La Curia vaticana adelgazará según el estilo Francisco

Habrá dos grandes consejos pontificios, uno para laicos y familia, y otro más social

 EL PAPA CUMPLE HOY 78 AÑOS CON LA FELICITACIÓN DE LOS FIELES EN LA AUDIENCIA

ANTONIO PELAYO (ROMA) Dios creó el universo en seis días y en el séptimo descansó. El C-9 cardenalacio, constituido por Francisco para ayudarle en la reforma de la Curia, lleva ya siete reuniones… y está aún lejos de finalizar sus trabajos. Los lectores me perdonarán la ironía, porque sé que algunos de ellos se cuestionan su eficacia. Para sosegarles, quisiera recordar que, en la elaboración de la Pastor Bonus, de Juan Pablo II, se emplearon ocho años. 

La Curia vaticana adelgazará según el estilo Francisco [extracto]

El 11 de diciembre, día en el que concluían los trabajos de esta séptima convocatoria, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, nos ofreció a los vaticanistas (que no “vaticinistas”, como recuerda Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica) una información sobre los resultados de la reunión. De los tres días que duró (del 9 al 11), uno y medio lo dedicaron “a la reflexión sobre las observaciones hechas en la reunión de los jefes de los dicasterios de la Curia presidida por el Papa el 24 de noviembre”. Correspondió al secretario del grupo de trabajo, Marcello Semeraro, aseverar que ha habido “una confirmación de las orientaciones tomadas” entonces.

Lombardi hizo notar que “las observaciones eran de carácter más general sobre los criterios que inspiran y que orientan el trabajo de la reforma de la Curia, pero también hay otras más específicas sobre las propuestas que habían sido adelantadas y que se refieren, en concreto, a la agrupación y reorganización de algunos consejos pontificios en torno a dos ejes principales: el de los laicos y la familia, y el de la justicia, la paz y la caridad”.

Aunque, como observó el portavoz, no se ha tomado todavía decisión alguna –“estamos en el curso de un proceso de reforma que tiene aún ante sí tiempos bastante largos”–, lo más probable es que queden reunidos en un único consejo pontificio los actualmente existentes para Laicos y Familia y, en otro, Justicia y Paz, Cor Unum, Migrantes e Itinerantes y la Pastoral de la Salud. Seguirían siendo autónomos los consejos para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el del Diálogo Interreligioso. El Consejo para los Textos Tegislativos se incorporaría al Tribunal de la Signatura Apostólica, el de Cultura se ensamblaría en Doctrina de la Fe y el de Nueva Evangelización sería absorbido por Evangelización de los Pueblos. El Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales queda pendiente de los estudios que está llevando a cabo la comisión especial que preside lord Christopher Patten. Este parece ser el esquema sobre el que se trabaja y que, como novedad, ha empezado a hacerlo sobre un borrador de nueva Constitución elaborado por el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, hombre clave en toda esta vasta operación.

Reforzada Tutela de los Menores

Pope Francis  meets Italian Prime Minister Matteo Renzi and family during private audience at VaticanOtro tema del C-9 fue la andadura de la Comisión para la Tutela de los Menores, a cuyo frente está el cardenal Seán Patrick O’Malley, y cuya sede sede es, por ahora, la Casa Santa Marta. Lombardi informó de que a los actuales ocho miembros que la componen se añadirán otras diez “personas competentes de diversos continentes, de modo que haya una representación de las diversas situaciones culturales y eclesiales”. Tras anunciarse sus nombres el miércoles 17, se prevé que, del 6 al 8 de febrero, en los que está convocada una reunión plenaria de dicha comisión, ya puedan asistir todos ellos.

También se abordó la reorganización de los dicasterios económicos. En esta parte de la reunión, que tuvo lugar en la mañana del 11 de diciembre, estuvo presente el profesor Joseph Zahra, coordinador seglar del Consejo para la Economía, que preside el cardenal Reinhard Marx. Se ha previsto que dicho consejo se reúna antes de la próxima convocatoria del C-9 (del 9 al 11 de febrero), para que pueda presentar al grupo sus consideraciones y propuestas.

