¿De qué se extraña Pablo Iglesias?

Dicen que Pablo Iglesias, el secretario general y eurodiputado del partido político español Podemos, es un demagogo que vende humo aprovechándose de una indignación a la que se le está subiendo la ira a los ojos. Pero no se le puede negar el fino olfato de un cazatendencias de la política y la sociología más emergente. De ahí que, mientras otros correligionarios se ausentaron para no escuchar el “sermón”, él se haya quedado pasmado con el discurso que Francisco leyó a los eurodiputados en su reciente visita a Estrasburgo. Sería “un honor”, dijo, mantener una entrevista con Bergoglio.

Hay un punto candoroso en esa confesión. Es el de un hombre que milita en una izquierda vaporosa, que coge de aquí y allá para añadir a la marmita en la que cuece su ideario, donde las religiones aún son productos que, cuando no adormecen, lanzan de cabeza a cruzadas, pero que de repente cae en la cuenta de que ese anciano de blanco al que siguen millones de fanáticos es capaz de decir verdades como puños. 

Esta joven promesa de la política, brillante como parece, es, sin embargo, una constatación más de que la enseñanza religiosa en la escuela pública hace aguas por sí sola sin necesidad de que nadie venga a derogarla. Resulta poco decoroso para un profesor de Políticas desconocer que el discurso del Papa no es otra cosa que Doctrina Social de la Iglesia (DSI), esa exudación del Evangelio que empezó a sistematizar León XIII y que invita al ser humano a descubrirse como ser trascendente, dotado de una dignidad inviolable, a pesar de que ha sido pateada por regímenes de todo signo y color. 

Si se ha quedado maravillado con Begoglio, Iglesias se hubiera admirado hace unas semanas en el encuentro de delegados de Pastoral Obrera en Madrid. Lo de ellos es La Doctrina Social de la Iglesia. Pero si extraña este desconocimiento del líder de Podemos, más extraña que esta misma doctrina social sea directamente orillada por quienes presumen de haberla mamado, esos que acompañan su condición de demócratas con el apellido de cristianos, menos entusiastas con el Bergoglio de Estrasburgo.

José Lorenzo. Redactor Jefe Vida Nueva España

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