La Religión, acorralada en las aulas

niños pequeños alumnos en la escuela en un pasillo a contraluz

aula católica con crucifijo y reloj encima de la pizarra

La Religión, acorralada en las aulas [extracto]

ELENA ABAJO | La implantación de la ley de Educación del PP está evidenciando un descontento generalizado. La LOMCE deja a la asignatura de Religión reducida en algunas comunidades a 45 minutos, vulnera derechos constitucionales y pone en peligro a la mitad de los 13.000 puestos de trabajo de los profesores que la imparten.

La moral apelando a la ley: “La formación religiosa de los alumnos es un derecho de los padres”. Los obispos andaluces, renunciando a un argumentario de mayor trascendencia, han fundamentado en la legalidad vigente su denuncia de la reducción a 45 minutos semanales –a la mitad y al mínimo– del tiempo que se dedicará a la asignatura de Religión en las escuelas públicas de su región a partir del próximo curso, aprovechando la implantación, tarde y a la fuerza, de la LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa, también conocida como Ley Wert).

Para la Confederación de Obispos del Sur de España, “nos encontramos ni más ni menos que ante una vulneración inaceptable de los artículos 27.2 y 27.3 de la Constitución”.

Desde la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, sin embargo, se aduce que, si bien el tiempo concedido a la asignatura se verá “ciertamente comprimido”, “los planes de estudio se ajustan perfectamente a los postulados de la LOMCE, una normativa que, por otra parte, no nos gusta y solo acatamos por imperativo legal y responsabilidad nuestra”. La ley, por tanto, contra la ley, es decir: la interpretación.

De sobra es conocido el rechazo que la LOMCE despertó en el Gobierno andaluz desde el momento en que fue presentada, habida cuenta de que el Ejecutivo de Susana Díaz se ha erigido en el principal bastión del PSOE a nivel nacional. Por este motivo ha retrasado la implantación de la Ley Wert todo lo posible (en el presente curso 2014-2015 ha entrado en vigor en 1º, 3º y 5º de Primaria, mientras que, de cara al próximo, lo hará en 2º, 4º y 6º de Primaria, en 1º y 3º de Secundaria y en 1º de Bachillerato, quedando para el curso 2016-2017 la implantación en 2º y 4º de ESO y 2º de Bachillerato), valiéndose de todos los subterfugios a su alcance.profesor con alumnos en el aula en la escuela en clase de religión

Batalla política

“Es inevitable pensar que los socialistas, a quienes no les queda más remedio que acatar la LOMCE como voluntad de la mayoría, que ha otorgado el Gobierno al Partido Popular, quieren vengarse arrinconando a la asignatura de Religión, el mismo fantasma que agitan siempre”, aseguran a Vida Nueva fuentes del PP de Andalucía. En Sevilla, precisamente, Alfredo Pérez Rubalcaba amenazó con revocar los Acuerdos Iglesia-Estado durante el 38º Congreso del PSOE, cuando hubo de jugarse a la desesperada la secretaría general del partido frente a Carme Chacón.

Aunque también hay que reconocer que, a nivel nacional, ha sido el Ministerio, con la LOMCE, el primero en adjudicar esa menor carga lectiva a la asignatura.

La Conferencia Episcopal Española (CEE), que clama contra “el intento de transmitir una serie de conocimientos técnicos y teóricos que poco tienen que ver con la formación integral de las personas”, tampoco ha eludido el más prosaico debate legislativo.

Los artículos en los que basa su defensa jurídica son el 27.3 de la Constitución (“Los Poderes Públicos tienen el deber de garantizar el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”) y el I, II y IV de los Acuerdos Iglesia-Estado (“El derecho de los padres a que sus hijos reciban en la escuela una formación religiosa y moral católica incluye el derecho a que desde otras asignaturas o actividades no se les imparta una enseñanza contraria a la formación religiosa” y “La enseñanza de la Religión y Moral Católica debe impartirse en todos los centros de enseñanza en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales, según los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español”).

Tampoco rehúye la Iglesia española las guerras de cifras, donde se sabe en mayoría, cualquiera que sea el valor que las mayorías tengan en el ámbito de los credos. Según la Confederación de Obispos del Sur, el propósito de la Junta de Andalucía está muy claro: “Legislar contra la voluntad y el derecho del 87% de los padres andaluces, que eligen, curso tras curso, la enseñanza de Religión en el plan de estudios de sus hijos”.

