Exterminio cultural en la cuna de Occidente

Irina Bokova, directora general de la Unesco, en rueda de prensa tras el ataque del Estado Islámico a varias obras de arte de Mesopotamia febrero 2015

El Estado Islámico exhibe un vídeo con la destrucción de patrimonio de Mesopotamia que ha escandalizado al mundo

imágenes del vídeo difundido por el Estado Islámico donde se destruyen obras de arte del Museo de las Civilizaciones de Mosul y esculturas de Nínive y Hatra febrero 2015

Imágenes del vídeo difundido por el Estado Islámico con el brutal ataque

Exterminio cultural en la cuna de Occidente [extracto]

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | Frente a Mosul, al otro lado del río Tigris, se encuentran los restos arqueológicos de la ciudad bíblica de Nínive, la gran capital asiria de los reyes Assurnasirpal, Assurbanipal, Salmanasar III, Sargón II y Senaquerib. A menos de 30 kilómetros están también las huellas de Khorsabad o Nimrud. Son las grandes ciudades reales asirias, que entre los siglos VIII a VII a.C. fueron los grandes centros del saber del norte de Mesopotamia, el origen de la cultura de Occidente, herederos del gran rey de Babilonia Hammurabi (s. XIX a.C.), a quienes debe el origen de la escritura o el calendario de doce meses.

La destrucción por el Estado Islámico (EI) de Nínive –ya han dinamitado sus murallas y al menos dos de sus famosos lammasu, toros-leones alados con la cabeza del rey, genios protectores de puertas de los palacios– y del Museo de las Civilizaciones de Mosul, difundida en un vídeo de cinco minutos por los propios yihadistas, ha escandalizado al mundo.

La directora general de la Unesco, Irina Bokova, ha pedido una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar la protección del patrimonio cultural de Irak tras la destrucción de estatuas, tablillas y otros objetos asirios y arcadios. “Esta tragedia está lejos de ser solo un asunto cultural. Es un asunto importante de seguridad en el que los terroristas usan esta destrucción del patrimonio en una estrategia de terror para desestabilizar y manipular a las poblaciones y poder así asegurarse su dominación”, señaló Bokova en una rueda de prensa el día 27 de febrero en la sede de la Unesco en París.

“Afrontamos una ideología fanática y totalitaria, que actúa –añadió– en dos frentes: el de la dominación de un territorio y el del avasallamiento de los espíritus. Atacan a periodistas, escuelas, museos, el patrimonio, todo lo que encarna la libertad de pensamiento y la diversidad cultural”.

Mosul es, más allá de víctima, todo un símbolo. Mosul representa el “exterminio cultural” que el grupo yihadista EI predica y ejerce. Un exterminio de la diferencia, del otro, contra la civilización, sistemáticamente realizado desde que invadió la segunda ciudad en población de Irak el pasado junio.

Los primeros objetivos fueron santuarios suníes y mezquitas chiíes. Le siguieron las catedrales caldea y ortodoxa. Después, las bibliotecas: el Estado Islámico ha quemado –o robado– unos 112.000 libros en la Biblioteca Central, en la Universidad de Mosul, en la Biblioteca Musulmana Suní, en la Biblioteca de la Iglesia Latina y en la del Monasterio de los Dominicos. En las estanterías solo quedaron textos islámicos aceptados por los salafistas. La quema de libros fue de las primeras imágenes difundidas por los propios yihadistas, días antes del vídeo de cinco minutos que ha conmocionado a Occidente.

Irina Bokova, directora general de la Unesco, en rueda de prensa tras el ataque del Estado Islámico a varias obras de arte de Mesopotamia febrero 2015

Irina Bokova, directora general de la Unesco

Memoria de la humanidad borrada

La reacción de instituciones como el Metropolitan Museum de Nueva York o el Museo del Louvre muestran el horror de la destrucción yihadista en Mosul. El director del Metropolitan Museum, Thomas P. Campbell, declaró que “la sinrazón de este ataque al gran arte, a la historia y al conocimiento humano, constituye un trágico asalto no solo al Museo de Mosul, sino a nuestro compromiso universal de utilizar el arte para unir a las gentes y para promover el entendimiento entre los pueblos. Esta brutalidad sin sentido debe parar, antes de que todos aquellos vestigios del mundo antiguo sean borrados”.

