‘El francotirador’: Fuego de artificio

J. L. CELADA | Tras el paréntesis de Jersey Boys (2014), capricho musical de un reconocido melómano, Clint Eastwood regresa al territorio de los dilemas morales del que obtuvo buenos réditos en el pasado: Mystic River (2003), Million Dollar Baby (2004), Gran Torino (2008)… Y elige un escenario bélico como Irak, tras los ataques terroristas sufridos por su país, para reflexionar sobre las raíces del mal y las consecuencias de la guerra. Nada que no hubiera hecho en Banderas de nuestros padres (2006) y Cartas desde Iwo Jima (2006). Sin embargo, bien sea por la distancia respecto a los hechos narrados o porque cumplir años no le sienta bien ni al veterano cineasta, el caso es que la visión crítica y serena de entonces poco tiene que ver con el discutible patriotismo que se cuela por la mira telescópica de El francotirador.

Su último trabajo nos descubre la historia de Chris Kyle (el irreconocible y a ratos sorprendente Bradley Cooper), un cowboy de Texas que, conmocionado por los atentados de 1998 contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, decide enrolarse como tirador de élite para servir a su patria. Antes de partir para Faluya, adonde será movilizado hasta en cuatro ocasiones, asistiremos fugazmente a su período de preparación y conococeremos con él a la que será su esposa y madre de sus hijos (Sienna Miller), un amor que se fragua con el telón de fondo del 11-S.

el-francotiradorYa sobre el campo de batalla, y mientras aumenta su leyenda como implacable cazador de objetivos enemigos, el protagonista libra dos contiendas en paralelo: la que irrumpe a través del visor de su arma, con situaciones ciertamente estremecedoras, y la que le asalta vía telefónica desde el hogar reclamando su presencia. Circunstancias ambas que el realizador alterna con oficio, aunque siempre al servicio –limitado y bastante sesgado– de su terna de cabecera: Dios, patria y familia. Una trinidad que Eastwood ha manejado y defendido a lo largo de su carrera con argumentos más sólidos o, al menos, sin orillar temas que se antojan decisivos para entender determinadas opciones humanas.

La división apuntada de inicio entre ovejas, lobos y perros pastores para describir las categorías de personas, amén del exceso de enseñas y soflamas que rodean las hazañas del héroe, desvían la atención de cuestiones nucleares apenas sugeridas, como qué se defiende o se protege en una guerra o qué ocurre cuando la gloria se desvanece y todo se revela como una injusta cruzada. Por no hablar de la peligrosa ley del talión que alimenta no pocos sentimientos.

El francotirador cuenta con la munición necesaria (ritmo sostenido, excelente factural visual…) para hacer diana en taquilla, pero ni su conmovedor desenlace logra reconciliarnos con una película que, conforme pasan los minutos, se torna puro fuego de artificio. Así son también las tormentas de arena: cegadoras, pero pasajeras.

FICHA TÉCNICA

Título original: American sniper.

Dirección: Clint Eastwood.

Guión: Jason Hall, sobre la autobiografía de Chris Kyle.

Fotografía: Tom Stern.

Música: Clint Eastwood, Ennio Morricone.

Producción: Bradley Cooper, Clint Eastwood, Andrew Lazar, Robert Lorenz, Peter Morgan.

Intérpretes: Bradley Cooper, Sienna Miller, Luke Grimes, Jake McDorman, Kyle Gallner, Keir O’Donnell, Eric Close, Sam Jaeger.

En el nº 2.931 de Vida Nueva

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