Barcelona espera un pastor, no un político

cardenal Lluís Martínez Sistach y papa Francisco

El relevo de Sistach, pese al clima de crispación, se vive con tranquilidad

cardenal Lluís Martínez Sistach y papa Francisco

El Papa acaba de recibir al cardenal Sistach por tercera vez

JORDI LLISTERRI (BARCELONA) | Cuando llegue el nuevo arzobispo de Barcelona nadie le preguntará en qué ciudad pone su DNI que nació. Pero sí que se espera a alguien que conozca y haya vivido la pastoral en Cataluña. Y se da por descontada su afinidad con el papa Francisco. Esto podría resumir la expectativa que hay en Barcelona ante el relevo del cardenal Lluís Martínez Sistach, que en abril cumplirá 78 años de edad.

El pasado 26 de enero, Sistach fue recibido por tercera vez en audiencia privada por el Papa. Fue a petición del arzobispo, y para presentarle los proyectos de futuro tras el Congreso Internacional de la Pastoral en las Grandes Ciudades, celebrado en noviembre pasado. Proyectos entre los que se encuentra la creación de la Fundación Antoni Gaudí para las Grandes Ciudades.

Con esta visita, Sistach muestra su capacidad y disponibilidad para continuar liderando la archidiócesis de Barcelona y la Iglesia en Cataluña en un momento políticamente complicado. Pasada la consulta soberanista del 9 de noviembre, las elecciones catalanas –que quieren ser plebiscitarias– del próximo septiembre abren nuevos interrogantes.

“El nombramiento de un obispo debe tener una motivación pastoral. Un principio que no solo debe aplicarse real y efectivamente, sino que, además, debe quedar claro para la gente: no puede parecer que hay un motivo político”. Así reflexiona el eminente teólogo Josep Maria Rovira Belloso, que se muestra más tranquilo que hace unos meses ante la posibilidad de un relevo en Barcelona: “Creo que se está despolitizando”.

El presidente la Fundación Joan Maragall, Josep Maria Carbonell, coincide con esta perspectiva: “Yo espero que la inteligencia de la Santa Sede permita evitar interpretaciones políticas, aunque siempre se han hecho y se harán”. Para Carbonell, en “Cataluña ya tenemos obispos que responden al perfil del papa Francisco. No es necesario buscarlos en tierras lejanas”. De fondo aparecen los nombres que sonaron en su momento, como el cardenal Antonio Cañizares, y ahora el de Juan José Omella

Josep Maria Jubany, rector en Barcelona, delegado de Pastoral Social y miembro del Colegio de Consultores, recuerda que “Aznar cuenta en sus memorias el disgusto que le provocó el nombramiento de Sistach y explica las presiones que ejerció en la Santa Sede para que no nombraran un obispo que, según él, era nacionalista”. Jubany es de los que creen que “continuará habiendo presiones de todas partes para que el nombramiento tenga una vertiente política”.

Necesario conocimiento de la realidad catalana

En este contexto, Rovira Belloso habla de afrontar el tema catalán “de una manera natural”. Para Carbonell, “el tema central es que sea una persona que conozca la compleja realidad de la sociedad catalana y que la haya vivido. No puede tardar cinco años en comprender lo que pasa hoy aquí. La Iglesia en Cataluña tiene aspectos notablemente distintos a los de la Iglesia española”. Un conocimiento de la realidad catalana y sin prejuicios que se apunta de forma clara como necesidad.

“Que hable catalán, que ame Cataluña y a su gente”, reclama Albert Ribot, director del Centro Sacerdotal Roselló y representante de los sacerdotes de la prelatura del Opus Dei en el Consejo Presbiteral. Pero, sobre todo, remarca otro factor que se da por descontado: “Cuanto más se parezca al papa Francisco, más posible será que florezca el programa de nueva evangelización que propone”.

Dispuesto a arriesgar

Los consultados destacan la necesidad de un pastor “con olor a oveja”. “Hay muchas periferias en Barcelona que hay que atender”, incide en este perfil franciscano Margarida Bofarull, religiosa del Sagrado Corazón, presidenta del Instituto Borja de Bioética y profesora en la UCA de El Salvador. “Menos imágenes en un palacio y más imágenes en los barrios marginales”, reclama.

Pone como ejemplo la necesidad de “acoger y valorar la cultura de los inmigrantes latinoamericanos que llenan las parroquias de muchos barrios de Barcelona”. Y una persona que “no tenga miedo, arraigada aquí, pero con actitud de diálogo y dispuesta a arriesgar por el Evangelio”.

Pere Borràs, exprovincial de los jesuitas y, actualmente, encargado de diversas obras pastorales de la Compañía de Jesús, coincide en la necesidad de atender estas pautas de la Evangelii Gaudium. “Necesitamos que estimule la renovación pastoral que promueve el papa Francisco, de una Iglesia en salida”.

Y se muestra esperanzado viendo los nombramientos en otras diócesis, “sobre todo, confiando en que este momento de Iglesia sea un momento de renovación y del siglo XXI”. Por eso, coincide en que se espera el cambio en Barcelona, pero “con tranquilidad”.

En el nº 2.927 de Vida Nueva

 

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