Francisco vuelve a apelar a la gratuidad de las nulidades

papa Francisco bendice a dos matrimonios

En la Semana de Oración por la Unidad, pide vivir el “ecumenismo de la sangre”

papa Francisco bendice a dos matrimonios

El Papa bendice a dos nuevos matrimonios en una reciente audiencia

ANTONIO PELAYO (ROMA) | El Papa tiene también su particular cuesta de enero; no en sentido económico, se entiende, porque la sobriedad de Francisco es de todos conocida, pero sí es para él un mes cuesta arriba porque el calendario de principios de año incluye una abultada serie de actos, a algunos de los cuales renunciaría por considerarlos protocolarios. No lo hace por respeto a la tradición.

Me refiero, por ejemplo, a la audiencia concedida el día 22 al alcalde Roma, Ignazio Marino, al jefe de la policía, al prefecto de la capital y a los agentes que se ocupan de la seguridad en el Vaticano, a los que agradeció sus servicios.

De otro orden, naturalmente, es la audiencia concedida como todos los meses de enero a la Rota Romana al inaugurarse su año judicial. Los discursos que los pontífices pronuncian en esta ocasión son un punto de obligada referencia para los que siguen la andadura de la jurisprudencia rotal.

El de 2015 refleja la sensibilidad de Bergoglio por la crisis de valores que amenaza a la institución matrimonial. El suyo no fue un discurso técnico, sino pastoral. “La función del Derecho –les dijo a los auditores– está orientada hacia la salus animarum (la salvación de las almas), a condición de que, evitando los sofismas lejanos de la carne viva de las personas en dificultad, ayude a establecer la verdad del momento consensual: es decir, si fue fiel a Cristo o a la engañosa mentalidad mundana”.

Antes, el Papa había aludido “al sufrimiento de muchos núcleos familiares que se disgregan dejando detrás de sí las ruinas de relaciones afectivas, proyectos y comunes expectativas. El juez está llamado a llevar a cabo su análisis jurídico cuando existe la duda sobre la validez del matrimonio. (…) La crisis del matrimonio radica no raramente en la crisis del conocimiento iluminado por la fe, esto es, por la adhesión a Dios y a su discurso de amor realizado en Jesucristo”.

“La experiencia pastoral nos enseña –recordó– que hay un gran número de fieles en situación irregular sobre cuya historia ha tenido una fuerte influencia la difundida mentalidad mundana. Existe una especie de mundanidad espiritual que se esconde detrás de apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia y que conduce a perseguir, en vez de la gloria del Señor, el bienestar personal”.

Ya al final de su discurso, Bergoglio abordó otro aspecto que le preocupa, la gratuidad de los procesos: “Los sacramentos son gratuitos. Nos dan la gracia. Y un proceso matrimonial afecta al sacramento del matrimonio. ¡Cómo me gustaría que todos los procesos fuesen gratuitos!”.

Como se recordará, ya Benedicto XVI, en julio de 2005, recordó a los sacerdotes que la ausencia de una fe madura puede ser razón suficiente para instruir un proceso de nulidad. Su sucesor ha creado una comisión especial que estudiará la agilización de estos procesos y desea que este sea uno de los temas de debate en la próxima asamblea sinodal sobre la familia.

papa Francisco con una delegación de luteranos finlandeses enero 2015

Bergoglio con un grupo de luteranos finlandeses

Testimonio compartido

Por otro lado, como todos los años, durante los últimos días de enero tiene lugar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, cuya clausura se desarrolló en la Basílica de San Pablo Extramuros el domingo 25.

Días antes, el Santo Padre recibió a una delegación ecuménica de la Iglesia luterana de Finlandia, presidida por dos obispos, con ocasión de la fiesta de san Enrique, patrón de dicho país nórdico. “Un testimonio cristiano compartido –les dijo– es particularmente necesario frente a la desconfianza, la inseguridad, las persecuciones y los sufrimientos experimentados por tantas personas en el mundo de hoy. Este testimonio común puede ser sostenido y alentado por el progreso en el diálogo teológico entre las Iglesias”.

