Gratitud a la Facultad de Teología de Granada

FRANCISCO SOTO MONTERO. PÁRROCO DE CALAHONDA-CARCHUNA (GRANADA) | El pasado 3 de diciembre se cumplió el 75º aniversario de la erección de la Facultad de Teología de los jesuitas de Granada. Insigne y prestigiosa institución docente que ha formado, nos ha formado, en el saber teológico a cientos de sacerdotes. Al comienzo estudiaban allí solo jesuitas y los seminaristas de Granada y Guadix. También algún que otro seminarista, enviado por su obispo de la provincia eclesiástica (Málaga, Jaén, Almería y Murcia), para obtener un titulo académico. Se comentaba que los sacerdotes que estudiaron en la Facultad estaban muy bien preparados teológicamente. Nuestro reconocimiento y gratitud.

Con los nuevos aires del Vaticano II (1962-65) se van incorporando a la Facultad de Teología alumnos de distintos institutos religiosos, religiosas y laicos. Y hasta los obispos de la provincia eclesiástica, con un magnífico criterio conciliar, desplazan sus seminarios mayores a Granada para que todos los futuros sacerdotes terminen allí sus estudios, aprovechando su reconocido equipo docente. Las aulas se llenaron de alumnos de todos los colores y carismas. El claustro de profesores se amplió, buscando a los mejores de cada diócesis. Años conciliares de búsqueda y esperanza.

Estaba en marcha la nueva teología conciliar, que consistía esencialmente en poner como centro del quehacer de la Iglesia al pueblo y sus necesidades, y no a la jerarquía y sus poderes. Ya no se entiende una Iglesia encerrada en sí misma, sino una Iglesia abierta al mundo, en diálogo con la sociedad y ocupada y preocupada por una sociedad injustamente organizada.

Hoy la Facultad no cuenta con los seminaristas diocesanos de la provincia eclesiástica, sí con los seminaristas de las diferentes institutos religiosos y con un nutrido grupo de laicos y religiosas.

Desde hace una década, los obispos se llevaron a sus seminaristas a sus diócesis, para “tenerlos más cerca”, afirmaban. También hace siete u ocho años, el de Granada crea su propio centro de formación teológica y filosófica. Tal vez la orientación de la Facultad o de algunos de sus profesores no les convencía y optaron hacer mutis por el foro, abandonando esta reconocida institución teológica.

Lamentable paso atrás en la renovación eclesial, en este y en otros campos. Hemos ido pasando de la primavera conciliar, que tanta esperanza despertó, al invierno eclesial, como afirman algunos, para recluirnos nuevamente al abrigo de los templos y la liturgia.

Hoy, el papa Francisco nos anima a ser audaces y creativos. A poner en marcha el Vaticano II. Seguramente, él no hubiese aconsejado abandonar este prestigioso centro teológico, que tanto bien ha hecho en sus 75 años de existencia y que nosotros, como alumnos que fuimos, en distintas etapas, recordamos con cariño y gratitud.

En el nº 2.921 de Vida Nueva

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