Francisco clama contra los “planificadores del terror”

En el centenario de la Gran Guerra, en Redipuglia, teme que se instigue una tercera

Misa por las víctimas de la Gran Guerra de 1914-1918.

Misa por las víctimas de la Gran Guerra de 1914-1918.

Francisco clama contra los “planificadores del terror” [ver extracto]

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Pocas veces un centenario se conmemora en un contexto histórico que ponga tan en evidencia el sabio principio ciceroniano: “La historia es maestra de la vida”. Me refiero a los cien años del desencadenamiento de la I Guerra Mundial (1914-1918), recordados estos días en los que la actualidad nos pone ante los ojos realidades que parecen presagiar el estallido, una vez más, de la atroz violencia que supone todo conflicto bélico.

Tan sabia lección ha vuelto a ser evocada por el papa Francisco en su viaje del sábado 13 de septiembre para visitar, en la región de Friuli-Venecia Julia (noroeste de Italia), el cementerio austro-húngaro y el sagrario militar donde reposan los restos de más de 100.000 italianos caídos durante los sangrientos combates que enlutaron el mundo a comienzos del siglo XX.

El día amaneció lluvioso, casi otoñal, cuando el Papa aterrizó en el aeropuerto de Ronchi dei Legionari de la ciudad de Trieste; desde allí se dirigió a Fogliano (provincia de Gorizia), donde se encuentra el cementerio en el que reposan unos 10.000 soldados del ejército imperial austro-húngaro (más de la mitad de ellos no identificados). En solitario, caminó por el prado, sembrado de pequeños túmulos funerarios, con las manos cruzadas en actitud orante. A la salida, con un grupo de niños, recitó el avemaría pidiendo a los pequeños que no dejasen de rezar por la paz.

Desde allí, en automóvil, se dirigió a Redipuglia. Ya revestido con los ornamentos litúrgicos, subió pausadamente los 23 escalones que conducen a las dos inmensas tumbas donde reposan decenas de miles de cadáveres. Después de las notas del “silencio” interpretadas por un trompeta militar, Bergoglio inició el rito eucarístico, en el que participaron unas 15.000 personas; de ellas, 10.000 eran militares, en su mayoría italianos, pero también pertenecientes a ejércitos de otros países implicados en la contienda mundial
 

“Es una locura”

La misa fue concelebrada por los cardenales Pietro Parolin, secretario de Estado; Christoph Schönborn, arzobispo de Viena; el arzobispo de Zagreb, Josip Bozanic; el emérito de Praga, Miloslav Vlk, y el esloveno Franc Rodé, así como por numerosos ordinarios militares, entre ellos, el arzobispo castrense español, Juan del Río.

El primer párrafo de la homilía papal regaló a todos los medios informativos un título. Dice así:

Viendo la belleza de esta zona, en la que los hombres y mujeres trabajan para sacar adelante a sus familias, donde los niños juegan y los ancianos sueñan… Aquí, en este lugar, solamente acierto a decir: la guerra es una locura.

(…) Mientras Dios lleva adelante su creación y nosotros los hombres estamos llamados a colaborar en su obra, la guerra destruye. Destruye también lo más hermoso que Dios ha creado: el ser humano. La guerra trastorna todo, incluso la relación entre hermanos. La guerra es una locura: su programa de desarrollo es la destrucción, ¡crecer destruyendo!.

Pero la condena papal no podía quedar ahí. “La avaricia –dijo después–, la intolerancia, la ambición de poder… Son motivos que alimentan el espíritu bélico, y estos motivos a menudo encuentran justificación en una ideología; pero antes está la pasión, el impulso desordenado. La ideología es una justificación, y cuando no es la ideología está la respuesta de Caín: ‘¿A mí qué me importa? ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?’. La guerra no se detiene ante nada ni ante nadie: ancianos, niños, madres, padres… ‘¿A mí qué me importa?’”.

El Pontífice concluyó: “Hoy, tras el segundo fracaso de una guerra mundial, quizás se puede hablar de una tercera guerra combatida ‘por partes’, con crímenes, matanzas, destrucciones. Para ser honestos, la primera página de los periódicos debería llevar el titular: ‘¿A mí qué me importa?’. En palabras de Caín: ‘¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?’. También hoy –aseguró con voz apenada– hay muchas víctimas… ¿Cómo es posible? Es posible porque también hoy, en la sombra, hay intereses, estrategias geopolíticas, codicia de dinero y de poder, y está la industria de los armamentos, que parece ser tan importante. Y estos planificadores del terror, estos organizadores del desencuentro, así como los fabricantes de armas, llevan escrito en el corazón: ‘¿A mí que me importa?’”.

Al final de la misa, al Papa se le ofreció la cartilla militar de su abuelo Giovanni Bergoglio, que combatió en el ejército italiano entre 1916 y 1918. “He escuchado –había dicho el pasado 6 de junio– muchas historias dolorosas de los labios de mi abuelo, que combatió en la batalla del Piave”.
 

Próximo destino, Albania

Siempre en terreno de viajes, el que realizará el Santo Padre a Albania este domingo 21 es ya inminente. En un encuentro mantenido con los informadores el lunes 15, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, resaltó que la fe de los mártires asesinados por el comunismo ateo y el diálogo interreligioso serán los dos temas clave de la visita. Se trata, como es sabido, del cuarto viaje internacional de Francisco y del primero a un país europeo; que Albania sea realmente un estado “periférico” dentro del Viejo Continente, no le resta importancia a los ojos de Bergoglio.

