¿Hacia dónde va la Vida Consagrada? ¿Hay motivos para celebrar?

un religioso habla con una monja con hábito

Un diagnóstico previo a cualquier intento de renovación

un religioso habla con una monja con hábito

LLUÍS OVIEDO TORRÓ, OFM, Pontificia Universidad Antonianum (Roma) | La Iglesia nos invita a celebrar este año dedicado a la Vida Consagrada. Muchos se pueden preguntar qué hay que celebrar, en uno de los momentos más sombríos que atraviesa esta forma de seguimiento evangélico tan católica. De hecho, las cifras muestran un declive brutal en todas las grandes órdenes y congregaciones, masculinas y femeninas, casi sin excepción, en los ambientes occidentales. Está claro que la cosa es muy distinta en otras regiones.

La zona eslava todavía aguanta bastante bien en muchos casos; en países de reciente evangelización, presenciamos una tendencia opuesta: un crecimiento inusitado, noviciados repletos, vocaciones para todos, fundación de nuevas entidades. No está claro que este dato nos pueda consolar a quienes vivimos en países de vieja tradición católica, fuertemente secularizados, en donde la crisis se ceba de forma especial en aquellos que seguimos formas de vida de mayor intensidad religiosa.

De hecho, nos ronda la tentación de si no habría que aceptar que la Vida Consagrada deba desplazarse a las regiones donde más falta hace e ir abandonando zonas menos interesadas en nuestra presencia.

Un dato muy preocupante en este sentido es que algunas entidades ya han arrojado la toalla y se han resignado a la paulatina extinción, convencidos de que su papel ya se ha agotado, y que la Providencia divina suscitará otras formas de seguimiento evangélico mejor adaptadas y más convenientes para nuestro tiempo.

Seguramente, esta situación crítica es resultado de procesos que se prolongan desde hace algunas décadas y que requieren un análisis más detallado y amplio de un declive que obedece a una multitud de factores. Lo cierto es que un diagnóstico se vuelve urgente como condición previa de cualquier intento de renovación, de revitalización de la Vida Consagrada en ambientes occidentales.

A ese cometido dedicaré la primera parte de mi análisis, para pasar a las posibles pistas de recuperación o a los signos de esperanza.

Pliego publicado en el nº 2.926 de Vida Nueva. Del 24 al 30 enero 2015

En el nº 2.926 de Vida Nueva

 

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