Ignorados “porque no tienen petróleo ni usan el terrorismo”

Turquía acoge a miles de cristianos que se han visto forzados a dejar Oriente Medio

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DARÍO MENOR (ESTAMBUL) | Todavía huele a incienso en la catedral del Espíritu Santo de Estambul, principal templo de la comunidad católica de la ciudad euroasiática. Acaba de terminar la ordenación de un sacerdote siro-católico, celebrada con una conmovedora algazara por parte de los cientos de fieles asistentes. Hay caldeos, levantinos, armenios y greco-católicos, representantes de esta variopinta Iglesia que se ha visto enriquecida en los últimos años con los refugiados provenientes de Siria e Irak. La ordenación la preside Ignatius Yousef III Younan, patriarca siro-católico de Antioquía, quien al día siguiente participará en la Eucaristía celebrada por el papa Francisco en esta catedral.

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Ignatius Yousef III Younan, patriarca siro-católico de Antioquía

Bajo un cuadro que representa a san José, situado en una de las naves laterales del templo, el patriarca analiza qué suponen los tres días de visita a Turquía de Jorge Mario Bergoglio: “Nos deja un mensaje de paz, de mutuo entendimiento para todas las personas, también para quienes son fieles de distintas religiones”. Mientras algunos niños refugiados corretean a su alrededor, describe la “dramática” situación que afrontan los cristianos de Mosul y de la Llanura de Nínive, escapados a Turquía o al Kurdistán. “Necesitan asistencia básica. Están cada vez más desesperados porque la comunidad internacional se ha olvidado de ellos. Los ignoran y los rechazan”, denuncia el patriarca, para quien la falta de interés de “las naciones poderosas” hacia las comunidades cristianas de Oriente Medio se explica porque “no tenemos petróleo ni amenazamos a nadie con el terrorismo”.

Estas personas están al otro lado: son víctimas del fundamentalismo islámico que han llevado al paroxismo grupos como el Estado Islámico (EI), cuyo nacimiento, para Younan, se debe en parte a que sigue habiendo quien “quiere imponer su religión con la violencia”. “Pretenden que volvamos a los primeros siglos tras el nacimiento de Cristo, es decir, a las luchas fanáticas, a dividir a las personas y a romper a las comunidades según su religión”, lamenta. Los ataques aéreos de la coalición internacional liderada por Estados Unidos contra el EI son, a su juicio, “insuficientes”. “Tenemos que ver cómo detener a esos fanáticos, a los terroristas, pero también a quienes les venden el armamento o a quienes les financian desde diversos países. No es honesto lo que hacen. Hay que evitar que sigan matando a más personas y, además, de una forma tan violenta, como los bárbaros”.

Riesgo de desaparición

Las consecuencias del EI y de los otros grupos armados que operan en Irak y Siria pueden verse a su alrededor. No hay más que escuchar a los refugiados provenientes de estos dos países que han encontrado acogida en Estambul. Cerca de 300 de estos niños están escolarizados en el centro que gestionan los salesianos en el edificio anexo a la sede diplomática vaticana, donde se hospeda el Papa. Son chiquillos como Yousef, de 11 años, originario del norte de Irak. Lleva un año y medio en Turquía, adonde huyó después de que mataran a su padre. “Aunque en mis papeles ponga que me llamo Mohamed”, dice señalando una tarjeta de identificación, “yo me llamo Yousef y soy cristiano. Quiero irme a vivir a Estados Unidos en cuanto pueda”. Si finalmente consigue empezar una nueva vida junto a su madre, esta familia será una más de las que dejen Oriente Medio, donde existe un riesgo “real” de que acaben desapareciendo los cristianos, según el patriarca.

Pese a las matanzas, la persecución y el éxodo que afronta su comunidad, Younan tiene aún esperanzas de que “se haga algo” para mejorar su situación. Sobre todo al ver que el Papa “ha hecho suya la causa de los que sufren”. Cree que su insistencia logrará que actúen quienes hasta ahora han permanecido en silencio. “Los más poderosos se han comportado con oportunismo, sin ayudar a quienes han sido marginados y perseguidos, especialmente los cristianos y otras minorías en Oriente Medio”. El papa Francisco, recuerda el líder siro-católico, “les ha transmitido a todas las autoridades con las que se ha reunido el mensaje que ya hizo público en Estrasburgo unos días antes: hay que tener más compasión con quienes sufren”. También la fe ayuda a seguir adelante: “Hemos sido perseguidos durante años y seguimos adelante sin renegar de Cristo. Él es la fuente de nuestra fuerza, también en Oriente Medio, donde nos hemos convertido en un objetivo por motivos religiosos. Le pedimos con fe al Señor que nos dé esperanza y paz para todos”.

En el nº 2.920 de Vida Nueva

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