Aunque cuesta encontrarle a esta tesis de ataque a la mayoría los imprescindibles réditos electorales. Y más si nos retrotraemos a las elecciones autonómicas de 2012, cuando el PSOE sufrió su primera derrota electoral en Andalucía en más de tres décadas.

La burocracia no ayuda

De acuerdo con las estadísticas de la CEE, la materia de Religión fue solicitada por un 65% de los alumnos en todas las fases del sistema educativo y en todo el territorio nacional durante el curso pasado, una cifra que, no obstante, ha decrecido seis décimas en los últimos tres años.

Esta tendencia “se debe al maltrato que han dado las leyes educativas a la Religión en los últimos años”, ha justificado la Comisión de Enseñanza y Catequesis.niño pequeño alumno en la escuela escribiendo

Así, a las complicaciones añadidas de la burocracia, hay que sumar el trámite imprescindible de que los alumnos que han elegido Religión deben comunicar al centro su intención de seguir cursando la materia al año siguiente, una diligencia para la que las asociaciones de padres de alumnos y el profesorado de Religión exigen un giro copernicano: dar por supuesto que quien se esté formando en Religión deseará continuar con la materia y que la decisión a especificar sea, en todo caso, la de dejar la clase.

De la correlación PSOE-Junta de Andalucía-asignatura de Religión parece deducirse un resultado equívoco a la luz del reduccionismo político. En primer lugar, porque el Ejecutivo de Susana Díaz no ha hecho sino aplicar los mínimos que establece la ley educativa del PP. Sobre este aspecto, no conviene obviar que la LOE –Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación– de Rodríguez Zapatero garantizaba al menos una hora y media de clase de Religión a la semana para aquellos alumnos que la hubieran elegido en su plan de estudios. Y de ello se hacen eco tanto las asociaciones de padres como los sindicatos de profesores de Religión.

En opinión de Luis Carbonel, presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (CONCAPA), “con la Ley Wert, la Religión está peor tratada que con Zapatero”, ya que “el ministro Wert habla mucho y escucha poco”.

Para José María Gil Tamayo, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, “en la LOMCE, el desarrollo de la asignatura de Religión queda reducido a la mitad que hasta ahora con la LOE, una ley socialista, cabe recordar. Y se trata de un tiempo totalmente insuficiente para proporcionar una mínima educación de calidad”.

Decepción de FERE-CECA

Los centros concertados, representados por Escuelas Católicas (FERE-CECA y EyG), han mostrado su decepción por esta séptima reforma educativa de la democracia. Así, calificaron su aprobación en el Congreso de los Diputados de “ocasión perdida para haber logrado una ley de consenso que aunara fuerzas, tomando como referencia un Pacto Educativo, y garantizara la complementariedad de redes educativas”.

En la práctica, es la LOMCE la que establece que el tiempo destinado a la asignatura de Religión en los ciclos de Primaria y Secundaria ha de oscilar entre los 90 minutos semanales –en realidad, no fija un límite máximo, aunque parece poco probable que alguna comunidad autónoma vaya a incrementarlo–, que mantienen Madrid (PP), Aragón (PP), La Rioja (UPN), Baleares (PP), Castilla-La Mancha (PP) o Extremadura (PP); y los 45 a los que, aparte de Andalucía, la han reducido el País Vasco (PNV) y Canarias (CC), además de Castilla y León y los gobiernos de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, cuyos ejecutivos regionales responden a las siglas PP. Asturias y Galicia, con mayoría socialista y popular, respectivamente, han optado por una compresión menos traumática, dejando los 90 semanales de antaño en 60, con la excepción de 2º de Primaria, que le dedicará 120 minutos.

Para Andrés Borrego, profesor de Religión y diácono permanente de la Diócesis de Jaén, “la Ley Wert no solo reduce a la mínima expresión la enseñanza de la Religión, sino que la presenta en un panorama de ofertas que parece contradecir, sobre todo en lo referente al Bachillerato, el vigente Real Decreto 2438/1994 de 16 de diciembre, por el que se regula le enseñanza de la Religión”.

