: Teresa, alma de fuego, que vio la luz a finales del pasado año y que homenajea a santa Teresa de Jesús en el V Centenario de su nacimiento.

“Conocía algunos de los textos y poemas de la Santa y me planteé hacerle un homenaje. Me surgieron melodías rápidamente al leer, y escribí varias canciones durante dos años para compartir mi experiencia y darla a conocer”, señala la cantautora

Así, la recaudación por la venta de sus discos se destina a la Fundación Proacis, que utiliza este capital para proyectos educativos y sanitarios en África, América y Portugal.

Luis Guitarra es uno de los cantautores católicos que más conciertos ofrece por toda la geografía española. Pese a que su voz recorre miles de kilómetros cada año, tampoco vive gracias a la música. Y es que él no pone precio a su trabajo. “En mi primer disco –<em>Como tú, como yo– recogía historias de marginación; por eso, creí que no era ético ganar dinero de este dolor”, explica Guitarra.

De esta manera, surgió el sistema “precio libre”, para que cada cual pague lo que pueda. Así, hasta las personas de las que hablan las canciones podrían tener acceso a su música. “Todo el dinero recaudado se destina a aquellos de los que hablan mis canciones. Muchos cantautores han seguido este camino; por eso me siento muy orgulloso de ser el precursor”, dijo. Y es que hace 16 años, cuando comenzó, este modelo era casi de ciencia-ficción, ya que la industria discográfica era muy potente.

El titulo del primer disco de Luis Guitarra da hoy nombre a su fundación, que ayuda a miles de personas tanto dentro como fuera de nuestro país. En España, colaboran con la Asociación Rincón de la Esperanza, que se dedica a la acogida de presos sin familia de la cárcel de El Dueso, en Santoña (Cantabria) y ofrecen préstamos a inmigrantes. Fuera de nuestras fronteras, financian proyectos sanitarios y educativos en África y Latinoamérica.

No solo cantautores forman parte del panorama musical católico. También hay grupos reconocidos que llevan en sus melodías la Buena Nueva. Brotes de Olivo es una de las formaciones con más solera. Y es que el matrimonio formado por Rosa Escala y Vicente Morales lleva desde 1971 cantando por todo el país.

Su vocación musical se ha ido transmitiendo de generación en generación y hoy el grupo lo forman padres, hijos y nietos. Aunque no siempre pueden cantar todos juntos, porque el desplazamiento de toda la familia es costoso, máxime cuando no reciben retribución por sus conciertos.

“No hay conciencia de que la gente que canta también tiene que vivir. Dios nos ha regalado un don y nosotros ofrecemos gratis lo que Él nos da. Pero tenemos que hacer frente a gastos de hospedaje y desplazamiento que nadie nos cubre”, dice Jesús Morales, hijo del matrimonio y componente del grupo.

Evangelización con acordes

El papa Francisco no se ha cansado durante su primer año de papado de repetir que la persona debe ser el centro de todo. Así, ha animado a la Iglesia a salir a la calle y eso es básicamente lo que hacen los cantautores católicos. De hecho, Migueli saca estos días su nuevo disco, Un agujero con mil colores, en el que aparecen canciones “muy en contacto con el papado de Francisco y con el momento de esperanza tan bonito que tenemos en la Iglesia”.

Nico Montero tiene siempre su mirada puesta en las periferias: “Me gusta manejarme en espacios al margen de la fe, porque creo que soy capaz de llegar a ellos”. Por eso, acude regularmente a dar conciertos en cárceles, universidades o bares. “A estos sitios llegas con un mensaje de humanismo que cala en la gente, sin imponer nada, pero haciéndoles partícipes de la alegría de la fe que uno vive”.

Tras 23 años en el mundo de la música y 11 discos en el mercado, Nico Montero sigue teniendo claro que llegar a un público cada vez más secularizado es posible. “Se me acerca gente después de los conciertos que me dice: ‘No creo, pero me pones los pelos de punta’”. A él se le hace muy sencillo evangelizar a través de su música, porque canta lo que siente. No obstante, advierte que “es necesario que los músicos católicos estén bien formados, tanto musical como teológicamente para poder acertar en el mensaje”.

