Leonardo José Brenes: “No somos obispos de oficina, somos pastores”

Entrevista con el cardenal de Managua (Nicaragua)

Leonardo José Brenes, cardenal de Managua, Nicaragua

Texto y foto: DARÍO MENOR | El cardenal nicaragüense Leonardo José Brenes Solórzano, arzobispo de Managua, se presenta puntual a la cita frente a la puerta de un dicasterio vaticano, donde le esperan dentro de media hora. “Si quiere nos vamos a tomar un café, pero yo prefiero que hagamos la entrevista dando un paseo por la Plaza de San Pedro”. Así será. Mientras conversa con Vida Nueva, algunos curiosos no resisten la tentación de fotografiar a este pastor sencillo (“de mí dicen que tengo olor a caballo”, comenta entre risas) vestido con clergyman y unos pantalones vaqueros.

PREGUNTA.- En la homilía de la misa con la que tomó posesión de su parroquia de Roma, se acordaba usted de su abuela, de la que dijo que hizo mucho por su vocación. ¿Hay que poner más énfasis en las abuelas como agentes de evangelización?

RESPUESTA.- Sí. En América Latina, las abuelitas son nuestras primeras catequistas. Hace dos años participé en una asamblea de la Pontificia Comisión para América Latina y me tocó dar una pequeña conferencia. Le pregunté a los cardenales y obispos que quién les había enseñado a persignarse. Casi el cien por cien dijo que sus abuelitas. También fueron ellas quienes nos enseñaron a rezar el Padrenuestro o el Avemaría y las que nos llevaron al templo en primer lugar. El Santo Padre tiene igualmente esa experiencia.

P.- En mayo, el Episcopado nicaragüense difundió un documento titulado Los años pasan, nadie es eterno, en el que advertían de los peligros de perpetuarse en el poder…

R.- Tenemos que darles oportunidades a las nuevas generaciones. Como dice una canción mexicana, “nada es eterno en el mundo”. El cambio es bueno, porque viene con buenas ideas y aportaciones. Todos tenemos el deseo de aportar lo mejor de nosotros para el bien de nuestra patria. En el documento que pusimos en manos del señor presidente, los obispos transmitíamos esa inquietud del pueblo. Nosotros, como pastores, estamos en constante contacto con la gente. No somos obispos de oficina. Yo, personalmente, solo atiendo asuntos de oficina el jueves por la mañana. Todo el resto del tiempo estoy en pastoral.

P.- El suyo es el estilo de pastor que ahora ha llegado a Roma y que en América Latina es habitual…

R.- Es bien hermosa la idea del papa Francisco de ser pastor con olor a oveja. Le cuento una anécdota. En una zona rural donde se celebraba la fiesta de Santiago Apóstol me recibieron varias personas montadas a caballo, pues hacían unas carreras para agarrar unas cintas. Tras las carreras vinieron todos al templo, donde el sacerdote dijo que yo seguía lo que el Santo Padre pide sobre el olor a oveja. Aseguró que incluso iba más allá, pues olía a caballo por los abrazos que me daban todos los feligreses. ¡Qué hermoso que los sacerdotes y los fieles tengan esa confianza con uno! El hecho de que el Señor, a través del Santo Padre, me haya concedido la gracia de pertenecer al colegio cardenalicio no me ha quitado nada; ha fortalecido mi compromiso. Hay una oración que siempre hago al despertarme y al acostarme. Le pido al Señor que le sea fiel, que sea humilde y testigo de su amor.

Entrevista íntegra solo para suscriptores

En el nº 2.926 de Vida Nueva

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