Florencio Abajo: “Traer sacerdotes de otros países no solucionará la crisis de vocaciones”

Director general de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos

Florencio Abajo Núñez, director general de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos

Texto y fotos: DARÍO MENOR | Florencio Abajo Núñez fue elegido el pasado mes de julio como nuevo director general de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Anterior responsable de La Casa de la Biblia, este oscense de 49 años reconoce en sus respuestas por escrito a un cuestionario de Vida Nueva que el problema de las nuevas vocaciones al sacerdocio es “real y complejo”, aunque los seminarios españoles lo afrontan con “un momento de renovación”.

PREGUNTA.- Comentaba usted el pasado verano, tras su nombramiento, que había que dar respuesta “a las nuevas necesidades eclesiales que descubrimos hoy”. ¿Cuáles son esas necesidades? ¿Cómo están respondiendo a ellas?

RESPUESTA.- La Iglesia es una realidad viva, que cambia continuamente. También desde la misión de la Hermandad se vislumbran necesidades nuevas como la atención a seminarios con pocos seminaristas, la urgencia de nuevos espacios de oración, una pastoral vocacional renovada capaz de acercase a los nuevos areópagos juveniles, la necesidad de una catequesis vocacional incluyente que se dirija a todos los jóvenes. Para la Hermandad es especialmente importante la atención a los sacerdotes. Los operarios que trabajan en diócesis verdaderamente necesitadas en el campo de la pastoral vocacional o de la formación sacerdotal responden habitualmente a estas nuevas llamadas.

P.- Aunque se trata de un problema motivado por diversas causas, ¿cómo explica la crisis vocacional para el sacerdocio y la Vida Religiosa? ¿Le parece una alternativa llenar los seminarios con jóvenes procedentes de otros países?

R.- Se trata de un problema real y complejo, sobre el que se está reflexionando mucho en los últimos años y para el que no hay soluciones simples. En el caso de España, traer sacerdotes de otros países, siempre que haya una correcta selección y existan motivaciones consistentes en los que vienen, puede ser una ayuda a corto plazo en la atención a muchas parroquias, pero creo que nos engañamos al pensar que pueda ser la solución a la crisis de vocaciones. Entiendo que hemos de superar la tentación de quedarnos en el ámbito de la reflexión sobre las causas. Y puesto que tenemos la certeza de que Dios, hoy, sigue llamando, es urgente ayudar a los jóvenes a reconocer la propia vocación, también la sacerdotal, en el seguimiento de Jesucristo.

P.- ¿Hay mujeres que enseñen y tengan una presencia de autoridad intelectual en los seminarios?

R.- Creo que en el ámbito académico, la presencia de la mujer es cada día mayor tanto en las facultades de teología como en los seminarios. Pero en cualquier caso, la riqueza que aporta la participación de la mujer en la formación de los sacerdotes es indiscutible. Otra cosa distinta es cómo se concrete esto en cada seminario, pero es algo que se da prácticamente en todos.

P.- Uno de los problemas más dolorosos de la Iglesia es la pederastia en el clero. ¿Cómo es la formación afectiva de los candidatos al sacerdocio para evitar casos de abusos? ¿Qué protocolos existen para detectar y afrontar posibles casos dentro de los seminarios?

R.- Estoy convencido de que el clero goza, en general, de buena salud psicológica y espiritual. La pederastia supone una grave enfermedad psíquica y está claro que esta no es la condición habitual de los sacerdotes. También es verdad que los casos que se están dando causan un extraordinario dolor en el Pueblo de Dios y de la sociedad. La formación afectiva y sexual de los seminaristas es un tema muy estudiado, sobre el que se trabaja continuamente. Hoy prácticamente en todos los seminarios existe un departamento psicológico que previene y afronta las problemáticas más serias.

Entrevista completa solo para suscriptores

En el nº 2.932 de Vida Nueva

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