Lombardi se reservaba una sorpresa antes de concluir su intervención: el anuncio de que, los días 14 y 15 de febrero, el Papa celebrará un consistorio para la creación de nuevos cardenales, precedido a su vez por un consistorio general del colegio cardenalicio, al que serán presentadas las propuestas tanto de reforma de la Curia como de reordenación de los organismos económicos. Se pone así en marcha la máquina de las candidaturas al capelo cardenalicio. Antes de entrar en este juego de azar, tengamos en cuenta que Francisco no pretende alterar la cifra de 120 cardenales electores prevista por Pablo VI y que, por tanto, en este momento el número de puestos vacantes es solo de ocho, que podrá aumentar en dos o, a lo máximo, cuatro unidades.

Por otra parte, el miércoles 10 se hizo público el Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Paz, el 1 de enero. Como ya informamos en su día, el tema escogido es No esclavos, sino hermanos. Esa mañana tuvo lugar una conferencia de prensa en la que el cardenal Peter Turkson, presidente de Justicia y Paz, ilustró sobre los contenidos más notables de dicho mensaje. En la segunda parte del mismo, el Papa expone los “múltiples rostros de la esclavitud de entonces y de ahora”, aunque “hoy, como resultado de un desarrollo positivo de la conciencia de la humanidad, la esclavitud, crimen de lesa humanidad, está oficialmente abolida en el mundo. El derecho de toda persona a no ser sometida a esclavitud ni a servidumbre está reconocido en el derecho internacional como norma inderogable”.

Millones de “esclavos” hoy

Sin embargo, subraya el Papa, todavía hay “millones de personas (niños, hombres y mujeres de todas las edades) privadas de su libertad y obligadas a vivir en condiciones similares a la esclavitud”; trabajadores y trabajadoras, incluso menores, oprimidos de manera formal e informal; emigrantes que, en su dramático viaje, se ven privados de la libertad y de los que se abusa física y sexualmente; personas obligadas a ejercer la prostitución; niños y adultos víctimas del tráfico y comercialización para la extracción de órganos, para ser reclutados como soldados, para la mendicidad; los secuestrados y encerrados en cautividad por grupos terroristas. “Muchos de ellos –lamenta el Papa– son vendidos varias veces, torturados, mutilados o asesinados”.

En el capítulo titulado “Globalizar la fraternidad, no la esclavitud ni la indiferencia”, Francisco afirma esto: “Debemos reconocer que estamos ante un fenómeno mundial que sobrepasa las competencias de una sola comunidad o nación. Para derrotarlo se necesita una movilización de una dimensión comparable a la del mismo fenómeno. Por esta razón, hago un llamamiento urgente a todos los hombres y mujeres de buena voluntad y a todos los que, de lejos o de cerca, incluso en los más altos niveles de las instituciones, son testigos del flagelo de la esclavitud contemporánea, para que no sean cómplices de este mal, para que no aparten los ojos del sufrimiento de hermanos y hermanas en humanidad, privados de libertad y dignidad, sino que tengan el valor de tocar la carne sufriente de Cristo, que se hace visible a través de los numerosos rostros de los que Él mismo llama ‘mis hermanos más pequeños’”.

Finalmente, el domingo 14, tras haber organizado su particular “lío” en San Pedro, en la ceremonia de bendición de los bambinelli (las figuritas del Niño Jesús que se ponen en los nacimientos domésticos), el Papa quiso reanudar sus visitas a las parroquias romanas de la periferia. Esta vez tocó la de San José, en Boccea. Fue acogido con entusiasmo y, en una pancarta, le anticipaban la felicitación por su cumpleaños, este 17 de diciembre – ¡78 años!–, con un simpático “Buen cumpleaños, Santidad”.

Repitió Bergoglio sus habituales gestos: encuentro con los niños, con los enfermos, con grupos de acción catequista, confesiones,  acogida a los gitanos zíngaros que habitan en un campo cercano a la parroquia y la Eucaristía. “Hay tantas personas –dijo el Papa– que no saben agradecer a Dios: buscan siempre algo para lamentarse. Nunca, nunca un santo o una santa ha tenido una cara fúnebre, nunca; los santos tienen la cara de la alegría o, al menos, en los momentos de sufrimiento, el rostro de la paz”.

En el nº 2.922 de Vida Nueva

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