Otro coloquio ecuménico ha reunido en Roma a un centenar de religiosos y religiosas de diversas confesiones cristianas, provenientes de Rusia, Serbia, Rumanía, Egipto o Grecia, entre otros países. El Papa los recibió el sábado 24 asegurándoles que la Vida Consagrada tiene gran importancia para la unidad de los cristianos.

Francisco concentró en unas frases las características que deben acompañar la búsqueda de esa unidad: “No existe unidad sin conversión, no hay unidad sin oración, no hay unidad sin santidad de vida. (…) No es un caso que numerosos pioneros del ecumenismo hayan sido hombres y mujeres consagradas”.

Por fin, el domingo 25 por la tarde, el obispo de Roma acudió a la Basílica de San Pablo, donde le esperaban Su Eminencia el metropolita Gennadios, en representación del Patriarcado Ecuménico, o Su Gracia David Moxon, representante en Roma del arzobispo de Canterbury, así como diversos miembros de las más importantes confesiones cristianas y numerosos cardenales.

Bergoglio pronunció una homilía que refleja su pasión por la unidad: “La unidad se hace en el camino, nunca se queda parada (…). Muchas controversias entre los cristianos, heredadas del pasado, pueden superarse dejando de lado cualquier actitud polémica o apologética y tratando de comprender juntos en profundidad lo que nos une, es decir, la llamada a participar en el misterio del amor del Padre, revelado por el Hijo a través del Espíritu Santo. La unidad de los cristianos, estamos convencidos, no será el resultado de refinadas discusiones teóricas en las que cada uno tratará de convencer al otro del fundamento de las propias opiniones. Vendrá el Hijo del Hombre y todavía nos encontrará discutiendo. Debemos reconocer que, para llegar a las profundidades del misterio de Dios, nos necesitamos unos a otros, necesitamos encontrarnos y confrontarnos bajo la guía del Espíritu Santo, que armoniza la diversidad y supera los conflictos, reconcilia las diversidades”.

La segunda parte de la homilía quiso reservarla a lo que ya ha definido en otras ocasiones como el “ecumenismo de la sangre”: “Quisiera recordar a nuestros mártires de hoy. Ellos dan testimonio de Jesucristo y son perseguidos y ejecutados por ser cristianos, sin que sus perseguidores hagan distinción entre las confesiones a las que pertenecen. Este es, hermanos, el ecumenismo de la sangre”. A lo que añadió que “la búsqueda de la unidad no puede ser prerrogativa solo de alguna persona o comunidad religiosa particularmente sensible a esta problemática”. [EDITORIAL: Hermanados en el “ecumenismo de sangre”]

Carta a los nuevos cardenales

En otro orden de cosas, ya han visitado Roma algunos de los cardenales que serán nombrados por el Papa en el consistorio del 14 de febrero. Entre ellos, el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez. ¿El motivo? Tomarse las medidas para que los sastres romanos puedan prepararles el “ajuar” color púrpura.

Se ha hecho ahora público el texto de la carta que el 4 de enero Francisco envió a los nuevos purpurados. “El cardenalato –les dice– es una vocación. El Señor, mediante la Iglesia, te llama una vez más a servir; y hará bien a tu corazón repetir en la oración la expresión que el mismo Jesús sugirió a sus discípulos para mantenerse en la humildad: ‘Somos siervos inútiles’. Y esto no como forma de buena educación, sino como una verdad después del trabajo, ‘cuando hayas hecho todo lo que se os ha ordenado’. (…) Mantenerse en la humildad en el servicio no es fácil cuando se considera el cardenalato como un premio, como el culmen de una carrera, una dignidad de poder o de superior distinción. (…) Muchos se alegrarán por esta nueva vocación tuya y, como buenos cristianos, lo festejarán (porque es propio de los cristianos gozar y saber festejar). Acéptalo con humildad. Haz solo que en estos festejos no se insinúe el espíritu de mundanidad que entontece más que el aguardiente en ayunas, desorienta y separa de la Cruz de Cristo”.

  • OPINIÓN: Gänswein, por Antonio Pelayo, corresponsal de Vida Nueva en Roma

En el nº 2.927 de Vida Nueva

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