La esperanza retorna a Gaza

Alto el fuego “indefinido” y suspensión del bloqueo a la Franja, vigente desde 2007

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La esperanza retorna a Gaza [ver extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Después de 50 días de encarnizados enfrentamientos en Gaza en la mayor crisis registrada entre Israel y Hamas en los últimos años (zanjada, por el momento, con más de 2.000 muertos, más de 11.000 heridos y casi 300.000 refugiados, la gran mayoría palestinos, según datos de la ONU), la sorpresa llegó el pasado 26 de agosto, cuando, en solo unas horas, se anunció que la mediación de Egipto había tenido éxito (pese a fracasar las cuatro anteriores treguas) y tanto el presidente palestino, Mahmoud Abbas, como representantes del Ejecutivo israelí encabezado por Benjamin Netanyahu, anunciaban la entrada en vigor de un alto el fuego “completo e indefinido”.

Pero no solo eso, sino que también se hacía pública la suspensión del bloqueo a la Franja de Gaza por parte del Ejército hebreo, vigente desde 2007. Desde ya, mientras se abren negociaciones para tratar de resolver el statu quo definitivo en la zona, se permitirá la entrada de ayuda humanitaria y materiales de reconstrucción (ver recuadro).

De este modo, aunque nada hacía prever un desenlace así, se vuelve en gran parte a la situación de hace siete años, cuando Hamas venció en las elecciones gazatíes, lo que tuvo dos repercusiones principales:

  • Por un lado, Israel estableció un bloqueo de la Franja al considerar a la milicia islamista como un grupo “terrorista”.
  • Por otro, Palestina quedó dividida en dos, quedando enfrentadas entre sí las autoridades de Cisjordania (centro de la ANP de Abbas) y las de Gaza, controladas por Hamas.

Situación que concluyó el pasado abril, una vez que la ANP y Hamas pactaron la conformación de un gobierno técnico de unidad nacional para todos los palestinos; hecho que, a su vez, causó el rechazo de Israel y el comienzo de unas hostilidades que acabaron desembocando en este último enfrentamiento.
 

“Una fábrica de desesperados”

Al cierre de esta edición, aún no había reacción eclesial a este acuerdo de cese de la violencia, pero eran significativas las declaraciones a Fides del patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal, al analizar una de las anteriores treguas temporales:

La tregua que ha comenzado es algo bueno, pero no servirá de nada si las condiciones en Gaza siguen siendo las de una tierra desesperada en estado de asedio, donde solo puede crecer el miedo y la frustración que alimentan el odio. Casi parece que se busque hacer de Gaza una fábrica de desesperados, listos para convertirse fácilmente en extremistas dispuestos a todo. (…) Hasta los túneles construidos en Gaza son un producto del embargo a su manera: si se pone fin a este asedio, si se abren las calles y se permite la libertad de movimientos de personas y mercancías, si se permite la pesca libre en el mar frente de Gaza, entonces todo podrá hacerse más superficial y nadie tendrá que cavar túneles subterráneos para pasar.

Por el momento, y en espera de comprobar la evolución de los acontecimientos, la apertura de las barreras en Gaza, siete años después del inicio de su bloqueo, hace que se abra, al fin, un rayo de esperanza.

 

Ahora, la reconstrucción

Aunque la situación sigue siendo muy inestable, desde el primer momento en que entró en vigor, la población gazatí no dudó en salir a la calle para celebrar la firma de un alto el fuego que, a diferencia de las anteriores treguas, no tiene un plazo para su cierre. Así, desde ahora empieza para la comunidad local el inicio de una costosa reconstrucción, que el presidente palestino, Mahmoud Abbas, calificó de “prioritaria”. Para abordar la misma (aparte de las numerosas bajas personales, las pérdidas materiales son enormes, quedando una Gaza devastada en muchos barrios), ya se ha convocado una cumbre que se celebrará dentro de una semana en la capital egipcia y que coordinará el Gobierno palestino de unidad nacional.

Al suspender Israel su bloqueo, diversas instituciones, encabezadas por la ONU, enviarán un amplio contingente de ayuda material y personal. Y, como han hecho a lo largo de toda esta crisis y desde siempre, las instituciones eclesiales continuarán volcándose en la atención a la población más afectada. Se cumpliría así el deseo manifestado a Fides por el patriarca Fouad Twal, que no dudó en denunciar la inacción de la comunidad internacional: “Nosotros hacemos lo que podemos con Cáritas y los recursos del Patriarcado, pero recibimos muy poco apoyo desde el exterior; nos llega muy poca ayuda concreta y efectiva. No es suficiente con mensajes y declaraciones hechas en la Red para decir: ‘Estamos con vosotros’”.

En el nº 2.906 de Vida Nueva

 

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