CEE: “No imponemos a nadie la asignatura de Religión”

Los expertos lamentan la polémica “ideologizada” por el nuevo currículo

Un niño en un colegio catolico

MARÍA PÉREZ | La publicación el pasado martes 24 de febrero de los currículos para la asignatura de Religión en el Boletín Oficial del Estado (BOE) ha puesto en pie de guerra a partidos políticos, asociaciones educativas y a la Conferencia Episcopal Española (CEE).

Según se puede leer en la introducción, la enseñanza de la Religión Católica, “lejos de una finalidad catequética o de adoctrinamiento”, debe buscar “ilustrar a los estudiantes sobre la identidad del cristianismo y la vida cristiana”. Más allá de la polémica suscitada, el objetivo del nuevo currículo es unívoco: situar al mismo nivel la asignatura de Religión que las demás optativas, siendo esta de libre elección.

El director del Secretariado de la Comisión de Enseñanza de la Conferencia Episcopal Española, José Miguel García, ha indicado a Vida Nueva que este currículo es una propuesta tanto “confesional” como “libre”: “Es una oferta, tal y como por derecho también está la asignatura de Religión Islámica para aquellos niños que quieran ser educados en el islam, pero no se impone a nadie. Se oferta libremente en los colegios, y los colegios, por ley, están obligados a ofrecerla, ya que es un derecho fundamental de los padres: educar a sus hijos como ellos crean que deban ser educados”.

La Federación Española de Religiosos de Enseñanza (FERE) ha intervenido por primera vez en la redacción del currículo. Su secretario general, José María Alvira, considera “razonable” el resultado final, pues dota de “libertad a profesores y colegios para que puedan completar o adaptar la asignatura a su situación particular”, explica a Vida Nueva. Eso sí, no obvia el hecho de que, “desde el punto de vista ideológico, se está presentando en los medios de comunicación como un retroceso a posturas más tradicionales, y eso no es así. Existe una predisposición en contra de la asignatura que está llevando a un juicio equivocado: ni es un retroceso ni es una postura súper progresista, es un término medio”.

Opinión muy distinta muestran las Comunidades Cristianas Populares, quienes han alzado la voz rechazando la nueva ley de Educación, “que recobra una asignatura de Religión que nos retrotrae a tiempos pasados, donde el carácter ideológico, catequético y de adoctrinamiento se impone frente al estudio del hecho religioso como un elemento más de la cultura”. Exigen, además, “una Ley de Educación consensuada por toda la ciudadanía, que nos evite estar reformando cada cuatro años”.

Pere Micaló, delegado de Enseñanza del obispado de Girona, se suma “matizadamente” a las críticas sobre la falta de “contenidos acerca de otras tradiciones religiosas, que sirven para valorar la propia y facilitar la convivencia”. “A nivel social, en algunas comunidades autónomas una asignatura sobre cultura religiosa sería mejor acogida que la religión confesional, pero en este momento la legislación imposibilita esta opción”, explica.

Sobre estas críticas, el que fuera secretario general de la Fundación Escuela Cristiana de Cataluña durante más de 30 años, Francesc Riu, sostiene que este debate más que “politizado”, se ha “ideologizado”: “Los que pretenden lograr que la religión desaparezca de la vida pública no pueden ignorar el derecho de los padres a asegurar que sus hijos reciban una formación religiosa de acuerdo con sus convicciones. Se trata de un derecho fundamental que los padres han de poder ejercer con plena libertad”.

Artículo íntegro solo para suscriptores

En el nº 2.932 de Vida Nueva

 

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