El Papa pastor marca el paso: abusos, mujer y ecología

papa Francisco visita la parroquia romana de San Miguel Arcángel febrero 2015

Cargada agenda de Francisco antes de debatir con los cardenales la reforma de la Curia

papa Francisco visita la parroquia romana de San Miguel Arcángel febrero 2015

Francisco, con una comunidad de inmigrantes ecuatorianos cercana a la parroquia San Miguel Arcángel

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Después de haber librado y ganado la batalla de la depuración en las finanzas de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano, Francisco reanuda la ofensiva contra la peste de la pederastia en el mundo clerical.

El nuevo paso ha sido una carta del Santo Padre a los presidentes de las conferencias episcopales y a los superiores de los institutos de Vida Consagrada y sociedades de Vida Apostólica sobre la Comisión Pontificia para la Tutela de los Menores. Carta hecha pública el 5 de febrero, aunque lleva la significativa fecha del 2 de febrero, festividad litúrgica de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén.

El Papa reconoce que, en el encuentro que mantuvo en julio de 2014 con algunas personas que han sido objeto de abusos sexuales por parte de sacerdotes, se sintió “conmovido e impresionado por la intensidad de su sufrimiento y la firmeza de su fe. Esto confirmó una vez más mi convicción de que se debe continuar haciendo todo lo posible para erradicar de la Iglesia el flagelo del abuso sexual de menores y adultos vulnerables y abrir un camino de reconciliación y de curación para quienes han sufrido abusos”.

“Las familias deben saber –afirma el Papa en el párrafo más contundente de su carta– que la Iglesia no escatima esfuerzo alguno para proteger a sus hijos y tienen el derecho de dirigirse a ella con plena confianza porque es una casa segura. Por tanto, no se podrá dar prioridad a ningún otro tipo de consideración, de la naturaleza que sea, como por ejemplo el deseo de evitar el escándalo, porque no hay absolutamente lugar en el ministerio para quienes abusan de los menores”.

Bergoglio recuerda que para alcanzar ese objetivo creó, en marzo de 2014, la Comisión Pontificia para la Tutela de los Menores, reforzada en diciembre del mismo año con nuevos miembros. También cita la circular emanada por la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 3 de mayo de 2011, para ayudar a las conferencias episcopales en la preparación de las líneas maestras para tratar los casos de abuso sexual a menores por parte de clérigos.

“Es importante –subraya Francisco– que las conferencias episcopales adopten un instrumento para revisar periódicamente las normas y comprobar su cumplimiento. (…) Como expresión del deber de la Iglesia de manifestar la compasión de Jesús a los que han sufrido acoso sexual y a sus familias, se insta a las diócesis y a los institutos de Vida Consagrada y a las sociedades de Vida Apostólica a que establezcan programas de atención pastoral que podrán contar con la aportación de servicios psicológicos y espirituales”.

En la carta se recomienda igualmente un “intercambio de praxis virtuosas y de programas de educación, formación e instrucción por lo que se refiere a la respuesta que se ha de dar a los abusos sexuales”.

La Comisión, que preside el cardenal Seán Patrick O’Malley, arzobispo de Boston, ha celebrado en Roma su primera reunión plenaria del 6 al 8 de febrero, a la que asistieron por primera vez sus diecisiete miembros procedentes de los cinco continentes. En un encuentro mantenido con la prensa por el purpurado capuchino, al que acompañaban la zambiana Kayula Gertrude Lesa y el inglés Peter Saunders, se afirmó que habían presentado al Papa una “propuesta inicial” sobre las sanciones que deberían aplicarse a los obispos que o bien tratan este problema con negligencia o, peor aún, intenta ocultar las acusaciones de pedofilia dirigidas a sacerdotes de la propia diócesis.

En una nota hecha pública después de los trabajos, se afirmaba a este respecto: “La Comisión es plenamente consciente de que el tema de la responsabilidad es de la máxima importancia. En su asamblea plenaria, los miembros han estado de acuerdo en presentar al Papa una propuesta inicial. La Comisión está desarrollando los procesos que aseguren la responsabilidad de todos los que en la Iglesia (sacerdotes, religiosos, seglares) trabajan con niños”.

Por su parte, O’Malley comentó: “Tiene que haber consecuencias y tienen que existir procedimientos que permitan tratar estos casos de forma rápida; esto es algo en lo que todos los miembros de la Comisión estamos de acuerdo”.

