Libros

El aburrimiento, Cortázar


En ‘El revés de la trama’ Javier Morales recensiona los cuentos (Páginas de Espuma, 2008) de Hipólito G. Navarro.

L2_Novela

Título: El pez volador. Antología de cuentos

Autor: Hipólito G. Navarro

Editorial: Páginas de Espuma, 2008

Ciudad: Madrid

Páginas: 184

JAVIER MORALES | Ahora que se celebra el centenario del nacimiento del escritor argentino Julio Cortázar, la mejor forma de rendir homenaje al gran Cronopio, uno de los grandes narradores del siglo XX a pesar de algunas voces que lo cuestionan, es releer su obra, sobre todo sus cuentos. También podemos buscar a Cortázar en las obras de alguno de nuestros contemporáneos en los que ha dejado huella. Y, sin ánimo de exagerar, creo que, entre ellos, merece una especial atención Hipólito G. Navarro (Huelva, 1961), “deudor” del mejor Cortázar.

La editorial Páginas de Espuma publicó hace ya algunos años El pez volador, un selección de relatos de Navarro a cargo de otro gran cuentista, Javier Sáez de Ibarra. Kafka, Beckett, el surrealismo, son algunas de las fuentes de las que bebe Navarro, pero, sin duda, es el autor de Casa tomada quien le pone en la pista de salida.

El pez volador, escrito cuando Navarro aún era estudiante de Biología (carrera que nunca llegó a terminar; biólogo interruptus, se autodefine), abre El aburrimiento, Lester (Anaya & Mario Muchnik), un mítico libro que cambió el panorama del cuento español y lo hizo más libre, como la música que sale del saxo de Lester Young.

La búsqueda de los deseos (¡y cuidado con que se hagan realidad!, nos advierte Navarro), el amor y sus caras, un barroquismo y una inventiva verbal en los que se mezclan lo culto y lo cotidiano, el riesgo estilístico, la capacidad para incorporar experiencias extraordinarias en la vida cotidiana, como si lo más normal del mundo fuese encontrarse en la bañera un pez volador, son algunas de las señas de identidad de un autor que siempre nos sacará una sonrisa, un escritor que se divierte escribiendo, que detesta las tramas marcadas de antemano, de ahí que nos gusten tanto sus finales sorpresivos; un escritor capaz de desdoblar la realidad y observarla desde muchos ángulos, y que lo hace improvisando, como en el mejor jazz.

En el nº 2.913 de Vida Nueva

Actualizado
17/10/2014 | 07:00
Compartir