Problemas específicos en Bachillerato

Las asociaciones de padres y profesores, así como la jerarquía eclesiástica, se muestran especialmente preocupados por cómo queda encajada la asignatura de Religión en el ciclo de Bachillerato. ¿Por qué? Lo explica Luis Carbonel: “En el Bachillerato de la LOMCE, la Religión ya no es de oferta obligatoria; además, compite con otras quince materias optativas, por lo que se le ponen cada vez más problemas”.

Según queda formulado en los artículos 34.bis y 34.ter de la Ley Wert, los alumnos “deberán elegir un mínimo de dos y un máximo de tres materias específicas”, entre las cuales Religión compite con: Análisis Musical, Anatomía Aplicada, Cultura Científica, Dibujo Artístico, Dibujo Técnico, Lenguaje y Práctica Musical, Segunda Lengua Extranjera, Tecnología Industrial y Tecnologías de la Información y la Comunicación, en 1º de Bachillerato; y Análisis Musical, Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente, Dibujo Artístico, Dibujo Técnico, Fundamentos de Administración y Gestión, Historia de la Filosofía, Historia de la Música y de la Danza, Imagen y Sonido, Psicología, Segunda Lengua Extranjera, Técnicas de Expresión Gráfico-plástica, Tecnología Industrial, Tecnologías de la Información y la Comunicación, en el caso de 2º.

De suerte que, de no haber un número mínimo de alumnos que escojan alguna de estas materias, no se podrá ofertar en el centro. El curso pasado, solo el 40% de los estudiantes de Bachillerato se decantó por la asignatura de Religión, cifra que contrasta con la media del 65% que se inclinan por ella en todos los cursos.

Así las cosas, Borrego asegura a Vida Nueva que “ahora debe plantearse cómo encajar la Religión dentro del marco legal para dicha asignatura, donde la oferta debe ser de obligado cumplimiento, según las normativas que regulan cómo han de impartirse las asignaturas de enseñanza de las religiones, atendiendo al derecho de los padres según el artículo 27.3 de la Constitución”.niños pequeños alumnos en la escuela en un pasillo a contraluz

La asignatura de Religión, recuerda el presidente de CONCAPA, “es de oferta obligatoria, pero de elección voluntaria, puesto que lo contrario no tendría ningún sentido”.

Peso en el currículo

José Antonio Marina considera que “la asignatura de Religión, tal y como está planteada en nuestro país, de esta manera tan torpe, incurre en lo confesional. Y una confesión religiosa no puede convertirse en asignatura”.

El pedagogo recuerda que durante la carrera universitaria se vio obligado a cursar Religión Católica como obligatoria: “¿A quién se le ocurrió la genial idea de que eso iba a fomentar la religiosidad en los alumnos?”.

No puede negar el Gobierno, empero, la confianza con que los colectivos de padres saludaron los primeros pasos de la LOMCE. Begoña Ladrón de Guevara, presidenta de la Confederación de Padres y Madres de Alumnos (COFAPA), ha valorado muy positivamente la decisión de incorporar la nota de Religión en el currículo escolar, influyendo para la media y las becas: “La Religión es una asignatura optativa y, si se elige, es bueno que sea evaluable para los niños que la están cursando”, declaró en el Congreso de los Diputados.

En cambio, para Carlos Esteban Garcés, responsable de la Formación del Profesorado en la Delegación Diocesana de Enseñanza de la Archidiócesis de Madrid, “la recuperación de la evaluación de la asignatura no significa ningún avance con respecto a la LOE, porque luego no es objeto, en cuanto materia específica, de evaluaciones externas”.

La Ética como alternativa

Por otra parte, reiteradas fueron las peticiones del propio Gil Tamayo para que la asignatura de Religión tuviera una alternativa de suficiente enjundia, consciente de que a uno lo mide la calidad de sus rivales. En este caso, la materia optativa lleva por nombre Valores Culturales y Sociales, en Primaria, y Valores Éticos, en Secundaria, y tuvo en su momento una acogida bastante razonable por parte de la comunidad educativa. Sin embargo, nacía ya con el pecado original de contraponer, una vez más, los preceptos éticos a la moral.

