Papa Francisco: “Para un religioso, progresar es rebajarse en el servicio”

religiosos y religiosas en la celebración de la Jornada de la Vida Consagrada en el Vaticano 2 febrero 2015

En la Jornada de la Vida Consagrada, el Pontífice obediencia y creatividad

religiosos y religiosas en la celebración de la Jornada de la Vida Consagrada en el Vaticano 2 febrero 2015

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Comenzaba a caer lentamente sobre Roma la tarde del 2 de febrero cuando Francisco, revestido con capa pluvial, daba inicio en la basílica vaticana a la celebración de la XIX Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Fiesta de especial significado en este Año dedicado a cuantas y cuantos se entregan a un servicio de especial radicalidad al Evangelio.

El Papa procedió a la bendición de las candelas, que los asistentes portaban en su manos, recordando el momento en que María y José presentaron al niño Jesús en el Templo. “Con dicho rito –dijo el Papa–, el Señor se sometía a las prescripciones de la antigua ley, pero, en realidad, salía al encuentro de su pueblo que le esperaba en la fe”.

Acompañado por el cardenal Braz de Aviz y por Rodríguez Carballo, prefecto y secretario, respectivamente, de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el jesuita Bergoglio hizo su entrada en el templo mientras se cantaba la antífona Lumen ad revelationem gentium et lumen plebis tuae Israel (“Luz para iluminar a las gentes y gloria de tu pueblo Israel”). Le acogieron unas dos mil personas originarias de los cinco continentes y más de un centenar de sacerdotes miembros de numerosas congregaciones religiosas.

Después de la lectura de un pasaje de la carta a los Hebreos –leída en español por una religiosa salesiana– y del evangelio de san Lucas donde se narra la presentación en el Templo de Jerusalén de Jesús, el Papa dio lectura a su esperada homilía.

cardenales con velas en la celebración de la Jornada de la Vida Consagrada en el Vaticano 2 febrero 2015

Un grupo de cardenales en la celebración vaticana

Destacó en primer lugar la obediencia de María y José a la ley del Señor: “Así, el que sigue a Jesús se pone en el camino de la obediencia, como imitando la ‘condescendencia’ del Señor, rebajándose y haciendo propia la voluntad del Padre hasta el aniquilamiento y la humillación de sí mismo. Para un religioso, progresar es rebajarse en el servicio… Rebajarse haciéndose siervo para servir”.

La gran regla es Jesús

“Este camino –prosiguió Francisco– toma la forma de la regla infundida en el carisma del fundador. La regla insustituible para todos es siempre el Evangelio, este rebajamiento de Cristo; el Espíritu Santo, en su creatividad infinita, la expresa en diversas reglas de Vida Consagrada, pero todas nacen del seguimiento de Cristo (sequela Christi), de este camino de rebajarse sirviendo”.

“A través de esta ‘ley’ –recalcó a sus oyentes–, los consagrados pueden alcanzar la ‘sabiduría’, que no es una actitud abstracta, sino obra y don del Espíritu Santo y su signo evidente es la alegría. Sí, la alegría del religioso es consecuencia de este camino de abajamiento con Jesús. (…) Y cuando estamos tristes haríamos bien en preguntarnos cómo estamos viviendo esta dimensión kenótica (de vaciamiento)”.

Comentando la presencia en el Templo de dos ancianos, Ana y Simeón, “dóciles al Espíritu”, Francisco dijo: “El Señor les dio la sabiduría a través de un largo camino en la vía de la obediencia que, por una parte, humilla y aniquila, pero, por otra parte, custodia y garantiza la esperanza, y ahora son creativos porque están llenos del Espíritu Santo. (…) Es curioso, aquí no son jóvenes los creativos (…). A veces Dios puede dar el don de la sabiduría a un joven, pero siempre a través de la vía de la obediencia y de la docilidad al Espíritu. (…) Docilidad y obediencia a un fundador, docilidad y obediencia a una regla concreta, docilidad y obediencia a un superior, docilidad y obediencia a la Iglesia. Se trata de una docilidad y de una obediencia concretas”.

papa Francisco con Joao Braz de Aviz en la celebración de la Jornada de la Vida Consagrada en el Vaticano 2 febrero 2015

El Papa con el cardenal Braz de Aviz

Con estas premisas, el Papa formuló la siguiente conclusión: “A través del camino perseverante en la obediencia, madura la sabiduría personal y comunitaria, y así se hace también posible adaptar las reglas a los tiempos: el verdadero aggiornamento, efectivamente, es obra de la sabiduría forjada en la docilidad y en la obediencia. La revigorización y la renovación de la Vida Consagrada llegan a través de un gran amor a la regla, y también a través de la capacidad de contemplar y escuchar a los ancianos de la congregación. Así, el ‘depósito’, el carisma de las familias religiosas, es custodiado conjuntamente por la obediencia y la sabiduría. Y a través de este camino nos veremos preservados de vivir nuestra consagración de modo light, como si fuese una gnosis que se reduciría a una ‘caricatura’ de la Vida Religiosa, una caricatura dentro de la cual se vive un seguimiento sin renuncia, una oración sin encuentro, una vida fraterna sin comunión, una obediencia sin confianza, una caridad sin transcendencia”.

