EDITORIAL VIDA NUEVA | Descentralización y comunión. Estas son las principales características con las que las diócesis españolas afrontan este año la Jornada de la Sagrada Familia, el próximo 28 de diciembre.
Tras más de un lustro convirtiendo esa fiesta litúrgica en ariete reivindicativo contra políticas y gobiernos, además de pantalla para la exhibición del poder de convocatoria de algunos movimientos, el protagonismo vuelve a las familias, a las alegrías y preocupaciones de cada uno de sus miembros, a sus debilidades y esperanzas. Un buen momento, pues, para profundizar en sus diversas realidades, en su poliédrica problemática. Y se podría empezar al menos plasmándola en los cuestionarios que ha enviado el Papa para el Sínodo del próximo año, similares a los que remitió para la Asamblea del pasado octubre. Resulta muy contradictorio que quienes han denunciado el desamparo de la familia no se molesten ahora en solucionar sus males.
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