Borges, icono del Atrio de los Gentiles

Borges, icono del Atrio de los Gentiles

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TEXTO Y FOTO: NICOLÁS MIRABET (BUENOS AIRES) | La llama se encendió y se espera que no se apague. El encuentro entre creyentes de distintas religiones, agnósticos y ateos fue un hecho en el Atrio de los Gentiles, una iniciativa del Pontificio Consejo de la Cultura que propone el diálogo de la Iglesia con la sociedad y que este año se ha realizado en Argentina. Las distintas propuestas se llevaron adelante entre el 26 y el 29 de noviembre en tres ciudades: Buenos Aires, Córdoba y San Marcos Sierras. En cada una de ellas se reunieron cientos de personas en cada actividad prevista, desde ponencias intelectuales hasta muestras artísticas diversas.

“El Atrio de los Gentiles es una manera de fomentar el encuentro de las culturas, de las personas, independientemente de sus ideologías, sus costumbres, sus creencias, solo teniendo en cuenta el bien común”. Así lo definió en la apertura la hermana Theresa Varela, vicepresidenta del Foro Ecuménico Social (FES), institución laical que ha estado al frente de la organización de la iniciativa pontificia.

“Este evento tiene que ser la semilla de un proceso que tenga vida”, explicó la religiosa, minutos después de haber culminado el encuentro del cardenal Gianfranco Ravasi con los aborígenes y los hippies que habitan San Marcos Sierras, una localidad rural ubicada a unos 150 kilómetros de Córdoba. “La propuesta de diálogo que nos dejó el Atrio de los Gentiles –animó la representante de FES– es algo que tiene que continuar en la vida cotidiana de las personas, no se puede morir al terminar este evento”.

Las actividades comenzaron en Buenos Aires el miércoles 26. El viernes 28, la jornada completa fue en Córdoba, y el sábado 29 se cerró en San Marcos Sierras. “En Buenos Aires y en Córdoba fue un acontecimiento más de la gran ciudad, pero en el interior, en San Marcos Sierras, fue un verdadero acontecimiento”, detalló Varela.

Durante esos cuatro días hubo mesas de debate sobre la trascendencia, la religiosidad y el agnosticismo de Jorge Luis Borges, además de tratarse temas como la responsabilidad social y ciudadana o la incidencia de los espectáculos artísticos: música, danza, teatro y muestras de arte. El propio papa Francisco, en un mensaje que fue leído por el arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Mario Aurelio Poli, durante el acto de apertura en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, se congratuló por la elección de Borges como eje referencial:

“La reflexión conjunta sobre la figura del eminente escritor constituye ciertamente una base propicia para suscitar un fecundo diálogo cultural y el necesario intercambio de ideas que ayuden a entender más profundamente al hombre en sus relaciones interpersonales y su apertura a la transcendencia”.

Luego, el cardenal Ravasi –que horas más tarde recibiría el doctorado honoris causa de parte de la Pontificia Universidad Católica Argentina– compartió un panel junto con la viuda del autor, María Kodama, el rabino Daniel Goldman y el filósofo Santiago Kovadloff. El purpurado italiano aseguró que “la óptica de Borges no es la del creyente… Es la inquietud del poeta agnóstico”. Kodama consideró que el calificativo agnóstico atribuido a su esposo implica “aprender lo inasible a partir de la capacidad de razonar”.

ESPACIOS DE ENTENDIMIENTO
Uno de los temas abordados en las mesas de debate fue el de la Responsabilidad social y ciudadana, que contó con la participación –entre otros– del sacerdote y teólogo español Ángel Galindo. En el transcurso de su ponencia en la Universidad de Buenos Aires, el rector de la Universidad Pontificia de Salamanca recordó que, “como afirma el papa Francisco, los seres humanos han de superar los conflictos generados por el capitalismo beligerante y el liberalismo económico”. “La corrupción y la crisis –añadió– son ahora problemas más de países ricos que de países pobres, quienes han estado siempre inmersos en ellos. Salir de la indiferencia y provocar reacciones es lo que nos pide el Papa”. En este sentido, Galindo abogó por la búsqueda de espacios de entendimiento. En el mismo ámbito de diálogo y encuentro fue interesante también la perspectiva creyente de los aborígenes. “Los pueblos originarios son como los paganos, se sienten excluidos por la cultura, la pobreza y el color”, recordó Theresa Varela, para explicar el lugar protagónico que ha tenido este colectivo en el Atrio de los Gentiles.

En el nº 2.920 de Vida Nueva

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