“La Iglesia es la única voz con credibilidad en Centroáfrica”

El carmelita descalzo Aurelio Gazzera recibe el Premio Derechos Humanos de la Abogacía Española 2014 por su labor en el país

imun14

J. L. CELADA | República Centroafricana “no alcanzará una paz verdadera hasta que no reflexione y trate de cambiar las causas profundas” de la situación actual. Así de tajante se muestra el carmelita descalzo Aurelio Gazzera (Cuneo, 1962), acreedor –junto a Juan José Aguirre, obispo de Bangassou, entre otros– del Premio Derechos Humanos de la Abogacía Española 2014, por “su tenaz lucha” en defensa de los más desfavorecidos de un país al que llegó hace 23 años y al que se dispone a regresar a principios de enero.

“La Iglesia es la única voz con credibilidad en Centroáfrica” [íntegro suscriptores]

El pasado día 11, pocas horas antes de recibir el galardón en el Auditorio Nacional de Madrid, reconocía a Vida Nueva que el camino hacia esa ansiada paz será “muy largo”. ¿Por fin en 2015? “No creo”, responde con un gesto de escepticismo el religioso italiano, sabedor de que “un conflicto como el centroafricano no nace por casualidad, sino que es el fruto de años de errores”. Y habla de corrupción, en el Gobierno y en toda la clase política; de la falta de educación, que resume en un dato, simple pero demoledor: en casi 60 años de independencia, no se ha construido una sola escuela con el presupuesto del Estado. “Hay una gran labor por hacer”, admite, en lo que interpreta como “una llamada a la que la Iglesia debe responder”. No en vano, se trata de una institución que “siempre ha estado presente, que ha corrido riesgos, que ha apoyado a todos y que es una de las pocas voces que ahora se escuchan”.

Un hecho que contradice abiertamente la opinión de quienes explican en términos de “guerra religiosa” lo que está sucediendo en el país. “Los medios internacionales simplifican –se lamenta el P. Aurelio–, es un conflicto ante todo intracomunitario, que tiene razones económicas, porque los musulmanes eran quienes gestionaban el comercio y la vida económica”. Sin embargo, él nunca se ha encontrado con rebeldes de la Séleka cuyo discurso fuera “tener que convertir en musulmanes”, ni ha oído a las milicias Anti-Balaka decir que debían “atacar a los musulmanes por ser musulmanes”. Y recurre a la “bella” intuición que escuchó recientemente a un imán de Malí que había huido de los extremistas de su país: “Dios es tan poderoso que si hubiese querido que todos fuésemos musulmanes, seríamos ya musulmanes. Si no lo ha querido así, alguna razón habrá. Bienvenidos, por tanto, los musulmanes, los cristianos, quien no cree… Cada uno hace su camino según su conciencia”.

Evacuación ciudadana en Bangui, capital del país

Evacuación ciudadana en Bangui, capital del país

Pese a todo, no es ajeno a que República Centroafricana podría ser víctima de la islamización que ya sufren otros países de su entorno, como Nigeria con Boko Haram. “Existe el riesgo –advierte– de que estos movimientos se aprovechen del sentimiento de venganza que puede anidar en el corazón de tanta gente, porque muchos musulmanes lo han perdido todo…”. Un buen modo de evitar este avance del extremismo sería que el programa de desarme y resinserción social puesto en marcha por el Gobierno con la colaboración de excombatientes empezara a dar sus frutos, cosa que no ha sucedido, porque es solo “un discurso político, que requiere inversión económica, pero, además, mucha voluntad”.

Falta de voluntad es también lo que el carmelita descalzo percibe por parte de la comunidad internacional. “Las fuerzas multinacionales de la ONU están haciendo muy poco –explica–, porque su mandato es muy limitado. Durantes estos años, han invertido muchos medios, pero después no hay voluntad”. Lo cual le resulta extraño, porque hay “un riesgo real de que cierto islam se extienda, y eso afectaría a la estabilidad de toda la región y del mundo entero”, reitera, al tiempo que desvela los motivos: “Hay demasiados intereses en juego”. Por no hablar de los dirigentes de los países de la zona, que “han llegado al poder con golpes de Estado, con elecciones fraudulentas… y no tienen credibilidad para enfrentar una situación así”.

Artículo íntegro para suscriptores en el nº 2.922 de Vida Nueva

Compartir