“Lo peor ya ha pasado”

Burkina Faso va recuperando la calma tras los graves disturbios de las últimas semanas

 

 

 

 

 

 

 

 

J. L. CELADA |No hay cifras oficiales, pero se habla de más 40 muertos y más de un centenar de heridos como consecuencia de los graves disturbios (saqueos, quema de coches, ajustes de cuentas, destrucción de edificios estatatales…) que tuvieron lugar días atrás en Burkina Faso, después de que, en la mañana del jueves 30 de octubre, un grupo de manifestantes asaltara e incendiara la Asamblea Nacional en Uagadugú. A partir de ese momento, los hechos se precipitaron: la revuelta popular llegó hasta el palacio presidencial, desde donde Blaise Compaoré decretó el estado de sitio y disolvió el Gobierno antes de dimitir y huir hacia Ghana (actualmente, se halla refugiado en Costa de Marfil); poco después, el líder de las Fuerzas Armadas, el general Honoré Traoré, tomaría las riendas del país y de la radiotelevisión pública, mientras la oposición se reunía con el coronel Isaac Zida, elegido por el ejército para encabezar la transición.

A pesar de este panorama, “creo que lo peor ya ha pasado”, confiesa a Vida Nueva el padre Manuel Julián Gallego, de los Misioneros de África, desde Bobo-Dioulasso, la segunda ciudad del país. Más aún, este religioso jienense entiende que “hay que alabar la actitud policial, porque no abrieron fuego contra la multitud y evitaron una gran tragedia, como ha ocurrido en otros países africanos” durante protestas muy similares.

A sus 60 años, ha pasado casi toda su vida misionera en Malí (1977-2013), lo cual no le ha impedido seguir muy de cerca lo que ocurría en el país vecino. Cuando hace algo más de un año llegó a Burkina Faso, se encontró con “un país muy trabajador y organizado a nivel de escuelas, ministerios, salud, una agricultura muy moderna, una minería importante”. “Es verdad –admite– que hay muchas necesidades: falta de agua, electricidad, carreteras malísimas, miles de familias que no pueden tener una parcela para construirse una casa”. Sin embargo, vislumbra esperanzado “un futuro prometedor para Burkina”, ahora que políticos, militares y asociaciones civiles están “todos implicados” en la vuelta a la normalidad. “Se espera la devolución del poder a los civiles muy pronto; aunque no se ha fijado fecha, se habla de 90 días de transición, según el artículo 43 de la Constitución, que por ahora sigue suspendida”, explica el padre blanco español.

Las sombras de Compaoré

La historia reciente de Burkina Faso está ligada a un nombre: Blaise Compaoré, su presidente durante los últimos 27 años (1987-2014). Sin embargo, hay otros personajes cuya sombra “planea” sobre el pequeño país africano, como Thomas Sankara, buen amigo del mandatario ahora huido y presidente (1984-1987) hasta su asesinato con tan solo 37 años. Una muerte sobre la que circulan “diversas versiones” y que sigue todavía hoy “viva” en la sociedad, según el P. Manuel Gallego. No en vano, el posterior golpe de Estado llevaría al poder a Compaoré. Desde entonces (1991, 1998, 2005 y 2010), se ha perpetuado en el cargo. Las próximas elecciones estaban previstas para 2015, pero antes debía reformar la Constitucion para poder presentar de nuevo su candidatura. Ahora será el coronel Isaac Zida, “portavoz” del ejército y número dos de la guardia presidencial, el encargado de devolver el poder a los civiles y organizar la vuelta al orden constitucional.

En manos de Dios

¿Y cómo está viviendo la comunidad católica los últimos acontecimientos? La denominada “semana de la desobediencia civil” –con el toque de queda nocturno, el cierre de escuelas, bancos y comercios, y las manifestaciones–, con “la lógica tensión”, sobre todo durante las noches del 30 y 31 de octubre. Aunque, como ya le sucediera en Bamako, capital de Malí, “en medio de ese silencio sepulcral no tienes miedo, sino una aceptación voluntaria de lo que te pueda pasar y una gran confianza porque estás en manos de Dios”.

Reconoce Gallego que muchos católicos apoyaban a Compaoré porque había proporcionado “paz y estabilidad al país, pero la mayoría son conscientes de que 27 años en el poder son mucho tiempo”. Sobre todo para los jóvenes, entre los que hay “un gran deseo de cambio”. Mientras, desde el Episcopado, el cardenal Philippe Ouédraogo, arzobispo de Uagadugú, ha invitado a sus compatriotas a participar en una novena por la justicia, la paz y la reconciliación en el país. Ahora el P. Manuel solo espera que la presión internacional a nivel político, financiero y de cooperación sea “rápida y eficaz”. De lo contrario, como ya sucedió en Malí, se volverá a “castigar a los más pobres”.

 

El el nº 2.916 de Vida Nueva.

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