La Iglesia en Cataluña ante la consulta del 9-N

Los obispos catalanes han decidido no pronunciarse directamente sobre la consulta del 9 de noviembre de forma colectiva

JORDI LLISTERRI | La prudencia, el diálogo y la apuesta por la convivencia marcan la postura de los obispos catalanes ante la consulta soberanista. Han huido a conciencia de concreciones políticas. Lo cual no quiere decir que los cristianos en Cataluña no hayan tomado su propia postura..

Querríamos que fuesen principalmente nuestros hermanos católicos de otros pueblos de España los primeros en comprender y acoger nuestras aspiraciones. En contrapartida, también tendríamos que ser los católicos catalanes los primeros en abrirnos a sus problemas”. Este texto ya fue escrito en 1985 y refrendado por todos los obispos catalanes. Cierra el capítulo sobre el reconocimiento de Cataluña como nación del popular documento Raíces Cristianas de Cataluña. A las puertas de la convocatoria soberanista del 9 de noviembre, casi treinta años después, el fragmento aún serviría.

Sobre todo porque marca el tono desde el que se pretende que la Iglesia asuma este debate, más aún en las fechas en las que llegan momentos claves de este proceso. Es la “prudencia” y el “diálogo” del que hablan los obispos catalanes en su comunicado del pasado octubre (ver Vida Nueva, nº 2.912). Una apuesta por la convivencia y por el respeto a todas las posturas, que han reiterado repetidamente en todos los documentos aprobados por unanimidad en la Conferencia Episcopal Tarraconense.

REUNIÓN DEL PACTO NACIONAL POR EL DERECHO A DECIDIR EN EL PARLAMENT

Así, la decisión de los obispos catalanes ha sido no entrar en las concreciones políticas, más allá del reconocimiento de la realidad cultural, lingüística y política propia de Cataluña. Pero esto no quiere decir que los cristianos no hayan tomado postura.“Para un cristiano todo tiene relación con todo. Nada nos es ajeno”, explica el periodista Lluís Foix. Exdirector de La Vanguardia y corresponsal en varios países y conflictos, hoy desde Barcelona no ve claro cómo se ha gestionado el proceso soberanista. “Mucha ficción, poco debate y poca pedagogía plural” cree que ha habido en una discusión basada en el derecho a decidir. Afirma que es “un término que no encontrarás en ningún planteamiento de Derecho Comparado. El derecho a decidir lo tengo yo, en cada actuación de mi vida. Otra cosa es plantear el derecho a la
autodeterminación”.

Por su parte, el sociólogo Salvador Cardús ve normal que los cristianos “participen como cristianos en este proceso hacia la independencia”. Profesor titular de Sociología en la Universidad Autónoma de Barcelona y representante destacado del movimiento soberanista, recuerda que hay varios grupos de cristianos apoyando la independencia y que decenas de entidades cristianas se han sumado al Pacto por el Derecho a Decidir auspiciado por el Parlamento catalán. “No digo que un cristiano tenga que ser independentista, pero un cristiano tiene casi la obligación de tomar postura frente a un debate de tanto calado”.

El teólogo Xavier Morlans, profesor de la Facultad de Teología de Cataluña y consultor del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, ha defendido públicamente este compromiso de los cristianos a favor de una consulta. Pero explica que “un católico consecuente con el magisterio de los obispos catalanes y con la Doctrina Social de la Iglesia tiene, básicamente, tres maneras concretas de aplicarlo: aspirar a un máximo de autonomía dentro del Estado español de las autonomías, optar por una articulación federal con el resto de pueblos de España o decidirse por un Estado propio e independiente”.


Los católicos, un poco menos, pero independentistas.

Las encuestas las carga el diablo, pero sirven para intuir tendencias. Así, se pueden consultar resultados muy diversos sobre un hipotético referéndum en Cataluña o sobre las preferencias de los catalanes. Pero hay un dato que se intuye, y que confirman las encuestas: que la mayoría de católicos catalanes tienen un sentimiento identitario o una posición ante la independencia bastante similar a la del resto de la población. Y que entre los católicos sube o baja de la misma manera que en el resto de la población.

Se puede comprobar en los datos de una de las últimas encuestas del CEO, el CIS de la Generalitat de Cataluña. Aunque falla, como todas las encuestas, es una de las muestras más amplias que se realizan en Cataluña, y se pueden consultar en Internet las respuestas segmentadas. Si se filtran los datos cogiendo solo las respuestas de los encuestados que se declaran católicos (el 59%), las diferencias con el resto de la población no pasan de los cinco puntos. Por ejemplo, si la encuesta estima que un 45% de la población prefiere que Cataluña sea un Estado independiente, en el caso de los católicos son el 40%. Lo mismo ocurre con la preferencia por mantenerse como comunidad autónoma, que entre los católicos gana cinco puntos, hasta el 28%.

Las proporciones también se mantienen de forma parecida ante el sentimiento identitario, y con menos diferencias. Tanto en las respuestas de toda la población como en las de los católicos se mantiene el mismo orden de preferencia, con unos porcentajes bastante similares en los tres casos: el sentirse tan catalán como español; solo catalán; y más catalán que español.

 

Artículo completo en el nº 2.916 de Vida Nueva

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