Vincenzo Paglia: “Es difícil que la doctrina toque el corazón”

El presidente del Pontificio Consejo para la Familia habla del Sínodo en Madrid

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | El presidente del Pontificio Consejo para la Familia, Vincenzo Paglia, se ha mostrado hoy en Madrid a la vez autocrítico y esperanzado en su balance sobre la asamblea extraordinaria del Sínodo de la Familia, clausurada dos semanas atrás. Lo ha hecho en la presentación del XVI Congreso Católicos y Vida Pública (14-16 de noviembre), con una larga conferencia en la que ha valorado distintas cuestiones abordadas por los padres sinodales y que, por su enjundia, se podrían resumir en afirmaciones como estas: “Hay una distancia entre el Magisterio y el comportamiento de los fieles, como reflejó el Instrumentum laboris”. “Hemos de acompañar a las millones de familias heridas que hay en este mundo marcado por la soledad y la violencia; también a aquellas en las que no se alcanza la plena realización que deseamos en la Iglesia”. “Hablamos de personas, no de casos a estudiar”. “Es difícil que la doctrina toque el corazón”. “Antes de ser una doctrina, la familia es un don”.

En este sentido, el arzobispo italiano ha reivindicado que “no nos han de dividir temas específicos”, al tiempo que ha reconocido que él hubiera deseado que “todas las parroquias del mundo hubieran participado en la encuesta previa al Sínodo, así como que hubieran sido públicos todos los resultados”. Así, valora que se han tratado con valentía asuntos como el de los católicos divorciados vueltos a casar –“hay que buscar una solución sin atacar a la indisolubilidad”, siendo un compromiso de la comunidad cristiana “abrazar, curar y acompañar” a quienes sufren esta situación– o el de las parejas homosexuales –“hay que acabar definitivamente con todo tipo de marginación” a estas personas–.

Sin embargo, Paglia lamenta que estos temas más “mediáticos” han tenido “un protagonismo excesivo en el Sínodo”, quedando en un lugar secundario cuestiones como el luto ante la muerte de un familiar, la eutanasia, el favorecimiento de una cultura de la adopción –“hay 170 millones de niños abandonados en el mundo” – o el papel de la mujer en la familia y en la Iglesia: “Si los laicos tienen más responsabilidad que los obispos en el reto de generar una nueva primavera familiar, el de las mujeres es aún mayor. Sin ellas nada se entiende. De hecho, en una intervención mía en el Sínodo, hablé así a los presentes: ‘No olvidemos que todos los que estamos aquí somos hijos de una mujer’”.

En su análisis más general, el arzobispo defiende que “vivimos en un momento extraordinario” de “crisis cultural y epocal”, marcado por “la hegemonía de la cultura individualista” y en el que se hace ver que “es insoportable todo lazo de compromiso duradero”. Así, “el culto al yo frente al nosotros” está “destruyendo la familia como en ningún otro tiempo”, haciendo ver que “todas las relaciones basadas en el amor son iguales y equivalen sin más a la familia”, interrumpiendo “por primera vez en la Historia el nexo matrimonio-familia-procreación”. A su juicio, este fenómeno, que “debilita a la familia y también a la propia sociedad”, se ve reflejado en las distintas “crisis que padecen todos los estamentos, desde los partidos de masas hasta la sociedad de naciones”.

Pese a todo, Paglia defiende la esperanza la ofrece hoy en buena parte la Iglesia, que es “la única institución que se hace cargo verdaderamente de las cuestiones de la familia”. Eso implica “una gran responsabilidad”, pues, con el fortalecimiento de las familias y sus valores de “interdependencia y reciprocidad”, se ayudarán a generar sociedades “más solidarias”, desembocando en “una alianza entre pueblos y naciones” por la justicia y la equidad, dando “una respuesta de amor a los pobres y a los más débiles”.

Compartir