Editorial

Contra la instrumentalización de la religión

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En Albania, el papa Francisco clamó contra quienes quieren escudarse en Dios a la hora de proyectar actos de violencia

Vaticano11

VIDA NUEVA | Durante décadas, Albania bien podría haber tenido en sus 200.000 búnkeres el símbolo que le definía: un país cerrado a cal y canto, gobernado desde el fin de la II Guerra Mundial por los más dogmáticos postulados comunistas, con una población sometida por un régimen de terror, aislada incluso de los otros satélites soviéticos y que se vanagloriaba de ser el primer país ateo de la Historia.

Este triste destino comenzó a cambiar en 1985, cuando murió el dictador que la había llevado a esos extremos, Enver Hoxha. No sin mucho sufrimiento, pero apenas tres décadas después, el país que vio nacer a la Madre Teresa de Calcuta, ya no es aquella nación traumatizada, recelosa y atrasada. Renacida de sus cenizas, con las profundas herida sociales en fase de cicatrización, incluso se puede permitir, con humildad y sencillez, dar algunas lecciones de convivencia y tolerancia.

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Enver Hoxha

Madre Teresa.

Madre Teresa.

De ahí que el que era considerado el patio trasero de Europa, haya sido elegido por el papa Francisco para, en una visita de doce horas, dejar mensajes –y gestos, claro– de gran calado sobre la convivencia entre comunidades en un momento en que, como aseguró hace unos días, el mundo vive “una tercera guerra mundial por capítulos”.

Efectivamente, cuando el fundamentalismo religioso se ha empeñado en convertirse en principal actor geopolítico, Francisco ha querido desactivar la espoleta espiritual con la que quienes no son más que terroristas tratan de justificar sus atrocidades en Oriente Medio, el África subsahariana o algunas zonas del continente asiático.

Albania, un país donde el ateísmo generó muchos mártires, es hoy un ejemplo de tolerancia entre las distintas religiones y las confesiones cristianas. De hecho, de las 300.000 personas que participaron en la misa en la Plaza Madre Teresa de Calcuta, en Tirana, la capital, se calcula que al menos una tercera parte eran musulmanas u ortodoxas. Ante ellos, Bergoglio reconoció que:

El clima de respeto y confianza entre católicos, ortodoxos y musulmanes es un bien precioso para el país y adquiere un relieve especial en este tiempo en el que, de parte de grupos extremistas, se desnaturaliza el auténtico sentido religioso y en el que las diferencias entre las diversas confesiones se distorsionan e instrumentalizan.

Encuentro con líderes de otras religiones.

Encuentro con líderes de otras religiones.

No son nuevas estas exhortaciones del Papa. De hecho, no gustan a esos mismos que barnizan su odio con soflamas religiosas, como los miembros del Estado Islámico, grupo del que se dice que ha amenazado con acabar con la vida del Pontífice. Pero ni esto le arredra a la hora de poner las cosas en su sitio. Dijo también:

Que nadie piense que puede escudarse en Dios cuando proyecta y realiza actos de violencia y abusos. Que nadie tome la religión como pretexto para las propias acciones contrarias a la dignidad del hombre y sus derechos fundamentales, en primer lugar, el de la vida y el de la libertad religiosa.

No extraña que, ya en el avión de vuelta, Francisco no quisiera, ante los periodistas, quitar protagonismo a lo vivido esa jornada para dársela al Sínodo de la Familia y a la polémica en que estos días lo han envuelto algunos cardenales. Ahora no tocaba.

 
En el nº 2.910 de Vida Nueva