Francisco derriba el telón de acero del Caribe

papa Francisco recibe a Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, en marzo 2014
papa Francisco recibe a Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, en marzo 2014

Obama fue recibido en el Vaticano en marzo de 2014

LUIS RIVAS | De un lado, un presidente de Estados Unidos galardonado con el Nobel de la Paz. Del otro, un papa que no ha dudado en reclamar el uso de la fuerza contra los terroristas del Estado Islámico. De la reunión mantenida entre Barack Obama y Francisco el 27 de marzo de 2014 en el Vaticano emergió una alianza basada en el realismo diplomático, radicalmente opuesta al mesianismo propugnado por el neoconservadurismo de la Administración de George Bush.

Durante el encuentro a puerta cerrada, los dos líderes mundiales acercaron posturas sobre la amenaza terrorista y la inestabilidad en Oriente Medio, sobre la necesidad de una nueva reforma migratoria al norte del río Grande y las posibilidades de cerrar Guantánamo. Pero, sobre todo, acordaron la finalización del bloqueo económico estadounidense sobre Cuba, poniendo a trabajar codo con codo y, a diario, a John Kerry y Pietro Parolin, sus respectivos secretarios de Estado.

“La de Francisco es una voz que el mundo debe escuchar”, declaró Obama al término de la reunión, a modo de valoración de la misma.

Del rol del Papa como mediador en la caída del telón de acero del Caribe solo se supo el crítico 17 de diciembre, cuando, con apenas dos minutos de diferencia, el presidente norteamericano y Raúl Castro agradecieron al Pontífice su papel de intercesor en el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre sus respectivos países.

Movido por la alusión personal y explícita, el Vaticano emitió un comunicado en el que reconocía la insistencia de Bergoglio a la hora de enviar cartas personales a ambos líderes, así como el uso de las instalaciones de la Iglesia como punto neutral de encuentro entre sus respectivas delegaciones. El resto ya es historia del siglo XXI.

Cuando una decisión política se prolonga durante más de medio siglo, apenas sorprende que su cancelación no satisfaga a todas las partes. En la ribera barriestrellada, Obama ha tenido que esperar a su segundo mandato y, por ende, a liberarse del juicio de las urnas, para dar un paso al que sus ocho predecesores se negaron debido al peso electoral de la comunidad cubanoamericana.

Para ser lo más justos posibles, añadiremos que la Administración Obama ha argumentado su paso adelante en la gélida posibilidad de abrir nuevos horizontes para las empresas del país.

En Estados Unidos, donde el candidato con mayor respaldo se lleva todos los votos electorales, el swing state –Estado indeciso o vacilante– por excelencia es Florida, el cuarto más poblado de la Unión. De sus 19 millones de habitantes, un 6,5% procede de la Isla, un colectivo esencial a la hora de inclinar la balanza política y los 29 votos electorales de la península.

Mientras que su vulnerable estatus de inmigrante ha situado a esta minoría del lado demócrata, la firmeza del Partido Republicano en su lucha contra la tiranía castrista la ha empujado a un voto más conservador. Según una reciente encuesta de The Washington Post y ABC News, un 64% de los norteamericanos respaldan la decisión de restablecer la relación diplomática con Cuba, porcentaje que, entre los estadounidenses nacidos en Cuba, cae hasta el 38%, con un 53% de oposición frontal, de acuerdo con un estudio de CNN.católicos rezando en La Habana

La tensión política no es ajena al hecho religioso, puesto que aproximadamente un tercio de todos los católicos del país son de ascendencia hispana. No sorprende, por tanto, que la Conferencia Episcopal de Estados Unidos haya designado al arzobispo de Miami, Thomas Wenski, como portavoz en lo referente al levantamiento del embargo, fijando la postura de la Iglesia católica en todo el país. Este ensalza, en primer lugar, la figura del papa Francisco, quien “ha actuado como se espera de él, es decir, tendiendo puentes y promoviendo la paz”.

No coincide en este aspecto Freddy Menéndez, residente en la Pequeña Habana de Miami, quien declara a Vida Nueva que, “a mi edad, no voy a dejar de creer en Dios, pero yo ya creo en una Iglesia sin papa”.

“Obama y Francisco han traicionado a todos aquellos cubanos que nos jugamos la vida por ganar nuestra libertad”, añade G. Rivera, religioso que arribó en balsa a Florida en el año 2005 y que hoy reside en la localidad de Tampa Bay.

Aunque Wenski se esfuerza en comparar a Bergoglio con “san Francisco de Asís, quien, durante la quinta cruzada, fue a Egipto para reunirse con el sultán Al Kamil, bajo el interés de promover la paz”, la opinión de Menéndez y Rivera es mayoritaria entre el exilio cubano.

No conviene obviar, llegados a este punto, que el diplomático Juan Pablo II siempre consideró su intento de acercamiento a Cuba como “el mayor error” estratégico de su pontificado. Aunque algunos de los mayores aciertos de Francisco vengan acompañados de su implacable tendencia a meterse en todos los charcos.

Por su parte, Joseph E. Kurtz, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos, recuerda que “el catolicismo, como institución, siempre se ha opuesto al bloqueo de Estados Unidos a Cuba, más que por razones políticas, por pura empatía para con el pueblo de la Isla. Es una convicción propia de nuestras creencias que el diálogo mueve montañas más fácilmente que la confrontación, y, en este sentido, la Iglesia de Estados Unidos no puede sino colocarse detrás de la Iglesia cubana, que ha sufrido en sus carnes las inclemencias de esta política y que no ha parado de reclamar, como nosotros, durante tantos y tantos años el final del embargo”.

División entre cubanos

En la otra orilla, donde, no lo olvidemos, no existe libertad de expresión para valorar debidamente la noticia, el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, se felicita por la noticia. Bajo la égida de Ortega, la Iglesia se ha erigido en uno de los pocos interlocutores de la dictadura comunista, especialmente a raíz de la excarcelación de más de 130 presos políticos en los años 2010 y 2011. En las últimas semanas, 53 más habrían sido liberados como gesto hacia Estados Unidos, de acuerdo con Univisión.

No obstante lo anterior, el religioso Rivera insiste en que “ningún cubano, ya sea en la Isla o en Florida, puede ver un beneficio en esto, porque la dictadura no ha movido un dedo para llegar a este acuerdo, ni garantiza ningún tipo de libertades para sus ciudadanos”.

En consonancia con su opinión, el 63% de los inmigrantes nacidos en la Isla se opone a la medida, según The Miami Herald, frente al 64% que la respalda entre los cubanoamericanos de segunda generación, los nacidos ya en suelo norteamericano.

“Está claro que hay dos comunidades cubanas en Estados Unidos”, valora el sociólogo Armando Cuevas, radicado en Miami. “La cuestión está en que, hasta ahora, los mayores en el exilio, que antes eran más y ahora son minoría, pero también por el respeto que se les debe, han llevado la voz cantante. Pero hay una nueva generación de jóvenes que no ha vivido bajo el yugo de los Castro, que está cansada de la oposición frontal y que, sobre todo, piensa en el bienestar de la gente que sigue en Cuba. Y Obama les ha dado voz de un plumazo”, sentencia, olvidando añadir que estos jóvenes están abandonando el catolicismo por las iglesias evangélicas a una velocidad preocupante.

En el nº 2.931 de Vida Nueva

 

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