Los obispos no responderán “con formas políticas” a la retirada de la ley del aborto

La Permanente emite una nota en la que
reclama proteger la vida “desde su concepción”

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Los obispos no responderán “con formas políticas” a la retirada de la ley del aborto [ver extracto]

JOSÉ LORENZO | “La vida humana es sagrada e inviolable y ha de protegerse desde la concepción hasta su fin natural”. Es la doctrina clara y rotunda utilizada por los obispos de España –y por los del resto del mundo– cuando se refieren al tema del aborto. Y acaban de repetirla los miembros de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) en la nota Defender la vida humana es tarea de todos [ver íntegra], hecha pública el pasado día 2, tras concluir los trabajos que les reunió en Madrid del 30 de septiembre al 1 de octubre.

Se esperaba un nuevo pronunciamiento episcopal tras el anuncio de retirada –el 23 de septiembre– de la reforma de la ley del aborto, anunciada por el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Cinco días antes, tras la filtración de que ese sería finalmente el destino del anteproyecto en el que había estado trabajando el ya ex ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, el Comité Ejecutivo, aprovechando la convocatoria de manifestaciones provida en varias ciudades españolas aquel fin de semana, emitió el 18 de septiembre la nota En defensa de los más débiles, en donde quería:

Recordar el valor sagrado de la vida humana, desde la concepción hasta su fin natural.

De ahí que, con la retirada consumada, Gallardón dimitido y varios obispos inflamados por lo que consideraron una traición a los votantes del PP, se diese por seguro otro pronunciamiento de la CEE. Pero, a diferencia de otras declaraciones de años precedentes, junto al rechazo rotundo, se percibe una exquisita prudencia para no enardecer los ánimos de una población desencantada con la clase política ni poder ser acusados de estar azuzando la manifestación convocada por 40 organizaciones provida para el próximo 22 de noviembre.

Un equilibrio que se ve claramente en dos de los cinco puntos de la nota. En el segundo, donde se afirma que:

No se puede construir la sociedad democrática, libre, justa y pacífica si no se defienden y respetan los derechos de todos los seres humanos fundamentados en su dignidad inalienable y especialmente, el derecho a la vida, que es el principal de todos.

Y el quinto:

Por otro lado, no es momento, por difícil que pueda parecer, para la desesperanza y el desencanto democrático ante reveses legislativos. Al contrario, son numerosos los voluntarios y las organizaciones de apoyo a la vida, promoción de la mujer y de solidaridad con los más necesitados de la sociedad, quienes nos animan a seguir adelante, extendiendo la civilización del amor y la cultura de la vida.

En todo caso, los obispos tampoco ocultan que en esa tarea de defender la vida humana:

Es especialmente grave la responsabilidad de quienes, habiendo incluido entre sus compromisos políticos la promesa de una ley que aminoraba algo la desprotección de la vida humana naciente que existe en la vigente normativa del aborto, han renunciado a seguir adelante con ellos en aras de supuestos cálculos políticos.

Esta última expresión –“cálculos políticos”– llamó la atención de los periodistas, quienes, en rueda de prensa en la Casa de la Iglesia, pidieron al secretario general, José María Gil Tamayo, mayor concreción. Respondió el sacerdote:

A buen entendedor, pocas palabras bastan. El mismo presidente del Gobierno, al anunciar la retirada, habló de consenso…

Previsible era también que se le preguntara al portavoz su opinión sobre los escritos de algunos obispos muy críticos con el Ejecutivo de Rajoy –“nunca entraré a valorar las manifestaciones de un obispo”– o si la nota de la Permanente podía entenderse como una petición a los fieles para que no se votase al PP. Afirmó:

Los obispos españoles, y especialmente desde el comienzo de la Transición política, a la que quiero referirme y en la que la CEE, liderada por el cardenal Tarancón, tuvo un papel esencial, nunca han dicho a quién se tiene y a quién no se tiene que votar. Sí han hecho una llamada en la línea del Concilio Vaticano II, y consecuente con la mayoría de edad de los laicos, a ejercer su voto con responsabilidad y de acuerdo con su conciencia.

En ese sentido, y referido a las manifestaciones convocadas por varias organizaciones provida, como el Foro Español de la Familia o Red Madre, apuntó que:

Lo que va a hacer la CEE es recordar el principio de humanidad de defensa de la vida. La CEE no va a tomar formas políticas, porque no es su cometido; es una función libre de los ciudadanos en su autonomía en el ámbito de lo temporal. Sí que tiene un ejercicio de iluminación, de dar y prestar la voz a los más débiles, entre los que están los concebidos y no nacidos.

Y volvió a subrayar, para despejar dudas:

Los obispos se van a mover en el ámbito de iluminación de la moral y la doctrina a las situaciones concretas, pero al mismo tiempo con un respeto exquisito y sin traspasar lo que es propio de la autonomía de los fieles cristianos.

El portavoz también reconoció que el Gobierno no había informado a la CEE de su intención de retirar la reforma de la ley.

 

“Reactivado” el documento sobre la realidad social

Juan José Omella.

Juan José Omella.

De los otros temas abordados por la Permanente, el que llamó más la atención fue el del proyecto de documento sobre la realidad social española. Juan José Omella, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, presentó un borrador, que seguirá siendo estudiado por los obispos en la próxima Plenaria, a celebrar del 17 al 21 de noviembre. Se trata de un documento que, como reconoció José María Gil Tamayo, “se ha reactivado” en este momento, donde la crisis sigue golpeando muy fuerte, “para saber dar soluciones desde las instituciones eclesiales”.

Tamayo reconoció la preocupación que los niveles de desempleo suscitan en la CEE y recordó la petición concreta que el papa Francisco hizo a los obispos españoles en visita ad limina “para contribuir de manera decisiva a su solución”, sobre todo al paro juvenil. “El pueblo que sufre esta crisis es también el pueblo de la Iglesia”, afirmó. “Es verdad que está habiendo mejoras [económicas], pero tienen que ser percibidas por quienes están pasando más dificultades”, concluyó Tamayo.

 

Protesta ante el Congreso en noviembre de 2008

Protesta ante el Congreso en noviembre de 2008

Cambio de tono

No son nuevos los pronunciamientos de los obispos españoles sobre el aborto. Desde su despenalización, en 1985, el tema ha sido objeto de numerosos escritos rubricados por la CEE. Pero en los últimos años, coincidiendo con el Gobierno de Zapatero, se elevó el tono de la crítica. Esta estuvo atemperada durante el Gobierno de Aznar, que acogió como propia la ley socialista, salvo en Madrid, donde Gallardón –quién lo diría– se propuso dispensar gratuitamente a las menores la píldora del día después, con el consiguiente enfrentamiento con el Arzobispado.

Por eso, hasta esta nota de la Permanente, los posicionamientos –y sobre todo la explicación pública que hacían de ellos los portavoces de turno– ponían más énfasis en recordar las amenazas de excomunión –también sobre los políticos– que en la misericordia para con quien se veía obligada a un acto de esas características.

En el nº 2.912 de Vida Nueva

 

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