El obispo de Salamanca convoca una asamblea diocesana

Para renovarse en la línea marcada por Francisco

obispo de Salamanca en la calle en un acto diocesano

ROBERTO RUANO ESTÉVEZ (SALAMANCA) | Desde el Adviento de 2014 y hasta la Pascua de 2016, la agenda pastoral de la Diócesis de Salamanca estará copada por la celebración de una asamblea diocesana, en respuesta a la llamada del papa Francisco a emprender una nueva y audaz etapa evangelizadora. Un tiempo orientado a renovar la misión apostólica y sus estructuras, a veces tan caducas. Una oportunidad para abordar los desafíos de la vida actual.

El primero en salir a la palestra para convocar y calentar motores ha sido el propio obispo, Carlos López. Él es el máximo interesado en que esta asamblea arranque con éxito y cuaje en todos los rincones de la diócesis: “La Iglesia de Salamanca quiere renovarse a la luz del Evangelio. Y quiere hacerlo para servir mejor a los hombres y mujeres de esta tierra charra. Por eso, estimamos necesario celebrar una asamblea diocesana. No solo para deliberar sobre temas y asuntos que tengan que ver con el bien de la comunidad diocesana, sino como un camino de misión compartida. Debemos ir contagiándonos unos a otros la alegría de participar. Estamos en un momento crucial de la vida de nuestra Iglesia local y de la Iglesia en España; y no podemos ceder ninguna baza al desaliento ni a la pasividad”. logotipo del Sínodo diocesano de Salamanca

Para Tomás Durán, vicario de Pastoral, la puesta en marcha de la asamblea brinda un tiempo más que favorable para la diócesis; un cauce muy oportuno de conversión pastoral, de abandonar viejos criterios y de arriesgar con la novedad: “No me gustaría que la Asamblea fuese motivo de enfrentamientos o huidas pastorales. Ni huidas hacia atrás, al pasado, ni huidas para delante, en reformas externas imposibles. Sí una asamblea para que nuestra Iglesia mire y escuche al mundo con inmensa simpatía; que nos lleve a las fuentes, al Evangelio de Jesús, sin glosa, a la vida apostólica primera”.

Una gran oportunidad

José María Miñambres, sacerdote diocesano y uno de los ideólogos de esta asamblea, apunta que son varios los motivos para su celebración: “Primero, la situación eclesial: una Iglesia envejecida y bastante dormida. Segundo, los grandes cambios que se han producido en los últimos años en la sociedad salmantina. Es un gran momento, una gran oportunidad, por eso espero que la gente se exprese con gran valentía y libertad”.

Opinión compartida por Begoña Antolínez, misionera del Divino Maestro, quien reconoce que “es hora de poner la Diócesis de Salamanca ‘patas arriba’, el momento de dar un portazo al individualismo y crear fraternidad”. Y también por Tomás González, un joven laico, quien asegura que “esta asamblea solo tendrá sentido si somos capaces de replantear métodos, estructuras, rutinas y parcelas personales”.

En el nº 2.926 de Vida Nueva

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