Carlos Osoro: “Soy para todos, no solo para un grupo determinado”

Osoro llega a Madrid para sustituir al cardenal Rouco y Cañizares ocupará la vacante de Valencia

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Carlos Osoro: “Soy para todos, no solo para un grupo determinado” [ver extracto]

FRAN OTERO | Aunque en los días previos era un secreto a voces, el pasado 28 de agosto se confirmó, tres años después de presentar su renuncia al Papa, el relevo del cardenal Antonio María Rouco Varela al frente del Arzobispado de Madrid.

Carlos Osoro será el nuevo encargado de pastorear la sede madrileña tras cinco años como arzobispo de Valencia, a los que hay que sumar sus experiencias anteriores en Oviedo y Ourense. Un movimiento que ha desencadenado la llegada del cardenal Antonio Cañizares a Valencia procedente de Roma.
 

Carlos Osoro

  • Casteñeda (Cantabria), 1945
  • Licenciado en Teología, con premio extraordinario, y Filosofía en la UPSA
  • Rector del Seminario Monte Corbán (Santander), 1977-1997
  • Obispo de Ourense, 1997
  • Arzobispo de Oviedo, 2002
  • Arzobispo de Valencia, 2009
  • Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), 2014
  • Arzobispo de Madrid, 2014

Considerado el hombre de Francisco en España, aunque él dice que es “un obispo más”, Osoro parece seguir la estela del pontífice argentino, según se desprende de sus primeras palabras tras la comunicación de su elección. De hecho, fueron frecuentes sus referencias a la cultura del encuentro y dijo querer ser obispo de todos y para todos. “Soy de todos. Mi vida es para todos, no para un grupo determinado. Ni siquiera solo para los creyentes”, afirmó en rueda de prensa en Valencia.

Momentos antes, en una carta dirigida a la Archidiócesis de Madrid y que leyó de viva voz al comunicar su nombramiento [ver íntegra], hizo ya una declaración de intenciones:

Sé que mi vida no es para mí, sino para vosotros. Recibidla con mis pobrezas, pero con la seguridad de que la gastaré junto a vosotros y con vosotros para anunciar a Jesucristo y hacerle creíble. Como los primeros cristianos, deseo vivir junto a vosotros la valentía apostólica que viene dada por el Espíritu Santo: anunciar a Cristo, llevar hacia delante la Iglesia, hacer perceptible la maternidad fructífera de la Iglesia será mi pasión.

En la misiva se dirige uno por uno a todos los colectivos que integran la diócesis. Dijo, en primer lugar, a los sacerdotes:

Os necesito a todos. El ministerio que hemos recibido me hace sentir ya vuestra cercanía y comunión, por ello conoceros será mi primera tarea. (…) Sabéis muy bien que la misión no se limita a un programa o a un proyecto, es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, que tiene dos salidas: el encuentro con el Señor y el encuentro con los hombres para anunciarle a todos siendo servidores llenos de misericordia.

A los futuros presbíteros les dijo que son “una preocupación y ocupación capital” en su vida y ministerio, mientras que a los religiosos y religiosas que forman la Vida Consagrada en Madrid les pidió colaboración y ayuda:

Cuento con vosotros. Os necesito. A través de toda mi vida, siempre he estado unido a la Vida Consagrada, es más, pertenecéis, estable y firmemente a la vida y a la santidad de la Iglesia, enriquecéis con vuestra presencia mi ministerio y la comunión eclesial.

 

Inmigración y crisis económica

Especialmente significativas fueron las palabras que dirigió a los laicos, a quienes recordó su llamada a anunciar el Evangelio en la cultura, en la famila, en el trabajo, en los medios de comunicación social, en el deporte, en el tiempo libre, en la animación del orden social, en la vida pública…

En este sentido, se refirió a dos cuestiones importantes y que tienen mucho que ver con la defensa de la dignidad de cada persona, sobre todo, en los tiempos de crisis en los que vivimos. Hizo alusión a la situación de los inmigrantes:

Los cristianos tenemos que hacer ver y gustar que nadie es extranjero en el Pueblo de Dios, todos somos hijos de Dios y por ello hermanos de todos los hombres.

También a los que sufren la crisis y, en concreto, el desempleo:

El trabajo forma parte del plan del amor de Dios, es un elemento fundamental para la dignidad de la persona humana, el trabajo nos unge y nos colma de dignidad, nos hace semejantes a Dios, da capacidad para mantenerse a sí mismo, a la familia y hace crecer y desarrollarse a un pueblo. Siempre y juntos, tenemos que buscar movernos por criterios de justicia social y no por concepciones economicistas. (…) Tengamos pasión por crear la cultura del encuentro.

