Nigeria, paralizada por Boko Haram

La inestabilidad en el norte obliga a posponer mes y medio las elecciones presidenciales

M. Á. MALAVIA | La violencia desatada por Boko Haram en el norte de Nigeria durante los últimos años, y que ya ha alcanzado un punto de barbarie incontrolable, mantiene paralizado al país. De hecho, las elecciones presidenciales y legislativas, previstas para este sábado 14, han sido aplazadas por la Comisión Electoral hasta dentro de seis semanas con el fin de que el ejército (ayudado por una coalición formada con fuerzas de Chad, Camerún, Níger y Benín, países vecinos que sufren las incursiones de la secta islamista) pueda controlar la región meriodional y tratar de garantizar que todos los ciudadanos voten sin coacciones.

Días antes, el sacerdote y portavoz de la Diócesis de Maiduguri (capital del Estado de Borno, en el noreste de Nigeria), Gedeón Obasogie, en conversación con la agencia Fides, advertía que la población no se atrevería a salir a la calle por miedo a padecer atentados. Así, según lamentaba, la ciudad es víctima de un hostigamiento continuo desde el 1 de febrero, aunque el ejército y las milicias ciudadanas han podido repeler por ahora los ataques.

Pero la situación es dramática, especialmente para los cristianos: “Están pagando realmente el precio de su fe. (…) Las amenazas se han vuelto insoportables”.

Obasogie no esconde su miedo: “Si Maiduguri cayese en manos de Boko Haram, sería un desastre para toda África. Algunos ciudadanos podrían terminar radicalizándose y los terroristas tendrían más reclutas. Maiduguri sería para Boko Haram un bastión desde el cual emprender nuevas conquistas en los estados de Yobe, Bauchi, Gombe y Adamawa”.

Aun así, Ignacio Ayau Kaigama, arzobispo de Jos y presidente de la Conferencia Episcopal de Nigeria, ha reconocido que “algunos ciudadanos no están contentos con el aplazamiento de las elecciones. Nuestra esperanza es que esta decisión haya sido tomada con buenas intenciones”.

Pese a que la cita electoral se ha pospuesto, el prelado insiste en que la Iglesia sigue trabajando: “Llevamos a cabo reuniones con los ancianos en nuestros centros para la paz, el diálogo y la reconciliación, presentes en toda nuestra diócesis, para que puedan ayudar a evitar posibles crisis. Hemos tenido otras reuniones con los líderes de los jóvenes, con los representantes de la Comisión Electoral, con los miembros de las diversas fuerzas de seguridad y, finalmente, con los miembros de los partidos políticos. Estos últimos han aceptado firmar un documento en el que se comprometen a garantizar que las elecciones sean libres y justas”.

En el nº 2.929 de Vida Nueva

Compartir