Destacados colectivos católicos analizan en la Universidad Pontificia la realidad de México

La “fosa común” que hoy es el país pide pasar a la acción

El pueblo sigue clamando justicia para los estudiantes de Iguala

El pueblo sigue clamando justicia para los estudiantes de Iguala

FELIPE MONROY (MÉXICO DF) | Con el fin de poner en común el trabajo de denuncia de la injusticia y el anuncio de la esperanza, estudiantes de la Universidad Pontificia de México (UPM), junto a la Dimensión de Justicia y Paz del Episcopado Mexicano, el Centro de Estudios Ecuménicos y Vida Nueva México, emprendieron, el pasado día 8 en la sede de la UPM, un inédito encuentro conjunto.

La jornada, que llevó por nombre La Iglesia frente a la corrupción, la injusticia y la violencia en México, consistió en una mesa redonda entre representantes de colectivos católicos de acción social. Participaron en el debate María de Jesús Zamarripa, religiosa y secretaria general de la Confederación de Escuelas Particulares; Ramón Castro, obispo de Cuernavaca y titular de la Dimensión de Justicia y Paz del Episcopado Mexicano; Raúl Vera López, obispo de Saltillo; Miguel Concha Malo, religioso dominico y director del Centro de Defensa de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria; Alejandro Solalinde, sacerdote y director de la casa para migrantes Hermanos en el Camino; y Javier Sicilia, poeta y líder fundador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.

Inauguró la mesa de debate el rector de la UPM, Mario Ángel Flores Ramos. Tras recordar a dos sacerdotes asesinados vinculados a la Universidad, Ascensión Acuña y Gregorio López, apeló a la necesidad de referentes comprometidos: “Más allá de la manipulación de algunos medios de querer ocultar la realidad, hay un México con un corazón noble que necesita líderes con autenticidad para tener un mundo mejor”, destacó.

Ramón Castro dijo que, para hablar de paz, “se debe creer y trabajar por ella, poniendo la inteligencia al servicio del amor. Sufrimiento, injusticia, violencia y corrupción son temas que representan el mayor desafío colectivo al que tenemos que hacer frente y reclaman una actuación de todos los que somos interperlados para tratar de dotar de sentido y acompañar a los que padecen el dolor. (…) Hay que superar una actitud turística ante el sufrimiento y la frivolización del dolor ajeno”. El obispo de Cuernavaca concluyó dirigiéndose a la clase gobernante: “Exigimos transparencia a las autoridades elegidas y un cambio hacia la justicia social, porque ya estamos cansados de secuestros y de que el narco haya penetrado en numerosos ambientes. La infiltración de la delincuencia en el Estado hace evidente la corrupción en este”.

Miguel Concha, haciendo referencia a la denuncia del papa Francisco de que el sistema ha puesto en su centro al dinero en vez de a Dios y a la persona, animó a “llevar la dignidad humana al centro para lograr un plano superior de unidad, paz y justicia”.

Un horror “antievangélico”

Javier Sicilia dijo sentirse aterrorizado por la situación del país, que “es una fosa común. Los muchachos de Ayotzinapa son prueba del horror. En pleno siglo XXI los están desapareciendo, borrando su paso por su tierra; es un acto demoniaco y antievangélico”. “La Iglesia no está a la altura de esa encarnación que nos están robando”, lamentó. Y es que, a su juicio, no hay llamado alguno por parte de la jerarquía para una verdadera movilización nacional: “Es tiempo de actuar, la Iglesia no puede permanecer dando solo misa. (…) No puede darse culto mientras no haya una presencia encarnada. Como laico, estoy esperando respuesta. Si la Iglesia no lo hace, mantiene a Cristo en el banquillo de los acusados. Si la Iglesia no está altura de estos tiempos, está a la altura de los criminales”, lamentó.

Solalinde, que exigió al Gobierno que pida perdón por tener al país en etapa terminal, llamó a una urgente campaña de educación para “sembrar el Reino de Dios”. “Debe hacerse presente en cuerpo vivo en las marchas y en cualquier circunstancia en donde se pretenda violar la dignidad y los derechos de los mexicanos”, añadió.

María de Jesús Zamarripa lanzó un SOS por los desaparecidos: “La Iglesia jerárquica, guía para millones de personas, tiene la responsabilidad de guiar de manera correcta, para lograr la paz y la reconciliación en México. (…) Hay que hacer una Iglesia de la paz; rezar no es suficiente. O se logra restablecer la confianza, o se confirmará que no hay condiciones para una vida digna en México”, advirtió.

Por su parte, Raúl Vera recordó que “se requiere volver a los pobres, ya que ellos tienen la solución”. Finalmente, el prelado convocó al establecimiento de un proceso constituyente y promovió la necesidad “de hacer una elección popular sin partidos políticos y, así, escuchar el clamor de los pobres”.

En el nº 2.925 de Vida Nueva

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