A los jóvenes les pidió que se jueguen la juventud “por grandes ideales, por hacer presente la Vida”, que no se encierren en sí mismos, que no tengan miedo de soñar cosas grandes. Añadió:

La novedad de Dios que se nos revela en Jesucristo, no se asemeja a las novedades humanas, que son provisionales, pasan y siempre buscan algo más o establecen a la larga, divisiones, odios, rupturas, enfrentamientos, dicen no a la cultura del encuentro. La novedad de Dios, nos hace caminar contracorriente, pues Él nos da la fuerza de su amor, con Él podemos hacer todo, hasta poner en juego nuestra vida, de tal manera que ella sea prolongación del amor mismo de Dios, que no ve enemigos sino hermanos. Apostad por un mundo que merezca la pena.

 

Antonio Cañizares: el 4 de octubre

  • Utiel (Valencia), 1945
  • Doctorado en Teología en la UPSA
  • Profesor de Teología y director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas en Valencia (ISCR), 1978-1992
  • Obispo de Ávila, 1992
  • Arzobispo de Granada, 1997
  • Creado cardenal, 2006
  • Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), 2005-2008
  • Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, 2008-2014
  • Arzobispo de Valencia, 2014

Al cierre de esta edición, todavía no se conocía la fecha en la que el arzobispo electo de Madrid tomará posesión de su cargo, algo que sí estaba cerrado en su diócesis de procedencia. En Valencia, el cardenal Cañizares iniciará su ministerio como arzobispo de Valencia el próximo 4 de octubre, a las 11 horas, en la catedral.

Llega a Valencia con el “gran gozo de volver a la Iglesia que me engendró como sacerdote”. Y es que la diócesis no tenía al frente a un arzobispo valenciano desde 1920. Valenciano, pero de Utiel, la zona castellano-hablante de la diócesis, por lo que uno de sus primeros desafíos es aprender “la dulce y propia lengua valenciana”. Lengua que le es familiar “aunque por ahora no la hable, pero que espero que me enseñéis vosotros a hablarla bien y pronto”, como ha dicho en sus primeras palabras, informa desde Valencia José Ramón Navarro.

Aunque con su estilo propio, Cañizares también manifestó, en otra misiva [ver íntegra], su deseo de ser obispo de todos y, en particular –dijo, citando a santo Tomás de Villanueva– “obispo de lo pobres y de la reforma de la Iglesia y de la sociedad de su tiempo”. Añadió:

Quiero ser obispo, padre, pastor y hermano de los pobres y desamparados, de los que sufren, de los que se sienten o son excluidos: es la única manera de ser de todos.

Su deseo, continuó, “es y será hablar de Dios” y reconoció no llevar en la cartera ningún proyecto preconcebido y prefabricado, “solo estar atento a Dios y a sus signos”.
 

El desafío de la unidad

Como ha insistido a lo largo de su trayectoria episcopal, Cañizares apunta “un gran desafío que no puedo omitir y apremia”: la unidad en la Iglesia y en España. Explicó:

La unidad, en primer lugar, en la Iglesia: que seamos y estemos unidos como una piña para evangelizar y así recobrar el vigor de una fe vivida. La unidad en un proyecto común en que todos quepamos y aportemos, todos recibamos de esa misma unidad, sin excluir a nadie, con mano siempre tendida a todos. Es un desfío para España y también de la Iglesia que en ella peregrina. Vuelvo a Valencia, vuelvo a España y llevo conmigo una gran preocupación: España misma. Quiero a Valencia, como quiero, por eso mismo, a España y me duele, como a tantos, España. Lo que moverá mi actuación, pues soy de todos y para todos, será únicamente anunciar y ofrecer el Evangelio destinado a todos, este es el mejor servicio al hombre y a la sociedad, a todos, que puede ofrecer la Iglesia para hacer surgir una humanidad nueva, una tierra nueva donde habite la justicia. Ofrezco mi colaboración comprometida, leal y libre con cuantos tienen o ejercen responsabilidades y funciones sociales y políticas en Valencia y en España, que se enfrentan a tan importantes problemas, afectadas ambas por una severa crisis económica, a la que subyace una crisis moral y humana, que urge superar.

Se abre con estos nombramientos una nueva época episcopal en España, en la que queda por resolver el nombre del próximo arzobispo de Barcelona y en la que se inicia la renovación, al cumplir la edad canónica sus obispos entre este año y el próximo, de hasta nueve diócesis: las de Barbastro-Monzón, Lleida, Segovia, Vitoria, Burgos, Mérida-Badajoz, Astorga, Jaén y Ciudad Real.

En el nº 2.907 de Vida Nueva

 

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