El museo parisino del Louvre mostró también su indignación: “Tras la tragedia vivida por la población de la región, estas destrucciones constituyen una nueva etapa en la violencia y el horror, pues es toda la memoria de la humanidad la que es tomada como objetivo”, señaló en un comunicado.

En las imágenes se ve cómo los yihadistas desembalan obras de arte, toman primeros planos de los carteles explicativos de las piezas y arremeten con grandes mazos y taladros neumáticos contra obras que algunos expertos han datado del siglo VII y VIII antes de Cristo, aunque también contra algunas réplicas.

El Museo de Mosul sobrevivió a las tres guerras del Golfo: la de Irán-Irak en los 80, la de Kuwait en los 90 y la de Irak en 2003, aunque en esta última fue también expoliado. Desde entonces permanecía cerrado y estaba, antes de la llegada de los yihadistas en junio, listo para volver a abrir.

“Quieren destruir los símbolos de la cultura de Irak que no corresponden con sus creencias, pero también mostrar su poder. Están diciendo: no respetamos los valores que tenéis y vamos a destruirlos”, según Axel Plathe, director de la oficina de la Unesco en Irak, que ya en octubre advirtió de las serias amenazas que corría el patrimonio de tres mil años de historia.

El vídeo se completa con planos exteriores donde milicianos destruyen a mazazos dos toros-leones alados asirios para afirmar la iconoclastía del salafista Estado Islámico. Para los partidarios de esta corriente, toda representación que sea de una divinidad preislámica o de un personaje susceptible de ser adorado es el peor de los crímenes contra Alá, el Dios único. Su pérdida rememora la demolición a cañonazos de los Budas gigantes de Bamiyán por parte de los talibanes afganos en 2001. Ahora, el objetivo es borrar las huellas de la historia bíblica de Irak.

“Destruir esos genios mesopotámicos y las colecciones científicas y decorativas de las ciudades asirias en el Museo de Mosul es como reducir a la nada las tumbas de los Medici en San Lorenzo, junto con media Galería de los Uffizzi, bibliotecas mediceas incluidas. Nínive, Khorsabad y Ninrud por supuesto que resisten la altura de esa comparación, en ámbito oriental, en todos los aspectos”, según el arqueólogo de la Universidad de Córdoba, Antonio Monterroso Checa.

La grabación también incluye ataques contra esculturas y relieves de Hatra, capital del reino de los partos entre el 247 y el 226 a.C. y situada al sur de Mosul. La Unesco teme también por sus templos de traza grecorromana, magníficamente conservados hasta ahora. Unos 1.800 de los 12.000 sitios arqueológicos de Irak se encuentran en la zona controlada por el Estado Islámico. La destrucción y expolio también está ocurriendo en Siria.

Según la propia Unesco, no solo hay razones ideológicas; también es una de las vías de financiación de los salafistas. Cerámicas y monedas antiguas procedentes de Alepo ya están en manos de anticuarios en Londres. El propio Qais Hussain Rashid, director general de los museos iraquíes, ha denunciado la existencia de un mercado negro de piezas expoliadas por los yihadistas en Irak en los últimos meses.

Museo Nacional Iraquí, reabierto el 1 de marzo de 2015

Museo Nacional Iraquí

El Museo Nacional Iraquí reabre doce años después

El Museo Nacional Iraquí reabrió el 1 de marzo sus puertas al público por primera vez desde 2003. “En Bagdad nos sentimos orgullosos de la inauguración de este museo, que es considerado un símbolo de la civilización de Mesopotamia, que es de toda la humanidad”, destacó el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, durante la ceremonia de reapertura.

Es la contestación del Gobierno iraquí al expolio de Mosul. “Supone una respuesta al atroz crimen que perpetró el grupo terrorista Estado Islámico”, según la portavoz del Museo Nacional, Tanhid Ali, en declaraciones a EFE.

Tras el caos que estalló en Bagdad después de la entrada en 2003 de la coalición internacional liderada por los Estados Unidos, más de 15.000 antigüedades fueron robadas del Museo Nacional, de las cuales las autoridades han recuperado cerca de 4.500. Actualmente, la colección permanente, distribuida en 23 salas, muestra diez mil piezas, gran parte de ella joyas históricas de Mesopotamia.

En el nº 2.932 de Vida Nueva

 

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