Renacer en Haití

proyecto de reconstrucción de una escuela y un orfanato en Haití a cargo de los redentoristas y la asociación Acoger y Compartir

A los cinco años del terremoto, Acoger y Compartir refunda una escuela y crea un orfanato

proyecto de reconstrucción de una escuela y un orfanato en Haití a cargo de los redentoristas y la asociación Acoger y Compartir

Renacer en Haití [extracto]

JOSÉ MIGUEL DE HARO, C. SS. R. | Carrefour-Feuilles es un barrio situado al pie del Monte Hospital, al sureste del centro de Puerto Príncipe, la capital de Haití. Caracterizado por la llegada de gentes empobrecidas desde los pueblos vecinos, estas se mantienen reagrupadas en barrios de clara tendencia a la bidonvilisation: superpoblado, privado de toda infraestructura y con una población tan joven que la mitad de sus habitantes tienen menos de 18 años. El barrio no carece de insalubridad, desempleo, violencia, promiscuidad y pobreza extrema, pero tampoco le faltan ganas de vivir. Y vivir con dignidad. Aunque la “dominación invisible” modele comportamientos incapaces de una voluntad activa por salir de la miseria.

En 2008, la pequeña asociación Acoger y Compartir, ligada a los misioneros redentoristas, inició su colaboración para ampliar la escuela San Gerardo, que ya entonces era insuficiente para el barrio. En diciembre de 2009 estábamos allá un grupo celebrando dicha ampliación. Los profesores y los niños organizaron una fiesta con claro sabor caribeño.

Solo había pasado un mes de esta fiesta cuando un desgraciado terremoto de 30 segundos y de siete grados de magnitud en la escala Richter destruyó lo que tanto nos había costado construir. Pero la desgracia era aún mayor: unas 300.000 personas muertas, millón y medio sin casa y miles de heridos. Muchos niños y profesores murieron aplastados entre los escombros de nuestra escuela San Gerardo.

Una noche, a los pocos días del terremoto, nos reunimos con los familiares de los niños muertos en la escuela. Fue en el patio de lo que había sido la casa de los misioneros redentoristas. Prometimos volver a construir la escuela; pero en las miradas de las mamás la petición era otra. Lo que ellas deseaban era que les entregáramos a sus hijos, que aún seguían bajo los escombros. Nunca he podido olvidar las imágenes, las miradas, lo que se habló y se sintió esa noche.proyecto de reconstrucción de una escuela y un orfanato en Haití a cargo de los redentoristas y la asociación Acoger y Compartir

Durante cuatro años hemos estado intentando cumplir esa palabra, conseguir que el barrio Carrefour-Feuilles volviese a tener su escuela. Al fin, en septiembre de 2014 fue posible su inauguración. Desde entonces, más de seiscientos niños y niñas asisten a diario ya a clase. Entre todos hemos cumplido la palabra comprometida: Serve, la Asociación para la Solidaridad y Acoger y Compartir. Muchísimas personas han colaborado con sus aportaciones. Alegra comprobar este hecho: porque las ayudas llegan a sus destinatarios, la escuela está en marcha.

En Haití, la miseria se ensaña con los más pequeños. Durante la construcción de la escuela, encontramos en un barracón del barrio de Delmas 48 a un grupo de niñas y niños prácticamente abandonados. El barracón se había construido tras el terremoto para acoger a pequeños huérfanos sociales y parentales. En una cochambrosa pared, alguien había escrito: “Escuela Jesús Redentor”.

Aquellos pequeños estaban viviendo no solo en una situación peligrosa, sino de verdadera miseria. Así que, pese a no disponer del dinero para el proyecto, se decidió iniciar, a la vez que se construía la nueva escuela San Gerardo, un proceso de planificación para crear un orfanato nuevo en el que los pequeños pudiesen vivir con más seguridad. Por ahora, ya hemos conseguido entre todos realizar la primera fase de las obras.

Continúa el caos

Los diez primeros días de este mes de enero 2015 los pasé de nuevo en Puerto Príncipe. Esta vez, para inaugurar esa primera fase del orfanato Damabiah. Fue una verdadera fiesta para los pequeños. Eran los días previos al quinto aniversario de aquel desgraciado terremoto. Ahora, Puerto Príncipe aparece prácticamente desescombrado, sin los paupérrimos campamentos que ocupaban los parques y jardines del centro de la capital. Hay un clima de reconstrucción. Haití quisiera aparecer como un país que hubiese salido del caos.

Pero no puede ocultar la miseria ni el sufrimiento de tantos. Sus calles vuelven a estar plagadas de puestos pordioseros, de pobres intentando vender “lo que sea”, de transeúntes que van a ninguna parte. Han vuelto los niños de la calle que se refugian en edificios derruidos. Los desplazamientos y refugios en la zona de Canaan, próxima a la fosa común de Saint Christophe, se vuelven cada vez más una bomba de relojería social. Aún hay más de 80.000 personas en barracas miserables en un clima de violencia creciente. Difícil maquillar que el 70% de la población vive experimentando la miseria. proyecto de reconstrucción de una escuela y un orfanato en Haití a cargo de los redentoristas y la asociación Acoger y Compartir

Estos días hubo manifestaciones masivas. Más que para hacer memoria del quinto aniversario del terremoto, han salido a la calle jóvenes y pobres, junto a los grupos de la oposición, para pedirle al presidente Martelly que se marche, que abandone el poder.

La dimisión del primer ministro, Laurent Lamothe, agudizó aún más la inestabilidad política, que es una enfermedad endémica en este país. Las manifestaciones y las huelgas para que el Gobierno pague a los profesores y baje el precio del carburante continúan pese al nuevo primer ministro, Evens Paul.

En este complicado clima, hemos celebrado la inauguración del orfanato Damabiah, en el barrio de Delmas 48, donde están acogidos 65 pequeños. Frente al horrible y peligroso barracón existente, se han construido dos cuartos-dormitorios de 70 metros cuadrados cada uno, de modo que niñas y niños puedan tener un espacio propio donde se sientan más protegidos. Se ha construido un comedor abierto, se han reforzado los muros de contención y se ha construido un depósito para el agua, letrinas y un pequeño patio para juegos. Estos días, los pequeños sonríen con más espontaneidad, y el proyecto continúa. Falta desmontar el brutal barracón y, en esos terrenos, construir aulas escolares.

Culminar esta primera fase del proyecto ha sido posible gracias a la colaboración de muchos. La edición del disco de Prado Pérez y Pablo Milanés, las aportaciones de Serve, AS y amigos de Acoger y Compartir. El último empujón se dio con la ayuda de la soprano granadina Mariola Cantarero y los más de novecientos granadinos que acudieron al Concierto de Navidad, celebrado en el auditorio Manuel de Falla el 28 de diciembre 2014, en el día de los Santos Inocentes. Fiesta que a todos los cristianos nos recuerda una santidad que no depende de la virtud tradicional, sino de no “taparse los ojos por dentro” ante el sufrimiento de la inocencia herida de los pequeños.

El de Granada fue un concierto inolvidable: niños de aquí cantando para ayudar a niños haitianos. Prado, Pablo Milanés y Mariola Cantarero suenan, en los oídos de los inocentes de Damabiah, a música que hace mejor a las personas. El proyecto continúa.

En el nº 2.930 de Vida Nueva

 

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