“No somos ‘el’ Iglesia, sino ‘la’ Iglesia”

Cambiando de tema, en nuestra crónica anterior ya informábamos de la última Plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura, dedicada al tema Las culturas femeninas entre igualdad y diferencia. Celebrada del 4 al 7 de febrero, fue clausurada por el Papa con un discurso en el que mostró su interés por esta cuestión: “Se trata de estudiar los criterios y los modos para que las mujeres se sientan no huéspedes, sino plenamente participantes en los diversos ámbitos de la vida social y eclesial. Este es un desafío que no podemos postergar. No somos ‘el’ Iglesia, sino ‘la’ Iglesia”.

Habiéndose celebrado a puerta cerrada, la información sobre la Plenaria no ha sido muy abundante, pero, según el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo, “ha sido la más vivaz y profunda de todas cuantas hemos celebrado. Es solo el comienzo, quiero una consulta permanente compuesta solo por mujeres –dijo antes de entrar en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico para ser recibidos en audiencia–; se lo diré al Papa dentro de pocos minutos”.

En todo caso, las participantes en la Plenaria parecen tener las ideas muy claras. Sor Eugenia Bonetti, fundadora de la Asociación No Más Esclavas, reveló su “sueño” de que en un futuro próximo se dedique al tema de la mujer una asamblea sinodal.

Comenta este deseo Lucetta Scaraffia, escritora y responsable de las páginas femeninas de L’Osservatore Romano: “Un Sínodo sobre las mujeres, con las mujeres, para las mujeres. No sé por qué se tiene que escandalizar nadie. Catalina de Siena habló en un Sínodo en el 1300 y ¿nosotras no podemos hacerlo hoy?”.

El discurso del Papa no obvió, por ejemplo, el tema del equilibrio entre la igualdad y la diferencia de ambos sexos: “Este es un aspecto que no debe afrontarse ideológicamente, porque la ‘lente’ de la ideología impide ver bien la realidad. La igualdad y la diferencia de las mujeres (como también la de los hombres) se perciben mejor desde la perspectiva del ‘con’ que con la de ‘contra’. Hace tiempo que hemos dejado a nuestras espaldas, al menos en las sociedades occidentales, el modelo de subordinación social de la mujer al hombre, un modelo secular que, sin embargo, no ha agotado del todo sus efectos negativos. Hemos también superado un segundo modelo, el de la pura y simple paridad aplicada mecánicamente o de la igualdad absoluta. Se ha configurado así un nuevo paradigma, el de la reciprocidad en la equivalencia y en la diferencia. La relación hombre-mujer, pues, debería reconocer que los dos son necesarios en cuanto poseen, sí, una idéntica naturaleza, pero con modalidades propias. Ella le es necesaria a él y viceversa, para que se cumpla verdaderamente la plenitud de la persona”.

En otro momento de su alocución, Francisco alabó “la contribución de tantas mujeres que trabajan en la familia, en el campo de la educación en la fe, en la actividad pastoral, en la formación educadora, así como en las estructuras sociales, culturales y económicas. Vosotras, las mujeres, sabéis encarnar el dulce rostro de Dios, su misericordia que se traduce en la disponibilidad a dar tiempo más que a ocupar espacios, a acoger más que a excluir. En este sentido, me agrada describir la dimensión femenina de la Iglesia como un seno acogedor que regenera la vida”.

Al referirse al tema “El cuerpo femenino entre cultura y biología”, el Pontífice recalcó que las “numerosas formas de esclavitud, de comercialización, de mutilación del cuerpo de las mujeres nos comprometen a trabajar para eliminar esta forma de degradación que lo reduce a puro objeto vendible en diversos mercados. Deseo llamar la atención sobre la dolorosa situación de tantas mujeres pobres obligadas a vivir en condiciones de peligro, de explotación, relegadas a los márgenes de la sociedad y convertidas en víctimas de una cultura del descarte”.

Primera Jornada sobre la trata de personas

Estas líneas podrían servir de lema para justificar la convocatoria, el 8 de febrero (festividad de santa Josefina Bakhita, la sudanesa rescatada de la esclavitud), de la primera Jornada de Reflexión Contra la Trata de Seres Humanos, convocada por el papa Francisco, al que tanto preocupa este asunto. La jornada fue promovida por la Unión General de Superiores Religiosos, tanto masculinos como femeninos, junto a Cáritas Internacional y algunas asociaciones específicamente dedicadas a combatir este “crimen de lesa humanidad”, como Talita Kum o la Global Freedom Network.

Sor Valeria Gandini, misionera comboniana que ahora lucha en Palermo contra la prostitución, asegura que una jornada como esta “ayuda a recordar que la mujer es una persona y nunca un objeto; la santa sudanesa es el símbolo de la libertad reencontrada, nos ayuda a pararnos ante la injusticia y nos empuja a hacer algo para prevenir y que la esclavitud tenga definitivamente fin”.