Otro aspecto que el portavoz jesuita ha resaltado es que, sin minusvalorar las amenazas de los yihadistas contra el Papa, no deben ser exageradas en el contexto de este viaje:

Si la pregunta es: ‘¿Les consta que haya amenazas específicas por las que sea necesario tomar medidas muy particulares?’. La respuesta es ‘no’. Por lo tanto, no nos consta que haya amenazas ni riesgos específicos por los que habría que cambiar el modo con el que el Papa se comporta y el viaje ha sido organizado. No. Vamos tranquilos, se va a usar el jeep de la Plaza de San Pedro en el trayecto más importante, que recorrerá Tirana en medio de las gentes, porque sabemos que el Papa desea no tener obstáculos para encontrarse con ellas.

Finalmente, el director de la Sala de Prensa señaló que las dos figuras emblemáticas del viaje serán la Madre Teresa de Calcuta (nacida en Albania) y san Juan Pablo II, cuya visita al país en 1993 marcó un hito en su historia religiosa.

Sin abandonar la agenda viajera del Santo Padre, el propio Lombardi declaró el jueves 11 lo siguiente: “Confirmo lo comunicado esta mañana en Estrasburgo por el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz: el papa Francisco ha aceptado la invitación de visitar el Parlamento Europeo y dirigir un discurso a sus miembros con ocasión de una sesión solemne. La visita tendrá lugar el 25 de noviembre próximo”. Juan Pablo II visitó la institución europea en octubre de 1988.

Para finalizar con este capítulo viajero, al día siguiente, una nueva declaración del portavoz vaticano confirmaba los rumores que habían circulado previamente sobre una visita del Pontífice a Turquía para responder a una invitación de Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla.

Resultaba obvio que la presencia del Papa en Estambul coincidiría con la festividad de san Andrés (30 de noviembre), en la que todos los años una delegación vaticana asiste a las celebraciones del apóstol patrono de las Iglesias ortodoxas. El jesuita informaba que esa misma mañana había llegado al Vaticano la carta con la que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, le transmitía al Papa la invitación oficial para que visite su país. “Se procederá pues –continuaba el comunicado vaticano– a la preparación del viaje en los últimos días de noviembre, pero la duración y el programa del viaje en sí mismo no han sido aún definidos”.

Cambiando radicalmente de tema, Ada y Sandro, Daniela y Giorgio, Francesca y Marcello, Gabriella y Guido son los nombres de cuatro de las veinte parejas que el domingo 14 contrajeron matrimonio en la basílica de San Pedro, en presencia de Francisco, que presidía por vez primera este rito en la basílica vaticana.

Veinte parejas de edades muy diversas (entre los 25 y los 58 años) y con situaciones previas diferentes: algunos llevaban conviviendo ya algún tiempo y otros llegaban al matrimonio con la propia prole. Fueron seleccionados por el vicario del Papa para Roma, el cardenal Agostino Vallini, siguiendo las propuestas de los párrocos y después del preceptivo proceso de formación al sacramento.

La larga procesión de los contrayentes, acompañados por sus padres, se puso en marcha desde el fondo de la basílica hasta el altar de la Confesión, donde les esperaban los padrinos; ellas, todas de blanco riguroso, y sus esposos, a la altura de circunstancias tan solemnes.

Para su homilía, el Papa se inspiró en el relato de la peregrinación del pueblo de Israel en el desierto como metáfora de la vida de la Iglesia y de las familias. Dijo:

Este pueblo hace pensar en la Iglesia que camina en el desierto del mundo de hoy, hace pensar en el Pueblo de Dios, compuesto en su mayor parte por familias. (…) Esto hace pensar en las familias, en nuestras familias en camino por las vías de la vida, en la historia de cada día. Es incalculable la fuerza, la carga de humanidad contenida en una familia: la ayuda recíproca, el acompañamiento educativo, las relaciones que crecen con el crecer de las personas, la participación en las alegrías y en las dificultades. (…) El matrimonio es esto: el caminar juntos de un hombre y de una mujer, en el que el hombre tiene la tarea de ayudar a su esposa a ser más mujer y la mujer tiene la tarea de ayudar al marido a ser más hombre. Es la reciprocidad de las diferencias.

 

Consejos a los matrimonios

Bergoglio, que conoce bien las insidias que surgen en el camino (“no es un camino sin conflictos”, afirmó), entiende que eso es lo normal: “Os aconsejo que no acabéis nunca una jornada sin hacer la paz. Nunca. Es suficiente un pequeño gesto. Y así se continúa caminando”. Como conclusión, les inquirió: “El matrimonio es símbolo de la vida, de la vida real, no es una telenovela”.

Hubo lágrimas en los rostros de muchos y, especialmente, de muchas. Para todos tuvo el Papa un sonrisa, un gesto de cercanía, unas palabras de felicitación (“os deseo la felicidad”). Como regalo de los veinte nuevos esposos al Santo Padre, se han comprometido a construir, con la ayuda de Cáritas, un centro de agregación social en una de las periferias de Roma.

Finalmente, los días 10 y 11 de septiembre, ha tenido lugar en Hanoi el quinto encuentro del Grupo Conjunto de Trabajo entre la Santa Sede y Vietnam. Las delegaciones estaban presididas por Antoine Camilleri, vicesecretario para las Relaciones con los Estados, y el viceministro de Asuntos Exteriores vietnamita, Bui Thanh Son.

En el comunicado conjunto, ambas partes han percibido “con satisfacción el desarrollo positivo de las relaciones entre la Santa Sede y Vietnam, puesto en evidencia por los crecientes intercambios y contactos a todos los niveles”.

El establecimiento de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Vietnam, opinan los especialistas, no se demorará mucho tiempo, sobre todo después de que el papa Francisco declarara, regresando de Corea, que la Iglesia está abierta a cualquier mejora en sus contactos con los países asiáticos.

En el nº 2.909 de Vida Nueva

  • El Papa Francisco en Redipuglia: ¡la guerra es una locura!:

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