El Evangelio de la familia traza su camino en Roma

En la apertura del Sínodo, Francisco pide “hablar claro y escuchar con humildad”

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Especial: Sínodo extraordinario

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Año y medio después de la elección de Jorge Mario Bergoglio como sucesor de Benedicto XVI en la sede de Roma, se ha abierto la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización.

Francisco durante los debates del Sínodo.

Francisco durante los debates del Sínodo.

De todos los sínodos que he tenido oportunidad de seguir (todos los de los últimos 30 años y algunos de los primeros en los años 60 y 70), este ha sido el que ha provocado mayor interés en la opinión pública mundial. Por varias razones: por ser el primero convocado por el Papa argentino, partidario de una mayor sinodalidad en el gobierno de la Iglesia; por haber sido preparado con una consulta a nivel mundial sobre los mayores problemas que acechan hoy a la institución familiar; por haber suscitado una inusitada polémica entre cardenales favorables o contrarios a nuevos enfoques y posibles nuevas soluciones a los problemas de la familia o de las familias de diverso tipo que hoy coexisten…

Al margen de las especulaciones que se han prodigado estos últimos tiempos en los medios de comunicación sobre algunos cambios “espectaculares” en torno a problemas candentes, lo cierto es que, aunque esta Asamblea no tomará decisión alguna, va a ponerse a prueba la voluntad del papa Francisco de avanzar sinodalmente en el gobierno de la Iglesia. “¿Cómo conciliar en armonía el primado petrino y la sinodalidad? –se preguntaba en la entrevista con el P. Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica, en septiembre del 2013– ¿Qué caminos son practicables también desde una perspectiva ecuménica. Hay que caminar juntos: la gente, los obispos y el papa. La sinodalidad hay que vivirla a diversos niveles. Tal vez ha llegado el momento de cambiar la metodología del Sínodo, porque la actual me parece estática”.

Desde esta perspectiva, pues, esta Asamblea –y la que será su continuación en octubre de 2015– marcará o no un cambio en la ruta milenaria de la Iglesia siguiendo las orientaciones del Vaticano II, ya que fue Pablo VI quien, respondiendo a una petición de los padres conciliares, restableció en 1965 la institución sinodal.
 

Vigilia de oración

El sábado 4 de octubre –festividad de san Francisco– tuvo lugar por la tarde en la Plaza de San Pedro una vigilia de oración por el Sínodo presidida por el Santo Padre, a la que asistieron varias decenas de miles de personas y un buen número de padres sinodales.

Se alternaron momentos de plegaria con testimonios de varias parejas de esposos, y la ceremonia concluyó con una bella exhortación del Papa:

Cae ya la tarde sobre nuestra asamblea. Es la hora en que volvemos a casa con gusto para encontrarnos ante una misma mesa, con el espesor de los afectos, de los encuentros que calientan el corazón y le hacen crecer… Es también la hora de quien se encuentra de tú a tú con su soledad, es el amargo crepúsculo de los sueños y proyectos no realizados… Esta tarde alzamos con nuestra voz una oración, una plegaria por todos.

Después señaló que el Sínodo es:

Acontecimiento de gracia en el que la colegialidad episcopal se manifiesta en un camino de discernimiento espiritual y pastoral. Para buscar lo que hoy el Señor pide a su Iglesia, tenemos que prestar oído a los latidos de este tiempo y percibir el ‘olor’ de los hombres de hoy hasta quedar impregnados de sus gozos y esperanzas, de sus tristezas y angustias (Gaudium et Spes, 1). Así sabremos proponer de forma creíble la buena noticia sobre la familia.

Pocas horas después –ya mañana del domingo 5 de octubre–, en el grandioso marco de la basílica vaticana, se celebró la Misa de apertura del Sínodo. Con el Papa concelebraron los cardenales, patriarcas y arzobispos mayores de las Iglesias orientales, obispos y presbíteros miembros de la Asamblea sinodal: una representación de la pluriforme diversidad de la Iglesia, incluida la variedad de paramentos litúrgicos utilizados por los concelebrantes.

Quien esperase una homilía programática o unas concretas directrices de acción habrá quedado defraudado, porque Bergoglio, en su breve intervención [ver íntegra] –no llegó a diez minutos–, decidió glosar las lecturas del XXVII domingo del Tiempo Ordinario, centradas en la imagen de la viña y en la parábola de los viñadores homicidas, que:

Por su codicia y soberbia, quieren disponer de ella como quieren, quitando así a Dios la posibilidad de realizar su sueño sobre el pueblo que ha elegido… La codicia del dinero y del poder. Y, para satisfacer esta codicia, los malos pastores cargan sobre los hombros de las personas fardos insoportables que ellos mismos ni siquiera tocan con los dedos.

Por si alguno no hubiera entendido la alusión, el Papa añadió:

También nosotros estamos llamados en el Sínodo de los Obispos a trabajar por la viña del Señor. Las asambleas sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales o ver quién es más inteligente… Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño, en su proyecto de amor por su pueblo. En este caso, el Señor nos pide que cuidemos de la familia, que, desde los orígenes, es parte integral de su designio de amor por la humanidad.

Somos todos pecadores –agregó–, y también nosotros podemos tener la tentación de ‘apoderarnos’ de la viña, a causa de la codicia que nunca falta en nosotros, seres humanos. El sueño de Dios se enfrenta con la hipocresía de algunos servidores suyos. Podemos ‘frustrar’ el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. El Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la ciencia, para trabajar con verdadera libertad y humilde creatividad”.


 

Cardenal Rodé: “El Papa es excesivamente de izquierdas”

El cardenal Franc Rodé, que el 23 de septiembre cumplió 80 años, sostiene que las opiniones del papa Francisco sobre el capitalismo y la justicia social son “excesivamente de izquierdas”, lo que él achaca a su origen sudamericano, donde “hay grandes diferencias sociales y grandes debates sobre esta cuestión”. “Pero esta gente –añade el purpurado esloveno– habla mucho y resuelve pocos problemas”. Así se despacha el que fuera prefecto de la Congregación para la Vida Consagrada en entrevista a una agencia de su país, de la que se hace eco Vatican Insider, en la que califica al Pontífice de “genio de la comunicación”.

El Evangelio de la familia traza su camino en Roma [íntegro suscriptores]

En el nº 2.912 de Vida Nueva

 

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