El cristianismo en mi móvil

¿Por qué no llevar también en el bolsillo los puntos más esenciales del cristianismo?

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ANTONIO GIL MORENO, SACERDOTE Y PERIODISTA | Un gran historiador y escritor, José María García Escudero, decía que todo el cristianismo cabe en una sola palabra: “Padre”. Y es cierto. A partir de esa Palabra, fluye todo lo demás: el mundo, la humanidad, las rupturas dramáticas entre Dios y el hombre, el envío de Jesucristo como salvador, la Iglesia, el cristianismo.

He aquí los grandes temas del cristianismo, recogidos en apretada síntesis, para nuestro móvil:

  • Dios
  • Jesucristo
  • La Cruz
  • El Evangelio
  • María
  • Los apóstoles
  • La Iglesia
  • El papa
  • Los obispos
  • Los cristianos
  • Los religiosos
  • La fe
  • La oración
  • El mundo actual
  • La sociedad de nuestro tiempo
  • Las tentaciones de hoy
  • Los últimos papas
  • Luces y sombras de la humanidad.

Estos son los principales temas que abarca el cristianismo. Y de cada uno de ellos, podemos escoger sus destellos principales. Así, en nuestro móvil, “encerramos” lo esencial del cristianismo.

  • Así, en nuestro móvil, tenemos a punto una serie de meditaciones.
  • Así, en nuestro móvil, Dios se acerca a nosotros.

 

El secreto del mundo

El secreto del mundo está en la frase de san Juan: “Dios es amor”. Y en las palabras que recoge el evangelista de labios de Cristo: “Tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo único para salvarlo” (Jn 3, 16). Esta entrega constituye el argumento central del cristianismo. Por eso, una vez al año, el 14 de septiembre, la Iglesia celebra la “Exaltación de la Cruz”.

¿Tiene sentido esta “exaltación” en una sociedad que busca apasionadamente el confort, la comodidad y el máximo bienestar? Más de uno se preguntará cómo es posible seguir todavía “exaltando” la cruz. Cuando los cristianos miramos al Crucificado, no ensalzamos el dolor, la tortura y la muerte, sino el amor, la cercanía y la solidaridad de Dios, que ha querido compartir nuestra vida y nuestra muerte hasta el extremo. No es el sufrimiento el que salva, sino el amor de Dios que se solidariza con la historia dolorosa del ser humano.
 

La silueta de Dios

Dios es la gran Palabra, el gran misterio. El papa emérito Benedicto XVI nos trazó esta hermosa y personal visión sobre Dios:

Nuestro Dios no es un Dios lejano, intocable en su beatitud, sino que tiene un corazón, que es un corazón de carne. Es más, se ha hecho carne para poder sufrir con nosotros, y se hizo hombre para daros un corazón de carne y despertar el amor hacia nuestros hermanos que sufren.

La señal de Dios es la sencillez. Pide nuestro amor: por eso, se hace Niño. No quiere de nosotros más que nuestro amor, a través del cual aprendemos a entrar en sus sentimientos, en su pensamiento y en su voluntad. Dios se ha hecho pequeño para que nosotros pudiéramos comprenderlo, acogerlo, amarlo.
 

Una hermosa noticia

¡Qué hermosa noticia: “Cada uno de nosotros es amado por Dios”! Y, por tanto, no estamos solos, ni desamparados, ni podemos sentirnos huérfanos, mientras recorremos los senderos de la historia. Dios es un Padre de ternuras y bondades, que ha colocado al hombre como dueño del universo y le ha otorgado el titulo precioso de “hijo por adopción”.

Así explica el papa emérito Benedicto XVI la “filiación divina”: “Dios está en el origen de la existencia de toda criatura, y es Padre de modo singular de cada ser humano: con él o con ella, tiene una relación única, personal. Cada uno de nosotros, es querido, es amado por Dios. Y también en esta relación con Dios podemos, por decirlo así, ‘renacer’, es decir, llegar a ser lo que somos.

Esto acontece mediante la fe, mediante un ‘sí’ profundo y personal a Dios como origen y fundamento de nuestra existencia. Con este ‘sí’, yo acojo la vida como don del Padre que está en el cielo, un Padre a quien no veo, pero en el cual creo y al que siento en lo más profundo del corazón, que es Padre mío y de todos mis hermanos en la humanidad, un Padre inmensamente bueno y fiel”.
 

El estilo de Dios

El papa Francisco nos ha hablado varias veces del “estilo de Dios”. ¿Cómo es ese “estilo de Dios”?

  • Dios no es impaciente con nosotros, que frecuentemente queremos todo y enseguida, también con las personas.
  • Dios es paciente con nosotros porque nos ama, y quien ama, comprende, espera, da confianza, no abandona, no corta puentes, sabe perdonar.
  • Dios nos espera siempre, aún cuando nos hayamos alejado.
  • Él no está nunca lejos, y si volvemos a Él, está preparado para abrazarnos”.

 

Jesucristo: El rostro visible de Dios (I)

“Y nosotros –se pregunta el teólogo José Antonio Pagola–, ¿podemos ver el rostro de Dios?”. Y responde así: Jesús es el rostro visible de Dios. Todo Él, sus palabras, sus enseñanzas, sus gestos, sus actuaciones, todas sus obras, manifiestan cómo el Padre ama a los hombres. Es el amor suyo, un amor tierno, sensible, cercano, total, fiel.

  • Un amor que se hace perdón y misericordia, comprensión y cercanía, tolerancia, aceptación de cada uno como es.
  • Un amor que consuela a los tristes, lucha por la justicia y la libertad de los injustamente tratados, alivia los dolores, cura las enfermedades, devuelve a cada persona su dignidad y defiende sus derechos…
  • Y ese amor es especialmente entrañable con los más débiles, los más pobres, los marginados, los necesitados de ser amados.