“El contenido me parece adecuado –valora Andrés Borrego–, aunque escaso y poco consistente, dado que aparece como alternativa a la asignatura de Religión, algo que no nos convence ni a quienes impartimos Religión ni a quienes deben atender la docencia de Valores Cívicos”.

“Una vez más se comete el error histórico de elegir entre Religión o Ética, como si ambas fueran contrincantes o incompatibles en el panorama educativo, y deben convivir sin ser excluyentes si queremos realmente apostar por una educación en valores seria”, agrega el profesor.

Consciente de su empeño en transitar la senda de las antiguas leyes socialistas, el ministro José Ignacio Wert trató de hilvanar un plan de estudios en el que Religión y Valores Cívicos pudieran ser cursadas a la vez, mediante determinadas piruetas de la programación docente.niña pequeña alumna en la escuela haciendo deberes

Sin embargo, la reducción de los horarios de Religión ha terminado por arrastrar y limitar, también, a su antagonista. Autor de libros de texto y desde su experiencia en el Grupo SM, Javier Cortés, en cambio, se muestra más crítico: “Valores Cívicos supone el abandono de la formación ética específica y general para todos los alumnos y una reducción a determinados valores de convivencia. Tanto la Educación para la Ciudadanía, en su intención primigenia, como la Ética, que estaba presente hasta ahora en el 4º de Secundaria, planteaban un acercamiento a la ética y a la convivencia humana de mayor calado. La dimensión ética de la persona merece en algún momento de la evolución escolar del alumno un tratamiento exclusivo y mínimamente sistemático, si de verdad queremos apostar por una educación integral. Religión y Ética son dos realidades de la experiencia humana interrelacionadas, pero en ningún caso en disyuntiva. Ambas dimensiones deben ser educadas en todos y cada uno de los alumnos de nuestro sistema escolar. Cierto es que, en ambos casos, además de un acercamiento de consenso cultural, la escuela debe respetar las opciones éticas y religiosas de las familias, pero hay mecanismos para ello. Todos deben tener acceso a una formación sobre la religión y sobre la ética; no tiene ningún sentido educativo plantear una opción entre ambas”.

Disparidades entre autonomías

Llegados a este punto, es de justicia recordar que la LOMCE da vía libre a las comunidades autónomas para aumentar la carga horaria de Religión –y, con ella, de todas las asignaturas consideradas “específicas”– a su criterio y conveniencia.

En este sentido, el consejero de Educación andaluz, Luciano Alonso, incide en que “cada centro distribuirá con total autonomía el 18% del horario global que le corresponde, pudiendo completarlo con materias troncales, específicas –sería el caso de Religión y de Valores Cívicos– o dedicándolo al refuerzo educativo”.

En Andalucía, además, se establecerá como asignatura de libre configuración obligatoria la Educación para la Ciudadanía y la Cultura Digital, que supondrá el 8% del horario. Y no puede una dejar de preguntarse si la voluntariedad que debería recaer sobre los alumnos y/o sus padres no ha acabado haciéndolo sobre las administraciones.

Es por este motivo que Begoña Ladrón de Guevara, en nombre de COFAPA, se ha dejado la voz pidiendo que la Educación permanezca fuera del debate ideológico, o que Gil Tamayo exija “que no haya disparidad por parte de las comunidades autónomas en el tratamiento de la asignatura de Religión, quedando a merced de la política y la ideología locales”.

A este respecto, la filósofa Victoria Camps ha escrito que “la educación religiosa no sería una cuestión tan espinosa como lo está siendo entre nosotros de no haber pasado recientemente por un régimen nacionalcatólico que condiciona nuestros lazos con la religión, nuestra forma de entenderla y nuestros prejuicios con respecto al lugar que esta debe ocupar en el sistema educativo”.

Por último, y acaso como una importante batalla por la supervivencia, el presidente de la Federación Estatal de Profesores de Enseñanza Religiosa (FEPER), Jesús María Losada, ha denunciado que con la LOMCE se ha puesto en peligro el puesto de trabajo de casi la mitad de los 13.000 profesores de Religión censados en nuestro país, cuando no el ahogamiento por la reducción a la mitad de sus respectivos salarios.