Para enfatizar la multietnicidad y multiculturalidad de la Vida Religiosa, las oraciones de los fieles se hicieron en hindi, chino, inglés, tagalo y swahili, y las ofrendas fueron llevadas al Papa por parejas de religiosos y religiosas de lejanas procedencias geográficas.

Al final de la Eucaristía, el cardenal brasileño Aviz pronunció unas palabras de “filial agradecimiento” al Papa por el Año de la Vida Consagrada y tuvo un especial recuerdo para los religiosos y religiosas de Vida Contemplativa. También agradeció la carta para este Año en la que el Papa les exhorta a “mirar el pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza”, para así poder “despertar al mundo, ser expertos en comunión y salir de nosotros mismos para ir a las periferias existenciales”.

Viaje a Sarajevo en junio

El domingo 1 de febrero, después del habitual rezo del ángelus, Bergoglio hizo el anuncio de su viaje sorpresa a Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina, donde pasará la jornada del sábado 6 de junio. “Os pido –dijo a los miles de fieles que le escuchaban– que recéis desde ahora para que mi visita a esas queridas poblaciones sea un estímulo para los fieles católicos, suscite fermentos de bien y contribuya a la consolidación de la fraternidad, de la paz, del diálogo interreligioso y de la amistad”.

Como se recordará, san Juan Pablo II visitó la ciudad mártir en 1997, cuando eran espeluznantes las huellas de las sangrientas batallas de las que fue escenario Sarajevo; los que tuvimos la oportunidad de acompañarle en dicha ocasión no olvidaremos la misa que celebró el domingo 13 de abril en un estadio sacudido por una gélida nevada y bajo la amenaza de posibles francotiradores escondidos en las colinas colindantes.

Mensaje para la Cuaresma 2015

Por otro lado, el 27 de enero tuvo lugar la presentación del Mensaje del papa Francisco para la Cuaresma [ver mensaje íntegro]. Tomaron la palabra Giampietro Dal Toso, secretario del Pontificio Consejo Cor Unum (cargo que dejará pronto al haber sido nombrado obispo de una diócesis italiana); el subsecretario, Segundo Tejado Muñoz; así como Michel Roy, secretario de Cáritas Internacional.

El título del mensaje es Serenad vuestros corazones y su tema principal es denunciar la indiferencia, cuya “globalización” tanto preocupa a Bergoglio. “Esta actitud egoísta –escribe el Papa– de indiferencia ha tomado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de una estrechez que como cristianos tenemos que afrontar. (…) La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para nosotros los cristianos. Por eso tenemos la urgente necesidad de escuchar en Cuaresma el grito de los profetas que alzan su voz y nos despiertan”.

“Estamos saturados –expone en otro pasaje– de noticias y de imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y sentimos al mismo tiempo nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué hacer para no dejarnos arrastrar por esta espiral de espanto y de impotencia? En primer lugar, podemos rezar. (…) No quitemos importancia a la fuerza de la oración de tantos. (…) En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad que lleguen tanto a los próximos como a los lejanos gracias a tantos organismos de caridad de la Iglesia. (…) Y, en tercer lugar, el sufrimiento de los otros constituye una llamada a la conversión, porque las necesidades del hermano nos recuerdan la fragilidad de mi vida, de nuestra dependencia de Dios y de los hermanos. (…) Podremos resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que podemos salvarnos y salvar al mundo solos”.

Dal Toso añadió: “Frente a la globalización de la indiferencia, alguno podría desalentarse porque puede parecer que no se puede cambiar nada, puesto que estamos en un proceso social y económico que nos supera. Y sin embargo no: la comunidad cristiana puede vivir superando la indiferencia, puede ya mostrar al mundo que es posible vivir de forma diversa. (…) Desde esta Cuaresma, la vida cristiana en comunidad, donde unos viven para los otros, puede no ser una quimera, sino una realidad vivida; no un sueño lejano, sino un signo viviente de la presencia de la misericordia de Dios en Cristo”.

En el nº 2.928 de Vida Nueva

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