 

Jesucristo: Así lo contempla el papa Francisco (II)

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El papa Francisco contempla así a Jesucristo:

Jesús no quiere obrar solo. Vino a traer al mundo el amor de Dios y quiere difundirlo con el estilo de la comunión, con el estilo de la fraternidad. Por ello, forma inmediatamente una comunidad misionera. Inmediatamente los entrena para la misión, para ir. Pero atención: el fin no es socializar, pasar el tiempo juntos; no, la finalidad es anunciar el Reino de Dios. ¡Y esto es urgente! También hoy es urgente. No hay tiempo que perder en habladurías, no es necesario esperar el consenso de todos, hay que ir y anunciar.

La paz de Cristo se lleva a todos, y si no la acogen, se sigue igualmente adelante. A los enfermos se lleva la curación, porque Dios quiere curar al hombre de todo mal. ¡Cuántos misioneros hacen esto! Siembran vida, salud, consuelo en las periferias del mundo.

Palabras del papa Francisco, en el ángelus del 7 de julio de 2013.
Al término de la misa que celebró con los seminaristas, novicios y novicias.

 

Jesucristo: Un hombre de tres tiempos (III)

“Jesús, un hombre de tres tiempos”. Así define a Jesús el cardenal Martini, el que fuera arzobispo de Milán:

  • El primer tiempo de Jesús es el de la acción: Jesús cura, anuncia el Evangelio del Reino, defiende a los pobres, da de comer a la multitud, llama y envía a los discípulos… Si se le quita a Jesús ese tiempo queda irreconocible. No es Él.
  • El segundo tiempo de Jesús es el de la oración: el de un cara a cara con su Padre, fuera del alcance de la gente. Jesús, que encuentra a Dios mientras va de camino, a veces se sale del camino para encontrar a Dios. Se trata del mismo Dios, pero buscado y encontrado de otra manera. Es el tiempo del discernimiento, de la pregunta hecha a Dios cara a cara. Sin este tiempo, Jesús quedaría mutilado, ideologizado, sin sus raíces en su Padre, Dios.
  • El tercer tiempo de Jesús es el tiempo de los discípulos, a los que dedica muchos esfuerzos de formación; de los amigos y amigas, en los que busca apoyo, descanso, gozo…”.

 

Virgen con el Niño, pintura de Murillo

Virgen con el Niño, de Murillo.

María, “una mamá” (I)

Acaso el papa que más tiernamente nos ha hablado de la Virgen María ha sido el papa Francisco, quien proclamó en la fiesta del Santo Rosario del año 2013:

María es una mamá. Una mamá ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien, por ello los educa a no ceder en la pereza –que también se deriva de un cierto bienestar–, a no conformarse con una vida cómoda que se contenta solo con tener algunas cosas. La mamá cuida a los hijos para que crezcan más y más, crezcan fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir compromisos en la vida, de tender hacia grandes ideales.

Y subrayó con fuerza:

La Virgen nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser hombres y cristianos de una manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada vez más hacia lo alto.

Antes de añadir:

Una mamá, además, piensa en la salud de sus hijos, educándoles también para afrontar las dificultades de la vida. No se educa, no se cuida la salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin obstáculos. La mamá ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con valentía, a no ser débiles, y saberlos superar, en un sano equilibro que una madre ‘siente’ entre las áreas de seguridad y las zonas de riesgo. Y esto una madre sabe hacerlo.

 

María refleja las bellezas del sol (II)

María es como la luna, que refleja todas las bellezas del sol:

  • Amor acogido: “María lo recibe todo de Dios”.
  • Amor correspondido: “María, con todo su ser, responde a Dios”.
  • Amor compartido: “María no es ajena al mundo, comparte…”.

 

Qué nos diría María a los cristianos de hoy (III)

¿Qué nos diría María a los cristianos del siglo XXI? ¿Qué consejos nos daría? Al menos, los cuatro que practicó en su vida:

  • “Escuchad a los mensajeros de Dios, como yo escuché al arcángel Gabriel, en la Anunciación”.
  • “Haced la voluntad de Dios, como yo realicé, con mi Hágase, pronunciado de corazón”.
  • “Salid deprisa al encuentro de los que os necesitan, como yo salí al encuentro de mi prima Isabel”.
  • “Sed fuertes en los momentos difíciles, como yo lo fui al pie de la Cruz”.

Siguientes apartados (solo suscriptores):

  • ¿QUÉ NOS DIRÍA MARÍA A LOS CRISTIANOS DE HOY? (III)
  • LA FE: UNA EXPERIENCIA FAMILIAR (I)
  • LA FE: ASÍ LA CONTEMPLA EL PAPA FRANCISCO (II)
  • LA FE: ¿CÓMO HEMOS DE TRANSMITIRLA? (III)
  • “LA IGLESIA ES VERDADERAMENTE MADRE” (I)
  • “LA IGLESIA SOMOS TODOS” (II)
  • LA MISIÓN DE LA IGLESIA (III)
  • LOS DESTELLOS DE LA IGLESIA (IV)
  • ¿QUÉ HEMOS DE HACER EN ESTA HORA?
  • LOS ÚLTIMOS PAPAS DE LA IGLESIA
  • LAS SEIS CARACTERÍSTICAS DE UN OBISPO
  • LA MUERTE
  • RESURRECCIÓN (I)
  • RESURRECCIÓN: EL CIRIO PASCUAL (II)

El cristianismo en mi móvil (PDF solo suscriptores)

En el nº 2.910 de Vida Nueva. Del 27 de septiembre al 3 de octubre de 2014

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