‘Barbacoa de amigos’: el segundo viaje

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JOSÉ LUIS CELADA | Camino de los 50, la vida traspasa su previsible ecuador, el vigor juvenil empieza a ser un recuerdo, se acentúan las angustias y la crisis adulta llega para quedarse. Los sueños de antaño se desvanecen, la sensación de fracaso amenaza con desbaratar el frágil equilibrio interior y aflora a la superficie una ansiedad nada saludable.

Sin embargo, también puede ser este un tiempo de revelaciones, de nuevas perspectivas que se abren, de oportunidades insospechadas… Todo ello lo describía admirablemente, hace ya casi una década, el jesuita australiano Gerald O’Collins en El segundo viaje. Despertar espiritual y crisis en la edad madura (DDB, 2005). Y el cine ha tratado de ponerlo en imágenes –eso sí, con desigual fortuna–, gracias a su proverbial disposición para escrutar las emociones humanas.

Casi siempre lo ha hecho aprovechando celebraciones o reencuentros, cumpleaños o vacaciones familiares, ceremonias de graduación o funerales… ¿Quién no recuerda, por ejemplo, aquel implacable –e impecable– exorcismo colectivo ideado por el británico Kenneth Branagh en compañía de Los amigos de Peter (1992)? ¿O el más reciente rosario de Pequeñas mentiras sin importancia (2010) que el francés Guillaume Canet ponía en boca de un grupo de viejos colegas durante su descanso estival? Pues bien, su compatriota Eric Lavaine ha decidido ahora reunir a otros nueve compañeros de correrías para someterlos a su particular terapia de choque en torno a una Barbacoa de amigos.

Como ocurriera con otros títulos de este subgénero, una enfermedad, un accidente o un simple susto acostumbran a ser el detonante de cuanto sucede a continuación. En este caso, el infarto que sufre el protagonista (Lambert Wilson) no solo supone un problema cardíaco, sino “una señal, un momento para hacer limpieza”, como él mismo reconoce. Se resiste a envejecer o, al menos, a “parecer viejo”, porque nunca ha renunciado a sus ideales de juventud.

Sin embargo, se abre ante sí la posibilidad de jubilarse de la empresa familiar, de holgazanear, de fumar… Un período de ocio voluntario que propicia tantos encuentros como desencuentros (matrimoniales, grupales…), pero por los que el director galo pasa prácticamente de puntillas.

Así las cosas, esta Barbacoa de amigos se convierte en una fiesta menor, plagada de lugares comunes en forma de reproches, lecciones y huidas hacia adelante, sin otros alicientes que su ajustado reparto (donde no faltan los estereotipos de cualquier colectivo: el tonto, el pesado, la invisible…) y ciertos toques de humor que aligeran la pretendida carga de profundidad de la cinta. Por no hablar de un final made in Hollywood que quema definitivamente todas las naves con las inmadureces y conflictos de los personajes a bordo.

Queda claro que no resulta fácil emprender “el segundo viaje” sin perder el norte, pero hay travesías condenadas a vagar a la deriva ya desde su salida del puerto.

 

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Barbecue .

DIRECCIÓN: Eric Lavaine.

GUIÓN: Héctor Cabello Reyes y Eric Lavaine.

FOTOGRAFÍA: François Hernández.

MÚSICA: Gregory Louis y Romain Tranchart.

PRODUCCIÓN: François Cornuau, Vincent Roget.

INTÉRPRETES: Lambert Wilson, Franck Dubosc, Florence Foresti, Guillaume de Tonquedec, Lionel Abelanski, Jérôme Commandeur, Sophie Duez, Lysiane Meis, Valérie Crouzet.

En el nº 2.905 de Vida Nueva

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