La insistencia del papa Francisco por llegar a las periferias ha hecho al P. Toño plantearse dónde se encuentra la Iglesia: “Quizá andamos un poco desconectados del lenguaje en el que vive el mundo actual”. No obstante, él no considera la música como un anzuelo para atraer a fieles a la Iglesia. “La música ha sido un idioma natural de la Iglesia durante toda su existencia. En ella llevamos trabajando muchos años porque es un lenguaje que llega directamente al corazón y es el mejor medio para transmitir el Evangelio”, advierte.

Maite López, cantautora y música católica

Maite López

En el mismo sentido, Maite López explica que evangelizar para ella es compartir su fe cantando, no intentar convencer a quienes la escuchan. “Evangelizo compartiendo lo que soy. Dios me ha dado el don de componer y cantar, y eso, en el fondo, es compartir lo que tienes. Yo vivo mi fe de esta manera y lo cuento cantando”, indicó.

Ella actúa normalmente en colegios, parroquias y comunidades que buscan un testimonio a través de la música. Sin embargo, se ha encontrado con la experiencia de llegar a las periferias a través de Internet. “Hay gente que te escribe y te impresiona al decirte que han escuchado una canción tuya y les ha llegado. Y es que, en definitiva, el lenguaje de la música es más poético, más emocional, más fresco y menos teológico”, subraya.

Luis Guitarra, por su parte, es de los pocos cantautores católicos que sabe lo que es la música comercial. En 1989 formó parte del grupo de pop-rock Sin ceros a la izquierda, pero dos años después se decidió por la canción católica. Tras más de dos décadas como cantautor, acaba de publicar A la intemperie, su quinto disco, que habla de la realidad de los que no tienen voz.

Él cree firmemente que es posible seducir a un público secularizado, porque “compartimos experiencias auténticas. Mis canciones no buscan directamente evangelizar, pero lo consiguen de forma indirecta. Mi música invita a profundizar; no cita a Dios, pero el que mira hacia dentro claro que lo va a escuchar”, asevera.

Cantar a los presos

Muchos de los conciertos que los cantautores católicos ofrecen tienen lugar en prisiones. Nico Montero recuerda con cariño su concierto en el Centro Penitenciario Puerto 1, en Cádiz. A esta prisión de máxima seguridad no suelen ir cantantes a dar conciertos. “Enviamos un mensaje de fe y esperanza y conectamos rápidamente con los chavales”, recuerda Montero. “Ellos están privados de libertad porque no ha salido de ellos hacer lo mejor, pero ahora tienen la oportunidad de reinsertarse dando lo mejor de ellos”, comenta.

Los presos acabaron el concierto en pie, aplaudiendo a Nico Montero y su banda. “Dios supo poner en mi boca las palabras adecuadas ante el público más difícil al que me he enfrentado, y los internos quieren que volvamos”, indica.

Por su parte, el P. Toño explica que “cantar delante de los presos y que canten contigo es una situación muy bonita. Aunque estén privados de libertad, son personas como todos que han cometido un error”. Asimismo, Migueli hace hincapié en que “siempre lo que tienes delante son personas y les intento mandar todo mi cariño y mi experiencia a través de la música”.

Todos los cantautores coinciden en lo especial de cantar ante personas que se encuentran privadas de libertad. “La receptividad es increíble, les tocas hasta lo más hondo y te lo agradecen muchísimo. Lo viven con mucha intensidad y gratitud. No he sentido fuera de prisión nada igual”, relata Maite López.

En el mismo sentido, Luis Guitarra reconoce que, de primeras, cantar en una cárcel es complicado. “El público es un poco hostil, pero esa hostilidad, bajo mi experiencia, dura minutos, porque pronto se sienten identificados”, explica. Pese a que la primera vez se encontró perdido ante esa situación, para Guitarra no hay concierto más gratificante que el que le ofrece a los presos, porque “muy rápido se genera un gran vínculo y una sensación de esperanza”.

