“Yo no sería capaz de hacer lo que estáis haciendo vosotros”

protesta manifestaicón tras el asesinato de 21 coptos egipcios en Libia febrero 2015

El arzobispo Agrelo relata el homenaje que Francisco rindió a la “valentía” de la Iglesia norteafricana durante su visita ‘ad limina’

protesta manifestaicón tras el asesinato de 21 coptos egipcios en Libia febrero 2015

Manifestación tras el asesinato de los 21 coptos egipcios

DARÍO MENOR (ROMA) | El “antídoto” más eficaz contra todo tipo de violencia es educar para “descubrir y aceptar las diferencias como una riqueza y fecundidad”. La idea es del papa Francisco, y la escribió en el discurso que les entregó el lunes 2 de marzo a los obispos de la Conferencia Episcopal Regional del Norte de África (CERNA), a quienes recibió en visita ad limina.

Para aprovechar al máximo la hora y media que duró el encuentro, Jorge Mario Bergoglio no leyó su mensaje, ni tampoco lo hizo el presidente de la CERNA, el arzobispo de Rabat, Vincent Landel. “Ya tendréis tiempo para leerlo más tarde, mejor que hablemos ahora”, les dijo el Pontífice a los prelados de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia. Entre ellos, estaba el franciscano español Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger.

El Papa destacó la situación de Libia, devastada por la guerra civil tras la caída del dictador Muamar el Gadafi y que cuenta ahora con un nuevo y temible contendiente, el Estado Islámico (EI).

“Querría homenajear en particular la valentía, fidelidad y perseverancia de los obispos en Libia, como también la de los sacerdotes, las personas consagradas y los laicos que permanecen en el país pese a los múltiples peligros. Son auténticos testimonios del Evangelio. Se lo agradezco vivamente y os animo a todos a proseguir vuestros esfuerzos para contribuir a la paz y a la reconciliación en toda vuestra región”, escribió Francisco en su discurso.

Según explicó Agrelo a Vida Nueva, el Papa recordó “con mucha ternura” el reciente asesinato de 21 coptos egipcios por parte del EI en Libia y alabó el coraje del vicario apostólico en Trípoli, Giovanni Innocenzo Martinelli, quien manifestó su intención de no abandonar el país mientras sigan viviendo cristianos allí. “El Santo Padre hizo que nos sintiéramos muy apreciados y queridos. Llegó a decirnos: ‘Yo no sería capaz de hacer lo que estáis haciendo vosotros’”.

Preocupado por la importancia de la presencia de la Iglesia en las periferias geográficas y existenciales, el Papa no dejó pasar la oportunidad de alabar la labor de las comunidades cristianas norteafricanas: “Vosotros estáis en las periferias con el servicio particular de manifestar la presencia de Cristo en su Iglesia en esta región. Vuestro testimonio de vida en la sencillez y en la pobreza es una señal importante para toda la Iglesia”.

Y pidió a los obispos de la CERNA que fueran siempre una comunidad “de encuentro y de diálogo” al servicio de todos, “sin distinciones”. Esta labor se manifiesta particularmente en el auxilio que estas Iglesias brindan a quienes atraviesan sus países de camino a Europa.

“Os agradezco vivamente –escribió el Pontífice– el papel que desarrolláis al ayudar a numerosos inmigrantes originarios de África que buscan en vuestros países un lugar de paso o de acogida”. A juicio de Francisco, los católicos norteafricanos testimonian el amor de Dios cuando reconocen a los inmigrantes su “dignidad” e intentan sacudir las conciencias del mundo desarrollado sobre el drama que sufren.

Solidaridad con Tánger

Agrelo conoce bien las dificultades que afrontan los subsaharianos que tratan de alcanzar territorio español. “El Santo Padre está muy afectado por todo lo que está ocurriendo y agradeció la preocupación y solidaridad de la Iglesia de Tánger con los inmigrantes, quienes se encuentran las fronteras cerradas y afrontan una situación humanitaria lamentable”, contó el franciscano español.

“También tratamos las implicaciones políticas, aunque me pidió que quedara entre nosotros lo que hablamos”. Francisco mostró su apoyo a estas personas, al transmitir en el discurso sus “ánimos” a los “numerosos jóvenes estudiantes del África subsahariana” que han llegado en los últimos años a las naciones magrebíes. “Manteniéndose fuertes en la fe, serán capaces de establecer con todos lazos de amistad, de confianza y de respeto, y contribuirán así a la edificación de un mundo más fraterno”, escribió el Pontífice.

También subrayó el papel de estas Iglesias en el diálogo interreligioso. “Sabéis bien que el escaso conocimiento recíproco es fuente de muchas incomprensiones y en ocasiones hasta de choques”, advirtió. “Estuvimos hablando sobre cómo las comunidades cristianas norteafricanas quieren seguir caminando al lado de nuestros hermanos musulmanes. Es algo posible, pues se aprecia y estima que demos testimonio de Cristo en estas tierras”, aseguró Agrelo.

En el nº 2.932 de Vida Nueva

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