Fuertes ante la tentación

Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de BarcelonaSEBASTIÀ TALTAVULL ANGLADA | Obispo auxiliar de Barcelona

La fortaleza es, además de una virtud cristiana, un don del Espíritu Santo que hay que pedir con insistencia. ¿De dónde sacan fuerza los mártires de hoy y de siempre cuando se les tienta a renunciar a su fe si no es de este don interior que proviene de Dios? La tentación del abandono de la fe es tan actual que hace que muchos se pregunten: ¿por qué creer y para qué creer? Sin embargo, seamos sinceros: siempre hay una razón para la búsqueda, hasta el punto de no poder desistir de ella.

Aparece la perplejidad al constatar que hay personas –en otro tiempo creyentes– para las cuales Dios ya no cuenta y ahora viven como si no existiese. Su influencia en la familia, en grupos y movimientos educativos llega a ser decisiva y consigue que toda referencia religiosa vaya desapareciendo paulatinamente. ¿Quién de nosotros se pone al lado de estas personas, que las tenemos muy cerca, y trata de contagiarles con humildad y firmeza la alegría de la fe? ¿Tan extraña resulta la oferta de encontrarse con Jesús y dejarse interpelar por sus palabras y hechos?

Hay que hacer frente a la tentación de borrar de la propia vida aquello que en otros momentos había sido nuestra razón de ser y renunciar a aquella caricatura de libertad que solo busca el bienestar personal.

¿Qué les está pasando a determinadas instituciones de inspiración cristiana cuando prescinden de la fe para ofrecer –dicen– un mayor espacio de libertad? El papa Francisco advierte del peligro de desertificación espiritual, fruto del proyecto de sociedades que quieren construirse sin Dios o que destruyen sus raíces cristianas.

A Jesús, que fue fuerte ante la tentación y la venció, ¿por qué no recuperarlo de nuevo como Camino, Verdad y Vida, cuando nos dice que la Verdad –que es él mismo en persona– nos hará libres?

En el nº 2.931 de Vida Nueva.

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