Brotes de Olivo, grupo de música cristiano

Brotes de Olivo

Jesús Morales piensa que es un concierto totalmente diferente el que se ofrece en prisión. Sin embargo, “cuando cantas delante de los presos, lo haces delante de personas cuyos actos les han conducido hasta ahí, pero desean lo mismo que los que estamos fuera: ser queridos y escuchados. Por eso, les anunciamos el Evangelio, que siempre es una buena noticia”.

Ser La Voz

La participación de un sacerdote en La Voz no disgusta a nadie. “Fíjate en el éxito de Sor Cristina en Italia”, recuerda Migueli. Nico Montero ve en la entrada del P. Damián una oportunidad para normalizar: “Se trata de un momento idóneo para sembrar el Evangelio. Seguro que llegará muy lejos”.

Con respecto a si él participaría en un programa de estas características, el cantautor lo tiene claro: “Hace años me decían mis amigos que me presentara a Operación Triunfo, el concurso musical que estaba de moda entonces, pero yo el triunfo ya lo tengo porque le canto al más grande”.

Maite López también apoya la participación de un sacerdote en un programa musical: “Hay religiosos que tienen un don muy especial, ¿por qué no van a compartirlo?”, indica. Aunque ella no siente la vocación de dar un paso similar.

Por otro lado, Jesús Morales piensa que “si el sacerdote cree que debe hacerlo, bendito sea Dios. Además, es una forma de utilizar los medios para evangelizar, algo que Francisco también hace a la perfección”. Toño Casado, como sacerdote, ve en la entrada de su hermano un acercamiento de la Iglesia a la sociedad. “Es una oportunidad para demostrar que los curas somos personas normales; unos hacen deporte, otros escriben, otros cantan o pintan, etc. Es más, él normalmente va sin clergyman, por lo que muchos lo verán como una persona moderna”, indicó. Asimismo, señala la valentía de su compañero de acudir a la televisión sabedor de las críticas que suscitará. Así, espera que le traten como a cualquier otro concursante y que no quieran contar con él solo por el hecho de ser cura.

Toño Casado, cantautor y músico católico

Toño Casado

“Yo no podría ir a este programa, porque no tengo una gran voz, pero si me propusieran componer, claro que lo haría”, explica el P. Toño. La aparición de Damián en La Voz España tiene un antecedente con Sor Cristina, la ganadora de la edición italiana el pasado año. La gran Raffaella Carrá, coach del programa italiano, le preguntó, al ver a la monja, qué le había traído allí, a lo que ella no dudó en contestar: “Tengo un don y os lo estoy mostrando a todos. ¿No es lo que deberíamos hacer siempre?”.

Sor Cristina sorprendió al mundo, pero no hizo nada más que seguir los mensajes del papa Francisco. “Él siempre dice que debemos salir al mundo a evangelizar y estoy aquí para eso”, dijo. Ahora, el sacerdote granadino le ha cogido el testigo. Y es que the show must go on.

 

Los obispos, con los cantautores

Este último año, la Conferencia Episcopal Española decidió galardonar a Nico Montero con el Premio ¡Bravo!, la mayor y más alta distinción de la Iglesia en España a un músico. De este modo, el cantautor andaluz recogió el pasado 28 de enero el testigo de Montserrat Caballé.

“Era un premio que no podía esperarme. Entiendo que no es solo para mí, sino que es un guiño de los obispos a los músicos católicos contemporáneos. Por encima de mí, la Iglesia pone los ojos en esta música”, señala Montero. En anteriores ediciones, artistas de la talla de José Luis Perales o Pasión Vega habían sido galardonados, pero nunca antes este premio había ido a parar a un cantautor católico.

“Es un reconocimiento a los curritos de la música católica que hacemos kilómetros con nuestras guitarras. Es un abrazo de nuestros pastores a los que somos Iglesia”, mantiene el cantautor, que considera que en las últimas décadas “nos hemos sentido abandonados y sin ninguna clase de apoyo. Espero que lleguen más premios a hermanos míos que llevan años llevando el mensaje de Jesús allá por donde van”.

Por su parte, Toño Casado considera que es bueno que la Iglesia crea en la música, y “creer en esto no es solo decir: ‘¡Qué bonito!’. Es apostar por ello de forma económica”.

En el nº 2.936 de Vida Nueva

 

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