“Somos custodios, no señores de la Tierra

Por otro lado, el 7 de febrero tuvo lugar en Milán un congreso al que asistieron 500 expertos de todo el mundo sobre la tema Las ideas de la Expo 2015, la exposición mundial que tendrá lugar en la capital lombarda a partir del 1 de mayo. El objetivo de esta reunión, cuyo tema era Nutrir el planeta, energía para la vida, es redactar la que será llamada Carta de Milán, que será enviada a la ONU para que la adopte como documento programático.

Al Papa se le invitó a participar en la reunión, pero optó por enviar un mensaje televisado que fue proyectado en un hangar de la futura exposición. “Hoy –afirmó Francisco– estamos viviendo lo que el santo papa Juan Pablo II llamaba ‘paradoja de la abundancia’. Efectivamente, hay alimentos para todos, pero no todos pueden comer, mientras el despilfarro, el descarte, el consumo excesivo y el uso de alimentos para otros fines están ante nuestros ojos”.

Antes había recordado lo que ya dijo ante la asamblea de la FAO en noviembre de 2014: “La primera preocupación tiene que ser la persona en sí misma; todos aquellos que carecen del alimento cotidiano y han dejado de pensar en la vida, en las relaciones familiares y sociales, y solo luchan por sobrevivir”.

Más adelante, abordó el tema de que somos “custodios y no señores de la Tierra”. “La Tierra –recalcó– nos ha sido confiada para que pueda ser para nosotros una madre capaz de dar todo lo necesario a cada uno para vivir. Una vez escuché esta bella idea: la Tierra no es una herencia que hemos recibido de nuestros padres, sino un préstamo que nos hacen nuestros hijos para que nosotros la conservemos, la hagamos prosperar y se la transmitamos a ellos. La Tierra es generosa y nunca hace que le falte nada a quien la custodia. La Tierra, que es una madre para todos, pide respeto y no violencia o, peor aún, la arrogancia de los dueños. Debemos entregarla a nuestros hijos mejorada, custodiada. (…) La actitud de la custodia no es un compromiso exclusivo de los cristianos, afecta a todos”.

IV Congreso Mundial de Scholas Occurrentes, iniciativa de Bergoglio, se celebró en Roma en febrero 2015

Intervención de Francisco en el congreso de Scholas Occurrentes

Recordando cosas ya formuladas en la Evangelii gaudium, Bergoglio insistió en ellas una vez más: “Es necesario, si queremos resolver realmente los problemas y no perdernos en los sofismas, resolver la raíz de todos los males de la desigualdad. Para hacer esto son necesarias algunas opciones prioritarias: renunciar a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y actuar antes de nada sobre las causas de la desigualdad”.

Apoyo a Scholas Occurrentes

En esta semana cargada de acontecimientos de todo tipo, el Santo Padre mantuvo el jueves 5 por la tarde una videoconferencia con siete muchachos y muchachas que sufren discapacidad y que están integrados en el proyecto Scholas Occurrentes, una red de establecimientos escolares lanzada en Buenos Aires por el entonces arzobispo Jorge Mario Bergoglio y que hoy reagrupa a 400.000 escuelas privadas y públicas en los cinco continentes.

Scholas Occurrentes ha celebrado en Roma su IV Congreso Mundial bajo este lema: Responsabilidad social educativa. Un compromiso de todos los actores. En sus palabras de clausura, improvisadas desde la A a la Zeta, el papa Francisco partió del principio de que “no vamos a cambiar el mundo si no cambiamos la educación”.

“Scholas Occurrentes –explicó un poco más adelante– quiere, de alguna manera, reintegrar el esfuerzo de todos por la educación, quiere rehacer armónicamente el pacto educativo, porque solamente así, si todos los responsables de la educación de nuestros chicos y jóvenes nos armonizamos, podrá cambiar la educación. Y, para eso, Scholas busca la cultura, el deporte, la ciencia; para eso, Scholas busca los puentes, sale del chiquitaje y va a buscarlos más allá. Y hoy día está manejando, en todos los continentes, esta interacción, este entendimiento”.

Quiso también el Papa aportar sus ideas sobre el proceso educativo: “La educación no es meramente información, es creatividad en el juego; esa dimensión lúdica que nos hace crecer en la creatividad y en el trabajo en conjunto. (…) Es buscar en cada uno de nosotros y en nuestros pueblos la belleza, la belleza que nos funda con nuestro arte, con nuestra música, con nuestra pintura, con nuestra escultura, con nuestras literaturas. Lo bello. Educar en la belleza, porque armonía dice a belleza y no podemos lograr la armonía del sistema educativo si no tenemos esa percepción de la belleza”.

En el nº 2.929 de Vida Nueva

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