Cabe recordar que, en España, para ser profesor de Religión no es imprescindible haber superado exámenes específicos o aprobado las oposiciones: basta con acreditar la titulación de Grado de Maestro en el caso de Primaria y una licenciatura para Secundaria, además de la Declaración Eclesiástica de Idoneidad dispensada por la diócesis del docente –esta ha de atestiguar la recta doctrina y el testimonio de vida cristiana en el maestro–, la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica y la recomendación del obispo. No obstante la particularidad de sus procesos selectivos, los sueldos de los profesores de Religión son pagados igualmente por la Administración pública.

La Iglesia, que no ha dudado en lanzarse al barro de los debates legalistas y estadísticos para mantener la importancia de su asignatura, tampoco ha dudado en denunciar “la preocupación del Gobierno socialista por dejar en el paro a cientos de profesores de Religión, cuando lo que sobra en Andalucía son parados, creando una situación de alarma en las familias”.niños musulmanes en el aula en la escuela

Pero entre las reivindicaciones de los Obispos del Sur también destaca una pequeña, que denuncia el destierro de las materias humanísticas, y, con ellas, de la Religión, como “causa de la actual crisis económica, política y social”.

La enseñanza del Islam, necesaria para controlar sus mensajes

Las clases de Religión, para evitar radicalismos. Tras los dramáticos sucesos acaecidos la pasada semana en París, no pocas han sido las voces que han reclamado una mayor presencia de la religión en las aulas como medida que podría ayudar en la prevención de las distorsiones en los mensajes que algunos realizan en nombre de la divinidad.

De este modo, la catedrática de la Universidad de La Rioja Ana María Vega, doctora en Derecho y licenciada en Derecho Canónico, aboga por implantar en las aulas, como ya está regulado, la enseñanza religiosa de las confesiones que tengan acuerdos firmados con el Estado con la finalidad de evitar el riesgo de que “se radicalicen” y también porque, de esta manera, “las autoridades controlarían los contenidos de la asignatura”.

En España, la asignatura de Religión Islámica promueve en las aulas españolas, concretamentez entre los alumnos de entre 6 y 11 años, una educación en “igualdad de género” y “para la paz”, según el currículo del área Religión Islámica en Educación Primaria difundido por el Boletín Oficial del Estado, a petición de la Comisión Islámica de España.

Según apuntan los encargados de elaborar el programa de la asignatura, el reto que se presenta en la actualidad para el área de Religión Islámica se centra en que algunos alumnos llegan al aula con noticias, informaciones, valores y normas correspondientes a “su idea del islam”, siendo en ocasiones estos “preconceptos, prejuicios, concepciones erróneas, conocimientos distorsionados e imprecisos”. Por ello, consideran una tarea primordial “recoger estos comportamientos” para después “confrontarlos” y que los alumnos tengan “una aproximación a la realidad más precisa y objetiva”.

Javier Cortés, quien trabajó en proyectos de libros de texto para la religión islámica en el Grupo SM, asegura que “si el planteamiento que existía entonces se mantiene, me parece una opción necesaria de todo punto de vista. La religión islámica tiene que hacerse presente en la dinámica de la escuela como una realidad de nuestro mundo y de nuestro presente. Aquellos alumnos creyentes del islam necesitan que su religión entre en la dinámica de lo que una escuela en democracia y una sociedad abierta enseña en sus aulas. Este encuentro entre la tradición de civilización occidental presente en los currículos y un acercamiento a la religión islámica que asuma los derechos humanos de esa misma tradición es fundamental. Al mismo tiempo, el resto del currículo se puede beneficiar de un acercamiento más vivencial de la religión islámica”.

Por su parte, el profesor de Religión y diácono permanente de la Diócesis de Jaén Andrés Borrego sostiene que “el área de enseñanza de Religión Islámica muestra el rostro más educativo y didáctico de esa confesión. Me parece que tanto el contenido como la metodología encajan en nuestro sistema educativo, por la manera de presentar el mundo islámico y por su cultura y religión, atendiendo a la interculturalidad, la convivencia y la interconfesionalidad tolerante e integradora”. El conocimiento, en definitiva, siempre vence al ruido.

En el nº 2.925 de Vida Nueva

 

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