“Kasper abrió el camino”

Presentados los ‘Lineamenta’ para el Sínodo de 2015, Francisco valora el sincero debate

Pope Francis kisses baby as he leaves general audience in St. Peter's Square at Vatican

ANTONIO PELAYO. ROMA | No han pasado aún dos meses desde la clausura de la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la Familia y ya están en la calle los Lineamenta que han de orientar la próxima asamblea sinodal, en octubre de 2015. No se quiere perder tiempo. A los Lineamenta (se trata en realidad de la relación final de la asamblea ya celebrada) se le ha añadido un cuestionario con 46 preguntas cuyo objetivo es facilitar la recepción del documento y su profundización.

Entre las cuestiones, figura la siguiente: “La pastoral sacramental respecto a los divorciados que han vuelto a casarse necesita una profundización ulterior valorando también la praxis de las Iglesias ortodoxas y teniendo presente ‘la distinción entre situación objetiva de pecado y circunstancias atenuantes’. ¿Cuáles son las perspectivas en las que hay que moverse? ¿Cuáles son los pasos posibles? ¿Qué sugerencias hay para eliminar formas de impedimento no debidas o necesarias?”.

Sobre esta discutida cuestión, tenemos a disposición dos recientes tomas de posición importantes: la del Pontífice reinante, en una entrevista concedida a La Nación argentina, y la del papa emérito, en unas declaraciones al Frankfurter Allgemeine Zeitung. En una larga entrevista con Elisabetta Piqué, el papa Francisco responde así a la cuestión planteada sobre dar o no la comunión a los divorciados vueltos a casar: “Una cosa interesante, que dije en el discurso final también, es que no se tocó ningún punto de la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio. Y en el caso de los divorciados y vueltos a casar, nos planteamos: ¿qué hacemos con ellos, qué puerta se les puede abrir? Fue una inquietud pastoral: entonces, ¿les van dar la comunión? No es una solución si les van a dar la comunión. Eso solo no es la solución: la solución es la integración. No están excomulgados, es verdad. Pero no pueden ser padrinos de bautismo, no pueden leer la lectura en la misa, no pueden dar la comunión, no pueden enseñar catequesis, no pueden como siete cosas más, tengo la lista ahí. Pero si yo cuento esto parecerían excomulgados de facto. Entonces, abrir las puertas un poco más”. A renglón seguido, Bergoglio aclara cuál fue la posición del cardenal Walter Kasper sobre este problema: “Él hace hipótesis, no propone nada propio. ¿Qué sucedió? Algunos teólogos se asustaron frente a esas hipótesis, y eso es esconder la cabeza. Kasper, lo que hizo, fue decir: ‘Busquemos una hipótesis’; es decir, abrió el camino”.

Sin sospechar una estrategia consensuada, en fechas muy cercanas, Joseph Ratzinger concedió una de sus escasísimas entrevistas desde su retiro al corresponsal en Roma del Frankfurter Allegemeine Zeitung, en la que expone su pensamiento sobre la cuestión de marras. Al publicar el cuarto volumen de sus obras completas, en agosto, el papa emérito cambió el texto de un artículo suyo de 1974 sobre la indisolubilidad del matrimonio; en esa versión admitía que la admisibilidad de los divorciados vueltos a casar al sacramento de la Eucaristía “pudiese estar cubierta por la tradición”.

En su reelaboración, Benedicto XVI excluye esa posibilidad, pero insiste en que a esos cristianos “no se les inflija nada que no sea necesario” y “se les haga sentir efectivamente el amor de la Iglesia”. Está de acuerdo, por ejemplo, en que se les admita como padrinos o madrinas de los bautismos. Por otro lado, Ratzinger aclara al periodista Joerg Bremer que “es completamente absurdo que yo haya querido intervenir en el debate sinodal sobre esta cuestión”.

Sobre el uso del cuestionario, en el prólogo de los Lineamenta se afirma que “las conferencias episcopales son invitadas a escoger los modos adecuados para conseguir dicho objetivo [la elaboración del documento de trabajo], involucrando a todos los componentes de las Iglesias particulares e instituciones académicas, asociaciones seglares y otras instancias eclesiales”.

Sin censura previa

En la audiencia del miércoles 10, Francisco inició un ciclo de catequesis sobre la familia. En ella, se refirió al Sínodo afirmando que en él “no ha habido ninguna censura previa; cada uno podía (es más, debía) decir lo que llevaba en su corazón, lo que sinceramente pensaba. Pero esto hace discutir. (…) Siempre, cuando se busca la voluntad de Dios en una asamblea sinodal, hay una diversidad de opiniones y hay discusión. (…) Habría sido una cosa mala la censura previa. No, no, cada uno debía decir lo que pensaba”.

En el nº 2.921 de Vida Nueva

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